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Gestión activa, gestión pasiva... ¡Todo es mentira!
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Javier Molina

Aprender a Invertir

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Gestión activa, gestión pasiva... ¡Todo es mentira!

El impacto de las emociones, como decía, provoca que todo sea mentira. En acciones, en bonos, en oro...

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Todo es mentira. La gestión activa, la gestión pasiva e incluso la crítica que hice en esta misma sección. Todo mentira. Y usted tiene la culpa. Sí, sí…usted. Vamos, el 90% de los inversores entre los que, me apuesto lo que quiera, justamente se encuentra usted. Con independencia de si utiliza análisis técnico, fundamental, algoritmos o corazonadas en su proceso de inversión. Y esta vez no puede culpar al sistema, al desconocimiento o al director de la sucursal bancaria de turno. El sistema es inocente. Es usted quien comete el error. Es usted el que no tiene estrategia ni disciplina alguna. O si la tiene, en un momento dado, se olvida. Y eso le cuesta dinero y hace que se quede perplejo ante el movimiento del mercado mientras mira desde la barrera. Cuántos ¡lo sabía! han salido de su boca mientras, los precios, siguen su camino y sus ahorros no suben o, lo que es peor, se mueven en el sentido contrario.

La mayor de las mentiras en las que se cae puede verse en el siguiente gráfico. 100.000 USD de 1996 invertidos en S&P, en modo pasivo, serían hoy casi 500.000. Lo hemos visto y escuchado muchas veces. Y nos anima a invertir. A querer ser partícipes de la fiesta. Sin duda, la mejor de las opciones de inversión que tenemos. Todo mentira pues, en ese gráfico teórico a la par que comercialmente atractivo, no se le ha incluido a usted. De ahí que diga que todo es mentira puesto que no participará en ese alza, ni de chiripa. Lo es pues no controla sus sentimientos ni sus emociones. Y eso le juega siempre una mala pasada.

Le he visto perseguir a los precios, comprar bien para vender al día siguiente lamiendo un triste 2% mientras esa acción bien comprada sigue su movimiento alcista de forma impecable. También le he visto no colocar stop de protección, no querer asumir unas mínimas pérdidas hoy que todavía no es tarde…para escuchar decirle que, por supuesto, invierte a largo plazo…muy largo de facto. Y eso, si hay milagro. Y me lo dice mientras mira el gráfico de precios del Popular, el que se anunciara como el banco más rentable del país… Su comportamiento ante el mercado no es racional sino emocional. Se invierte la fórmula mágica que todos los gurús le dan y la convierte en “Compro caro para vender barato”. Justo lo que le muestra el gráfico.

Y no me lo invento. Fíjese en la entrada y salida de flujos en los fondos en ese mismo período. No tiene desperdicio. En este caso el americano. El español, que es aún peor, merece un artículo propio.

Las emociones juegan malas pasadas a la hora de invertir. La primera de ellas sería la visión de corto plazo. Se tiende a preferir beneficios inmediatos ante ganancias futuras posibles. Por muy prometedoras que estas sean. Y eso hace que se salga de mercado antes de hora con escasos beneficios. La segunda de las emociones que juega en contra es el miedo a perder. Pero no lo aplicamos de inmediato. No se aplican técnicas de “stop loss” para cortar rápido. Lo que se hace es aguantar las posiciones para, tiempo después, entrar en fase de pánico y vender como sea y al precio que sea. Normalmente, muy tarde y con pérdidas importantes.

La tercera de las emociones que nos pierden como inversores es la arrogancia. El inversor piensa, de media, que es mejor que el resto de inversores. De facto, un estudio sobre la materia concluye que el inversor sobrestima su rentabilidad en un 11,5% anual. Y esa soberbia le lleva a realizar más operaciones de la cuenta. A querer estar todo el tiempo invertido. Y ese exceso de operaciones suele llevar a pérdidas. Podríamos seguir definiendo otros sentimientos que nos dominan pero, a grandes rasgos, esos serían los principales y más recurrentes.

Las emociones juegan malas pasadas a la hora de invertir

El impacto de las emociones, como decía, provoca que todo sea mentira. En acciones, en bonos, en oro, etc. No se crea ni uno de esos gráficos de largo plazo pues, muy poquitos inversores, han obtenido esa rentabilidad. Se estima que la media de pérdida de rentabilidad, en los últimos 20 años, está sobre el 4% anual. Es decir, si el mercado ha subido un 8,19% anual en ese período, la media de los inversores no han ganado más de un 4,19% al año. Y si tomamos el último ejercicio de 2015, mientras que el S&P500 subió un 1,38%, la media del inversor en fondos de acciones obtuvo pérdidas del 2,88%. En el caso de inversores en fondo de renta fija, si se toma la rentabilidad del índice Barclays Aggregate Bond que fue del 0,55%, el inversor medio perdió un 3,11%, es decir, una diferencia del 3,66%. Puede ver los datos ampliados en esta tabla resumen (fuente: Dalbar’s 22nd Annual report).

La falta de paciencia también está tras estos malos resultados. No se puede tener visión de largo plazo si no mantengo las posiciones en el plazo acorde. Fíjese como el número de años medio que se mantiene un fondo de acciones, en los 20 últimos años, es de poco más de 3 años. Si es de renta fija, de justo 3 años y, en caso de gestión activa, de 4,6 años. Fuente Dalbar’s 22nd Annual Report.

Estos americanos alucinarían si vieran que en nuestro país hemos tenido y tenemos, fondos garantizados a 4 y 5 años donde el inversor, a cambio de una rentabilidad probable muy cercana a 0%, aguarda pacientemente a su vencimiento. Y muchos, hasta renuevan…será cosa de las emociones, en este caso, movidos por el miedo a no perder.

Al final, todo esto para concluir que nuestro comportamiento estará siempre influenciado por las sentimientos y las emociones. Pero que debemos aprender a gestionarlas y dominarlas para que no interfieran en nuestra toma de decisiones. El cortar beneficios rápidamente y dejar correr las pérdidas, actuar en base a impulsos o seguir a la masa, deberían ser acciones meditadas y evitadas. Es muy importante tener claro el perfil de riesgos que quiero asumir y la estrategia a desarrollar antes de invertir. Si consigue hacerlo, cuando nos veamos en el próximo seminario de formación de Madrid o Barcelona podrá comentarme que estaba muy equivocado y que mi artículo de hoy es eso, una mentira.

Buen fin de semana.

Todo es mentira. La gestión activa, la gestión pasiva e incluso la crítica que hice en esta misma sección. Todo mentira. Y usted tiene la culpa. Sí, sí…usted. Vamos, el 90% de los inversores entre los que, me apuesto lo que quiera, justamente se encuentra usted. Con independencia de si utiliza análisis técnico, fundamental, algoritmos o corazonadas en su proceso de inversión. Y esta vez no puede culpar al sistema, al desconocimiento o al director de la sucursal bancaria de turno. El sistema es inocente. Es usted quien comete el error. Es usted el que no tiene estrategia ni disciplina alguna. O si la tiene, en un momento dado, se olvida. Y eso le cuesta dinero y hace que se quede perplejo ante el movimiento del mercado mientras mira desde la barrera. Cuántos ¡lo sabía! han salido de su boca mientras, los precios, siguen su camino y sus ahorros no suben o, lo que es peor, se mueven en el sentido contrario.

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