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Si quiere ganar en bolsa, ¿por qué no copiar?
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Javier Molina

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Si quiere ganar en bolsa, ¿por qué no copiar?

Entre esa parte que prefería estar en la cafetería jugando a mus antes que estudiar, y que copiaban después, el porcentaje de tipos exitosos supera a los que no han hecho muchas cosas

Foto: Foto de recurso de un tiburón
Foto de recurso de un tiburón

En mis tiempos de universitario uno podía distinguir tres tipos de alumnos; los listos (que no eran muchos), los normales (que formaban el grueso de los estudiantes) y unos pocos que se dedicaban a copiar. Entre los primeros, los casos de triunfos profesionales posteriores son altos. Entre los segundos hay de todo, casos de triunfo y dramas varios. Pero, curiosamente, entre esa parte que prefería estar en la cafetería jugando a mus antes que estudiar, y que copiaban después, el porcentaje de tipos exitosos supera a los que no han hecho muchas cosas. Imagino que tanta técnica aprendida en ese tiempo (desde las chuletas imposibles de descifrar hasta el walkman con salida de auricular por la muñeca), les ha servido para moverse en estos tiempos modernos con resultados por encima de lo esperado. Si hubieran tenido el acceso a la tecnología de hoy, su éxito hubiera sido hoy total.

Si esa misma división la aplicamos al tipo de inversor que acude al mercado, encontramos que las cosas no son tan distintas. Unos pocos se dedican a innovar y tratar de encontrar sistemas de inversión disruptivos. A unos les funciona y otros lo siguen intentando. Serían los listos de antaño.

Otros, esa gran mayoría, intentan moverse con las tendencias y anhelan poder comprar barato para vender caro después. En este caso, los resultados no suelen ser los esperados. Basta fijarse en los flujos de dinero que entran y salen del mercado con respecto a la rentabilidad conseguida. El siguiente gráfico, aplicado al mercado americano (para que vea que el miedo y la codicia no entienden de nacionalidades) muestra cuándo se entra y sale del mercado de acciones con respecto a la valoración del índice.

Desde 1996 podemos ver que la historia se repite. Cuando el S&P alcanza sus valores de rentabilidad máximos, el inversor acude a comprar. Y cuando el mercado cae, ese mismo inversor se dedica a vender. Justo lo contrario a lo que perseguía inicialmente.

Por último, tenemos a los copiones que pasan de innovar y no se dejan llevar por emociones. Van a puro resultado y el fin, justifica los medios. Como antaño, deciden que hay que copiar al que triunfa y dejarse de esfuerzos innecesarios pues los resultados son inciertos. Y la tecnología, como ya saben, es su principal aliada.

Sin tener que buscar mucho, existen aplicaciones que les permiten conocer (con algo de retraso, eso sí) lo qué están comprando esos inversores de éxito para sus propios fondos. Por ejemplo, Warren Buffett tomó una participación interesante en Apple a principios de 2016 y no ha hecho más que incrementar esas posiciones desde entonces. Eso lo podemos ver hasta gráficamente y con cierto grado de detalle. Según el último informe, son más de 57 millones de acciones las que tiene Buffett en la compañía.

Además, si bien es cierto que la gestión de los tiempos es siempre con retraso, sí podemos ver la tendencia de lo comprado (o vendido) trimestre a trimestre y ver si aumentan o disminuyen. Y ese volumen se puede contextuar con respecto al precio. Si su precio medio de entrada está sobre los 100-110 dólares, a precios de hoy puede ver rápidamente la rentabilidad.

Del mismo modo y, para los principales 'hedge funds' que toman posiciones en acciones, se pueden observar las mayores posiciones abiertas y la ponderación en sus fondos. Lo más popular y cuántos de esos fondos tienen acciones de la misma empresa.

Así mismo, podemos ver la cartera completa de cualquier gestor de 'hedge', el estilo de inversión que aplica y el valor de sus posiciones.

Puede también sacar la ponderación por sectores y, por ejemplo, saber exactamente (con ese retraso) cuáles son los títulos bancarios donde la apuesta es más fuerte. Fíjese que Wells Fargo representa un 16% del total sector bancario de Buffett.

Si esta opción no le convence, existen otras Apps que también intentan replicar esta idea. Se basan en la posibilidad de copiar a los traders más exitosos de las redes sociales. De forma automática, establece sus objetivos, inversión y a quién desea imitar. La aplicación se encargará del resto.

Para que vea que esto no es una tontería, ya existen estudios que justo entran en este análisis de la influencia social en el trading y los resultados son bien interesantes. La rentabilidad obtenida por estos copiones supera en un 30% a la rentabilidad de los que van “solos” al mercado. Analizadas 50 millones de operaciones realizadas en eToro, el 85% de esas copias dieron resultados positivos en comparación con el 55% de las lanzadas sin copiar. Es decir, la copia social también puede funcionar.

En definitiva, que viendo la rentabilidad media de los inversores (y de muchos gestores) y su poco acierto con respecto a los momentos de entrada y salida, casi es mejor copiar y no tratar de innovar. No suena muy profesional pero, en esto de gestionar el dinero, lo que importa como decían esos estudiantes desde la cafetería de la universidad, es el resultado obtenido. Podemos estar o no de acuerdo con ellos pero, al menos, el esfuerzo de estudiar lo que hacen los más listos nos puede dar ciertas pistas de cómo enfrentarnos al mercado y no salir trasquilados. Cosa que, a la vista de las pruebas arriba presentadas, parece suceder con cierta frecuencia y repetición. Ahora solo le queda lo más difícil, descubrir a quién copiar. Buen fin de semana.

En mis tiempos de universitario uno podía distinguir tres tipos de alumnos; los listos (que no eran muchos), los normales (que formaban el grueso de los estudiantes) y unos pocos que se dedicaban a copiar. Entre los primeros, los casos de triunfos profesionales posteriores son altos. Entre los segundos hay de todo, casos de triunfo y dramas varios. Pero, curiosamente, entre esa parte que prefería estar en la cafetería jugando a mus antes que estudiar, y que copiaban después, el porcentaje de tipos exitosos supera a los que no han hecho muchas cosas. Imagino que tanta técnica aprendida en ese tiempo (desde las chuletas imposibles de descifrar hasta el walkman con salida de auricular por la muñeca), les ha servido para moverse en estos tiempos modernos con resultados por encima de lo esperado. Si hubieran tenido el acceso a la tecnología de hoy, su éxito hubiera sido hoy total.

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