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El incendio no es inminente, y además no desatará un infierno
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Carlos Doblado

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El incendio no es inminente, y además no desatará un infierno

Los índices han escalado mucho y durante largo tiempo, y más de una vez corregirán de forma sensible durante el actual mercado alcista generacional, que nació en marzo de 2009

Estos días he hablado con dos buenos amigos, con muchos años en el mundo de los mercados. Uno de ellos es Javier Molina, del que seguro que han leído su último y exitoso artículo en esta casa sobre las señales que muestran el exceso de euforia.

Ambos están preocupados y comprendo sus motivos. Los índices han escalado mucho y durante largo tiempo, y más de una vez corregirán de forma sensible durante el actual mercado alcista generacional, que nació en marzo de 2009. Ya sucedió, de hecho, el pasado septiembre/octubre, aunque los argumentos que podían alegarse contra el mercado ya estaban a la vista a principios de 2014. Lo sé bien porque me equivoqué buscando un techo que a Wall Street nunca llegó. Ambos aceptan, como yo, que el mercado esquien quita y da razones, pero piden precaución. Es inteligente y honrado, pues no es fácil renunciar al dinero que todo el mundo quiere ganar. Y dándolo por bueno, el trabajo que a mí me quedaría por delante es doble: ¿Cuándo estará el mercado listo para comprar sus ideas? ¿Qué tipo de corrección podríamos vivir cuando llegue el momento?

He venido mostrándome escéptico con la capacidad de los bajistas durante la reciente corrección, tanto por la estructura desarrollada por los precios en Europa -no se puede subir siempre- como por el hecho de que Wall Street no hubiera perdido un solo soporte. Y con los nuevos máximos crecientes vistos en algunos índices de Nueva York, parece que tenemos argumentos para vivir un tramo alcista adicional que provoque ciertos comportamientos que suelen verse antes de una corrección relevante en tiempo -como la de 2014 para el conjunto Europa o para el Russell2000 en Wall Street- o en profundidad -como la de 2011 en todo el mercado salvo el Nasdaq-. La primera es una auténtica maldición para los que discuten la tendencia en pro de una mayor protección del capital frente a los avatares del camino.

Uno de esos elementos es el optimismo inversor, extremado desde principios de 2014. Los nuevos máximos del mercado no han producido un serio repunte en la media bull/bear de la encuesta más famosa del mundo, la de Investors Intelligence. Podría ser el principio de una divergencia, que es algo que suele producirse antes de una corrección relevante. Otra elemento es el ratio put/call, que estos días ha marcado altos no vistos en años. Pero es muy volátil si se usa tal cual. Por eso los analistas técnicos solemos usarlo a través de una media. La que más me gusta es la 10 sesiones, y en tal caso estamos muy lejos de tener una lectura extrema como la que, por ejemplo, se vio a principios de 2014.

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Japón y los emergentes -incluso Brasil- no parecen ofrecer grandes riesgos dede un punto de vista técnico sino todo lo contrario… Bajo mi punto de vista, a Europa, y sobre todo tras la mejora técnica de esta semana de la que le he dado cuenta desde mi análisis global diario, al mercado europeo le faltaría una subonda alcista desde los mínimos del pasado octubre para tener un ciclo de Elliott completo. Por su parte, el S&P500 debe buscar resistencia creciente y el Nasdaq100 conseguir los máximos del año 2000 en gráfico ajustado por dividendo y ampliación antes de estar listo para una corrección relevante en tendencia.

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¿Pero qué significaría eso?

Es ahí donde no nos ponemos de acuerdo. Ya antes de la actual corrección publiqué algo llamado que los árboles no te impidan ver el bosque. Vivimos en una subida libre absoluta, casi sin excepción, en gráficos total return. Y si no usa esos charts no se está enterando de lo que ha pasado y, por tanto, no trabaja sobre los datos que le deben sugerir, técnicamente, lo que debiera pasar. Bajo mi punto de vista podemos ver correcciones sensibles como la de 1987, 1993, 1997, 1998 o 2011, y pueden ser violentas. Pero no soy capaz de creer que ha llegado la hora de un 1929, un 1973, un 2000 o un 2007. Por dos motivos:

En 2013 los índices norteamericanos salieron de una lateralidad de más de una década en gráficos total return, que a mi juicio son los mejores para comprender las expectativas del mercado. Es algo que he contado profusamente en mi blog, www.carlosdoblado.com. Acérquese, estoy seguro de que se convencerá de la mayor bondad de estos gráficos, especialmente para el largo plazo. En Europa habríamos empezado a salir en 2014 y estaríamos completando el proceso en 2.015; algo a lo que se apunta también Japón. Pensar en que el Ibex35 está a medio camino de su máximo histórico significa que no hemos interiorizado que el análisis chartista lo que persigue es acercarse a las expectativas y/o adoptar como válido el falso mito de que el análisis técnico se autocumple y por eso el mejor gráfico es el que utiliza la mayoría del personal. También lo he contado en mi blog, y me encantará debatir sobre ello con usted en esta misma página si no está de acuerdo con mis ideas.

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Pero en realidad no necesitamos atender a ideas chartistas, pues otro de los mejores argumentos que encuentro para invitarle a que los árboles no le impidan ver el bosque… es la historia. Sí, ya sé que algo ha cambiado. No lo dudo. Pero la reversión a la media es algo que viene funcionando perfectamente desde hace más de 200 años, superando guerras civiles e incluso mundiales. Si atendemos a los trabajos de Jeremy Siegel sobre la reversión a la media… No toca.

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Si se fija en el gráfico verá que en 2009 -cuando desde otra tribuna hablé de un suelo generacional (lo llamé la C de Barack) contra la opinión generalizada de que estábamos ante el final de los tiempos- el mercado puso a prueba su primer nivel de soporte en el largo plazo tras haber caído muy por debajo de la que es la regresión a la media del retorno del mercado con dividendo y ampliación incluida desde 1800 (la línea roja).

Ese tipo de movimiento es algo que se ha producido siete veces desde entonces, y siempre ha nacido de ello un gran mercado alcista. En las veces en que el movimiento se produjo tras haberse situado el mercado muy por debajo de la regresión a la media, como en 2009, éste nunca recayó antes de volver a situarse muy por encima de la misma y durante un largo tiempo. La media sube al 6,7% anual y hoy estamos algo por encima de ella (el chart no está actualizado pero nos vale para la idea que quiero compartir).

Fíjese en el tiempo que permaneció el mercado por encima de la media entre el período 1850 y 1910, o entre 1950 y 1970. De hecho en los ´90 el mercado estuvo pocos años por encima de la misma aunque llegó a extremarse para alcanzar el techo del canal alcista que puede construirse con los altibajos de largo plazo del retorno ofrecido por el mercado.

Y sí, me ha leído la mente, cuando se ha pasado por un movimiento que nos situase por debajo de la misma como fueron los casos de 1929, 1973 o 2007, no hemos visto procesos de ajuste bajista de orden superior sin haber pasado antes por el extremo contrario; lo que tiene que situar al mercado muy por encima de la regresión a la media de su retorno. A día de hoy, el mercado podría subir un 6% anual sin alcanzar jamás el techo de ese canal alcista que se puede desde hace más de un siglo, y que comparte la pendiente de la regresión a la media como es lógico.

Me parece demasiado pronto por tanto para tragedias si aceptamos que el hombre se repite y por tanto la historia se parecerá mucho a lo que hemos visto en las dos últimas centurias. Esta idea lleva 200 años funcionando y ha aguantado todo tipo de tragedias. A lo sumo podemos estar cerca de alguna clase de drama, de esos que periódicamente azotan nuestras conciencias complacidas de sí mismas, pero me pensar en ver al mercado norteamericano por debajo de los mínimos del pasado octubre si tal cosa se produce

Estos días he hablado con dos buenos amigos, con muchos años en el mundo de los mercados. Uno de ellos es Javier Molina, del que seguro que han leído su último y exitoso artículo en esta casa sobre las señales que muestran el exceso de euforia.

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