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Sonrisas y lágrimas en el mercado bajista que aún no es
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Carlos Doblado

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Sonrisas y lágrimas en el mercado bajista que aún no es

Dar por hecho algo en el mercado nunca es recomendable. Ni en la vida. Lo crea o no, soy un completo escéptico de mis propias ideas y de las pequeñas herramientas para configurarlas

Foto: Estatua del toro en Wall Street. (EFE)
Estatua del toro en Wall Street. (EFE)

La semana pasada me permitía pedirle a los osos que no saquen el champán aún de las neveras. Puede que acaben venciendo, algún día tiene que ser así, pero es recomendable que se lo tomen con paciencia. Mientras el conjunto del discurso técnico español está centrado en el cabeza y hombros (hch?) del IBEX35 -que buenos son los gráficos cuando me apoyan mis ideas-, yo sigo planteando un escenario alternativo de tipo bandera (abc?) de continuidad alcista. Encaja mucho mejor, por ejemplo, en el Nikkei225 japonés. Y por supuesto encaja mejor con un mercado norteamericano que no ha perdido sus niveles de soporte clave de modo general. Sí, ya sé que el Dow Jones Transportes lo ha hecho, y que eso es un problema, pero... ¿Espera a caso un mercado que no presente incertidumbres técnicas y fundamentales de modo recurrente? ¿De verdad?

Señalaba la semana pasada tanto el sentimiento inversor -de nuevo extremadamente bajista- como el importante movimiento de reversal semanal desplegado en zona de último soporte para el S&P500 y el dólar/yen. Especialmente llamativo ha sido estos días el comportamiento de éste último, que explotó al alza. ¿Y si todo el movimiento de los últimos meses fuera una plana (ABC?)? ¿A caso no somos capaces de conceder alguna importancia a la base del canal alcista principal que presenta el gran índice norteamericano en su versión total return? La semana pasada admitía que yo no me entero mucho de todo esto, que soy sólo un insignificante analista técnico con veintiún años de pantalla diaria..., así que por favor, vuelvo a rogarle que no me pida que sea bajista de modo general mientras el mercado no lo sea. Mi obligación, hasta aquí, ha consistido en intentar capear una corrección algo mejor que con simple gestión pasiva. Nada más. Qué quiere, limitaciones que tiene uno.

El lunes, en mi inconsciencia siemprealcista -tiene su gracia que ahora me tilden de ello cuando en buena parte de la primera década de este siglo se me consideraba un peligro público por ser frecuentemente bajista-, planteé una operativa compradora para el IBEX35 y otra para el Nikkei225, y el martes para el dólar/yen, como modos de reforzar rápidamente la exposición... ¿Quién quiere prestar atención a velas semanales sobre soportes de medio/largo plazo, esas menudencias, cuando puede librarse del colapso inevitable del mercado de valores? ¿De ese cambio de tendencia que ya se ha dado por hecho antes de que se produzca? Como tantas veces en el actual ciclo alcista, por cierto...

De momento, la semana que hemos dejado atrás, matizando sólo por encima un enero francamente inquietante, no ha sido en ningún caso negativa para los intereses de los compradores. Aunque sí, todos esperábamos este rebote. Por supuesto que sí. Un rebote que se propone, cuestión menor por supuesto, sobre zona de extraordinario soporte a medio plazo; y del que nos hemos alejado ya varios peldaños como pasa siempre que vamos asentando algo. A más fiabilidad se requiera, más se irán alejando los soportes y por tanto mayor será el riesgo monetario a asumir en caso de error.

¿Pero no habíamos quedado que estábamos ante el peor arranque de la historia?

Ciertamente. Y sí, seguimos teniendo una tendencia bajista de corto/medio plazo sobre la cabeza que puede congregar a las siete plagas. Una tendencia bajista que sólo sabremos que ha sido desconvocada cuando el mercado haya roto los máximos del pasado ejercicio en Wall Street... Lo cierto es que los inversores sólo podrán estar medianamente seguros y confortables, sobre todo emocionalmente, en el caso de una ruptura del lateral que mantiene desde hace meses el S&P500 por la parte de arriba. Cada palo que aguante su vela.

¡Maravilloso! ¡Que le den el nobel a este hombre! Lleva usted razón, es muy poco lo que yo veo que usted mismo no pueda ver. La diferencia entre nosotros podría estar en que yo propongo un plan, con su salida de emergencia, y probablemente usted no. La diferencia podría estar en que yo sólo tengo claro lo que no me quiero perder mientras no me obligue la realidad a ello, y usted quizá sólo tiene claro que no quiere perder.

Dar por hecho algo en el mercado nunca es recomendable. Ni en la vida. Lo crea o no, soy un completo escéptico de mis propias ideas y de las pequeñas herramientas que me permiten configurarlas, pero no voy a ser yo el que mate al toro antes de tiempo. Tampoco esta vez. Como ya he escrito muchas veces, los árboles no deben impedirnos ver el bosque. Y si bien es cierto que la lateralidad de los últimos meses en Wall Street puede derivar en mercado bajista, no lo es menos que Greenspan aún está esperando que los precios ajusten su exuberancia irracional desde que habló de ella en 1995. El mercado se dobló durante los cinco años siguientes, y ni siquiera dos de los más grandes mercados bajistas de la historia moderna, el de las dotcom y el de las subprime, nos consiguieron llevar de regreso allí. Presumiblemente no volveremos a allí jamás aunque le pese a algún analista del SG que pronostica un corrección del 70 por ciento. Diga usted que sí caballero, que por testosterona no ha de ser.

Sin ruptura a la baja, no hay cambio de tendencia. Lo siento pero esto es así y no lo he inventado yo. No estoy aquí para adivinar sino para irle contando lo que sucede a fin de sacar conclusiones tácticas que le permitan gestionar el riesgo que quiere asumir dentro de lo que es un gran mercado alcista de fondo, un mercado que se regeneró de sus cenizas en marzo de 2009 cuando los precios transitaban muy por debajo de su regresión a la media por primera vez en décadas. Fue entonces cuando propuse algo llamado la "C de Barack" para anunciar un suelo generacional, y sigo sin renunciar a una idea que pide que los precios se vayan por encima de dicha regresión antes de que el ciclo alcista generacional en el que estamos termine. Básicamente porque lleva siendo así desde hace más de doscientos años pese a dos guerras mundiales, muchas guerras civiles -una en Estados Unidos-, recesiones de todo pelaje, y crisis de lo más variopintas.

No hay mayor peligro, le pese a quien le pese, que el de extraviarse en busca de la razón mientras se desarrolla el ritmo inapelable de la historia. Y no renunciaré a trabajar en esa dirección ni siquiera con una ruptura de soportes que nos meta, entonces sí, en un mercado bajista relevante a nivel general. Los economistas, sería bueno no olvidarlo, han predicho nueve de las últimas tres recesiones, y subestimado desde siempre y en cada gran ciclo la capacidad del mercado de valores para ganar altura. Eso sí, al final un día van y la clavan. Como Greenspan después de cinco años de su exuberancia irracional aunque el mercado jamás haya vuelto al punto donde empezaron sus justificables recelos. En última instancia, la memoria es siempre demasiado corta y si sobrevivimos siempre podremos decir aquello de "nosotros ya lo dijimos".

La semana pasada me permitía pedirle a los osos que no saquen el champán aún de las neveras. Puede que acaben venciendo, algún día tiene que ser así, pero es recomendable que se lo tomen con paciencia. Mientras el conjunto del discurso técnico español está centrado en el cabeza y hombros (hch?) del IBEX35 -que buenos son los gráficos cuando me apoyan mis ideas-, yo sigo planteando un escenario alternativo de tipo bandera (abc?) de continuidad alcista. Encaja mucho mejor, por ejemplo, en el Nikkei225 japonés. Y por supuesto encaja mejor con un mercado norteamericano que no ha perdido sus niveles de soporte clave de modo general. Sí, ya sé que el Dow Jones Transportes lo ha hecho, y que eso es un problema, pero... ¿Espera a caso un mercado que no presente incertidumbres técnicas y fundamentales de modo recurrente? ¿De verdad?

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