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Estos (banqueros) alemanes están locos
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Carlos Doblado

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Estos (banqueros) alemanes están locos

El potente proceso divergente entre Europa y Estados Unidos es una evidencia indiscutible, pero estamos en zona de resistencia clave

Foto: Una estatua frente a una sucursal de Deutsche Bank en Frankfurt, Alemania. (Reuters)
Una estatua frente a una sucursal de Deutsche Bank en Frankfurt, Alemania. (Reuters)

Decía el corpulento y sobrehumano Obélix que los romanos están locos, y es que no entendía por qué se complicaban tanto la vida con lo fácil que es cuando te has caído en una marmita. El irreductible e inseparable compañero de Astérix no conoció nunca la clase de pepinos que se tiran en las bolsas. Ni falta que le hacía.

Jornadas como la de ayer viernes -con un Deustche Bank que abría desplomado sobre su soporte decreciente y terminaba subiendo como la espuma, en la que se convertía un posible hueco de ruptura en uno de claudicación bajista- son sesiones de las crean afición en los bolseros pero no son la bolsa. Las velas dejadas por el gigante germano, desde el diario hasta el mensual, pueden considerarse potencialmente alcistas para el corto plazo; como lo son las connotaciones de una sesión con volumen histórico en la que se cerró por encima de primer máximo decreciente en gráfico diario y rompiendo directriz bajista de aceleración. Algo ha cambiado, pero apostar por ello sólo requiere aceptar un stop bajo los mínimos de ayer al cierre. Todo vuestro, valientes.

Afortunadamente, invertir es otra cosa. No hace falta vérsela con pirados ni hacer locuras para que resulte una actividad que merece la pena a largo plazo. No es necesario exponerse a la ruina -como cuando apalancas 40 veces tu banco- bajo la idea de que esto es como cualquier otra droga: pero yo sí controlo.

Invertir puede ser una simple colección de reglas. Y entre éstas puede estar no invertir con mucha fuerza mientras tengas grandes divergencias, pero también no enfrentarte a las tendencias; sobre todo si los alcistas están al mando y los bancos centrales les apoyan. El potente proceso divergente entre Europa y Estados Unidos es una evidencia indiscutible, pero estamos en zona de resistencia clave y llevamos dos meses de lateralidad en la que por el momento no hay deterioro ni siquiera en el muy corto plazo; y así se evidenció ayer con el principal índice europeo resurgiendo desde su nivel clave: los 2.920 puntos del contado del EuroStoxx50. El mercado necesita cerrar de modo generalizado a los huecos de apertura anual, que como puede verse han frenado a la versión total return de los principales índices europeos. En tal caso y sin divergencias el escenario de suelo relevante a medio plazo que establecí en febrero estaría rubricado.

La divergencia, con todo, es más grave de lo que parece aunque yo lleve meses planteando que todos los precedentes de las últimas décadas de situaciones como éstas se han resuelto en favor de los alcistas. Y es más grave porque el Dow Jones Transportes también ha venido estado necesitado de romper resistencias para poner fin a una divergencia que ya vimos entre 2010 y 2012. Ayer éste intentó una ruptura, pero para vencer debe seguir subiendo para lograrlo.

Decía el corpulento y sobrehumano Obélix que los romanos están locos, y es que no entendía por qué se complicaban tanto la vida con lo fácil que es cuando te has caído en una marmita. El irreductible e inseparable compañero de Astérix no conoció nunca la clase de pepinos que se tiran en las bolsas. Ni falta que le hacía.

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