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El año en que nos sobrepusimos al miedo
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Carlos Doblado

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El año en que nos sobrepusimos al miedo

No ha sido un año fácil técnicamente. Para nada. En todo caso ha sido un año bonito del que hemos salido razonablemente airosos

Foto: Foto: EFE.
Foto: EFE.

Mi primera tribuna del año pasado fue premonitoria, pues le pedí que no se olvidara de la tendencia pese a todo. En ella dejé claro que el mercado empezaba muy abierto y cabía cualquier cosa técnicamente para el corto plazo. En verano de 2015 habíamos visto lecturas de sentimiento inversor tan extremas como para haber permitido una regeneración del ciclo comprador, del mar de fondo que renació en 2009, pero hubo que sufrir. Y no fue poco, toda vez que tuvimos el peor arranque de la historia.

El 7 de enero dejaba claro que la cosa había arrancado como en 2008 pero que no estábamos en 2008. En una tribuna especial, fuera de fin de semana, donde confesaba que había bajado mi nivel de exposición al 50% tras empezar al 75 el ejercicio (lo he terminado cerca del 90). Seguí disminuyendo riesgo en las primeras semanas del ejercicio a medida que el deterioro se abría paso hacia soportes realmente estructurales tanto en Wall Street como en el conjunto de los índices europeos. Aunque sin creérmelo, el mercado obligaba y mi trabajo es ser consecuente cuando caen zonas de soporte relevante y se abren escenarios de corto plazo que pueden llevar al mercado a tener problemas de medio plazo, donde es mucho más difícil reaccionar sin que te duelan las costillas. Lo llamo hacer el acordeón.

Qué bonito se ve hoy lo de comprar sobre canal alcista... ¿Verdad? Dar argumentos compradores en plena vorágine vendedora sobre base de canal alcista principal -en la tabla de seguimiento sigue en pie la operativa publicada el 15 de febrero para el S&P500 o la del 19 del mismo sobre el Ibex 35- me valió no pocos palos... Lo habitual cuando te sales del consenso.

Empecé a dar argumentos sobre un significativo punto de inflexión en formación ya el 6 de febrero, incluso en el crudo. Usé, desafiantemente, soy un pecador y reconozco mis vicios, un clásico mantra de los más recalcitrantes siemprealcistas pero dándole la vuelta: la historia y el sentimiento inversor estaban contra los bajistas; sobra decir que también la tendencia, a la vista del gráfico de arriba. La de fondo, la que hay que ver con gráficos 'total return', esa cosa de la que supuestamente no se ocupan los analistas técnicos... Pero claro, entonces no se veía tan bien como hoy.

El día 12 seguí insistiendo en mi tribuna, con argumentos de correlación, más historia y un sentimiento inversor que hacía que Troya ardiese, extremando el dolor y planteando ya que los agresivos podían tomar largos. Con precaución, pero la hora había llegado. Habíamos visto el suelo del conjunto del mercado, pero aún no lo sabíamos. Suelo que ya planteé para unos y otros abiertamente en mi tribuna del día 22 mientras reinaba un pesimismo colosal pese al repunte del mercado. ¡Tú estás loco! Pues sí, es que llevo más de 20 años en esto de los gráficos y es como para perder la cabeza...

No ha sido fácil en Europa. El sector bancario, con las entidades italianas y el Deutsche en caída libre, las dudas de nuestros índices, el varapalo del Brexit...

El 27 de febrero me olvidaba de los eufemismos y directamente le sacudía la conciencia desde estas líneas, con una tribuna que pretendía ser una mezcla de pésame para el lector incrédulo, y un intento de llevarle hasta el terminal de compras. No había tiempo que perder, lo bueno había empezado y lo reflejaban con convicción los emergentes y Wall Street. Palos hasta en el cielo de la boca.

El resto ya lo conocemos. Y no ha sido fácil en Europa. El sector bancario, con las entidades italianas y el Deutsche en caída libre, las dudas continuas de nuestros índices, el varapalo temporal que generó un Brexit que a mí me hizo más daño del debido porque volví a ser restrictivo con mi exposición pese a tener muy claro el escenario... Y es que no es lo mismo opinar que poner tu dinero en lo que haces como hacemos desde Ágora EAFI...

Luego vino Trump, pero esto fue un susto y poco más. En ningún caso los gráficos plantearon problemas, entre otras cosas porque la subida libre absoluta de Wall Street ya se había logrado y los que usamos gráfico 'total return' lo teníamos muy claro. Habíamos hecho historia y ese era un elemento para seguir pensando, con más fuerza si cabía, que no tenía ningún sentido la divergencia europea. La ruptura europea, aunque hemos tenido que esperar hasta diciembre, iba a llegar.

No ha sido un año fácil. Para nada. Y me refiero a fácil técnicamente. Las cosas, con el tiempo, parecen más sencillas de lo que fueron mientras las vivíamos. Con 42 años sabes que es así con todo, que la bolsa es la vida. En todo caso ha sido un año bonito del que hemos salido razonablemente airosos y que, con meteduras de pata inclusive, que también las hubo, me permite estar orgulloso del conjunto del trabajo realizado desde este placer que es conectar con usted que me regala El Confidencial. Ojalá 2017 sea menos complicado, que de vez en cuando viene bien algo de tregua. De momento, el próximo día 10 brindaré por ello en Diverxo a la salud del bueno de Javier Molina (@Molina_Jorda), que siendo hombre de palabra paga sus apuestas. Prometo fotos del evento. Sean felices, y que la tendencia les acompañe.

Mi primera tribuna del año pasado fue premonitoria, pues le pedí que no se olvidara de la tendencia pese a todo. En ella dejé claro que el mercado empezaba muy abierto y cabía cualquier cosa técnicamente para el corto plazo. En verano de 2015 habíamos visto lecturas de sentimiento inversor tan extremas como para haber permitido una regeneración del ciclo comprador, del mar de fondo que renació en 2009, pero hubo que sufrir. Y no fue poco, toda vez que tuvimos el peor arranque de la historia.