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Los osos, de derrota en derrota hasta la victoria final
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Carlos Doblado

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Los osos, de derrota en derrota hasta la victoria final

La euforia está haciendo realmente acto de presencia, y por tanto se habría entrado en una etapa alcista más o menos larga y previa a un nuevo proceso de ajuste bajista o lateral

Foto: Jornada de bolsa en Wall Street. (Reuters)
Jornada de bolsa en Wall Street. (Reuters)

Semana de quiero y no puedo bajista. Uno ya no sabe ni cuantas van en los últimos años. Los argumentos son de sobra conocidos: mal de altura, volatilidad extremadamente baja, valoraciones elevadas en términos de promedio histórico, un crecimiento menor al de otras etapas de recuperación económica -cierto, y de menos subida bursátil aunque no lo parezca-, incertidumbre política, volatilidad, el pesimismo del grandísimo George Soros o el de mi estimado compañero gastronómico; Don Javier Molina Jordá. Todos esos argumentos tienen más o menos sentido, pero el mercado tiene razones que sólo el corazón entiende. Y supongo que es usted consciente de que nada protege de la inflación mejor que el `equity´. Se lo pueden contar incluso a los venezolanos.

Pero más que hablar del "delirio" chavista, el drama no es menor porque las acciones lo cubran parcialmente, hay que seguir hablando de lo que nosotros hemos conseguido en los últimos tiempos: la reentrada en subida libre absoluta de Wall Street tras un mercado lateral/bajista de muchos meses, y el proceso de vuelta desde base de canal alcista en el europeo.

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Y superar ese tipo de procesos de ajuste de tendencias de orden superior (alcista en este caso), suele generar una inercia en el sentido opuesto (alcista por tanto en este caso) que suele ser proporcional a los esfuerzos anteriores. Por tanto no tiene mucho sentido en términos estadísticos esperar un techo que no haya venido precedido de una nueva fase de extensión del proceso de orden superior (alcista) hacia el que habríamos vuelto a virar. Los que no tenemos ni idea nos creemos estas cosas. Y lo mejor es que suelen funcionar.

La semana ha sido trepidante, e incluso el S&P500 planteó una pauta de tipo isla potencialmente bajista para el muy corto plazo; isla que el viernes se veía muy comprometida al cerrarse el hueco bajista desplegado el lunes, cuando nos contaron que Trump estaba de muy mal humor.

El problema para los osos es que es demasiado pronto, que la intentona no se da ni siquiera en zonas de resistencia relevante para el corto/medio plazo en los índices, ni se dan las circunstancias necesarias para que los bajistas medren. Si echamos un vistazo al mercado norteamericano vemos que los mínimos y máximos siguen creciendo incluso en el más corto plazo. Y en Europa, todo lo que hemos visto es otra pauta consolidativa semanal si tampoco caen mínimos crecientes de muy corto plazo.

El sentimiento, extremado en algunas herramientas, sigue sin extremarse en el gráfico que vamos a seguir usando a efectos de señalar que la euforia está haciendo realmente acto de presencia, y que por tanto se habría entrado en una etapa alcista más o menos larga y previa a un nuevo proceso de ajuste bajista o lateral. Tan lejos de los 0,75 puntos en el tipo de ratio put/call que adjunto, algunos seguimos creyendo que esta vez no será (estadísticamente) diferente; y que las correcciones que puedan producirse no van a ser el preludio de dificultades serias. Y no hablo de un 2008 sino simplemente de un 2015. Los bajistas acabarán ganando, el único que se desangra en Wall Street es el cerdo, pero pocos de ellos verán de nuevo los precios al nivel en el que empezaron a rugir cuando nos digan que ya nos lo habían advertido.

Semana de quiero y no puedo bajista. Uno ya no sabe ni cuantas van en los últimos años. Los argumentos son de sobra conocidos: mal de altura, volatilidad extremadamente baja, valoraciones elevadas en términos de promedio histórico, un crecimiento menor al de otras etapas de recuperación económica -cierto, y de menos subida bursátil aunque no lo parezca-, incertidumbre política, volatilidad, el pesimismo del grandísimo George Soros o el de mi estimado compañero gastronómico; Don Javier Molina Jordá. Todos esos argumentos tienen más o menos sentido, pero el mercado tiene razones que sólo el corazón entiende. Y supongo que es usted consciente de que nada protege de la inflación mejor que el `equity´. Se lo pueden contar incluso a los venezolanos.

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