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Carlos Doblado

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Ojo con lo que haces pensando en el abismo bursátil

A diferencia de Wall Street, Europa está aún lejos de lograr los objetivos de mínimos que proponen las rupturas alcistas del final de ejercicio pasado

Foto: Varios empleados de bolsa en el New Yorkt Stock Exchange. (Reuters)
Varios empleados de bolsa en el New Yorkt Stock Exchange. (Reuters)

La tendencia puede ser un gran enemigo llegado el momento. Es verdad, y lo vimos en febrero pasado cuando los bajistas reinaban con el apoyo rimbombante de los hechos y los medios. Recomendar comprar como hice entonces, era tomar un riesgo poco conveniente en realidad. Si fallas eres el único que no se ha enterado de nada. Si aciertas, es un golpe de suerte. Siempre me ha perdido el compromiso.

En un libro titulado 'La fuente del Oro. Los anales del dinero de los tres Monos', que data de 1755 y es atribuido a un mítico operador del mercado del de futuros sobre arroz conocido como Homa, se dice que cuando todos son bajistas hay una causa para que suban los precios. Y viceversa. Es conocido el aforismo oriental que dice que no veas, no escuches y no digas nada malo. Las tres cosas, sostienen los chartistas japoneses, configuran la esencia de lo que debe enfrentar con éxito un especulador: escuchar a la tendencia, que arrulla nuestros oídos mientras los pies se dirigen felices hacia las rocas llevando con ellos al resto del organismo, verse seducido hasta el infinito y más allá por la inercia dominante, es uno de los grandes peligros que tienen estos tiempos de velas arriadas y una creciente marea como la que sin ninguna duda presenta Wall Street. Pero no así Europa, lejos aún de lograr los objetivos de mínimos que proponen las rupturas alcistas del final de ejercicio pasado.

El único que logra evitar todos los grandes ajustes que siguen a toda tendencia alcista, es uno que se pierde casi todos los movimientos compradores

Las técnicas de análisis nipón están orientadas a buscar acontecimientos que adviertan del final de las tendencias. Intentan ser los tapones de cera que eviten a los remeros de nuestra nave dirigirse inapelablemente hacia la corrección creyendo que ven las costas de Ítaca. También le digo que el único inversor que consigue evitar todos los grandes ajustes que tarde o temprano siguen a toda tendencia alcista, es uno que se pierde casi todos los movimientos compradores. Antes de que la gran señal técnica bajista aparezca han fracasado ya un montón de patrones potencialmente bajistas, y no menos argumentos. Patrones, todo sea dicho, que por lo técnico no han reaparecido por el momento.

En la obra de Homa se afirma que siempre existe una rotación de Yang (alza) y Yin (baja); lo que significa que dentro de cada mercado alcista hay un mercado bajista, y que dentro de todo mercado vendedor hay uno comprador. El sentimiento extremo de una tendencia dominada por la demanda revela un mercado en el que pocos operadores relevantes se mantienen fuera del mismo, por lo que la gasolina que en forma de savia nueva requiere el motor de toda tendencia para renovarse, se va agotando. Al menos temporalmente, y antes o después, será así.

De la obra de Homa se deduce que de cada mercado alcista hay un mercado bajista, y dentro de todo mercado vendedor hay uno comprador

Bien, pues esta semana tuvimos la cifra de mayor número de alcistas en la mítica encuesta de Investors Intelligence desde 2005, muy cerca de los niveles más altos nunca vistos marcados en 1987. Y sí, en ambos casos tuvimos correcciones sensibles poco después de ser alcanzados estos niveles de éxtasis, pero en 2005 la pausa fue solo de un 6,5% de máximo a mínimo -a ver quién es el guapo que los coge-, y luego se produjo un alza adicional del 30% antes de la auténtica corrección de ciclo. Y claro, ¿quién nos dice que ya hemos visto el máximo? ¿Por qué no podemos marcar una lectura que bata a la de 1987 mediante un tramo alcista adicional?

Un ejemplo de lo difícil que es gestionar esto es el propio discurso que mantuvo Investors Intelligence a principios del año pasado, desconfiando de la capacidad del rebote que sugería el pesimismo extremo de su encuesta para ser parte de una tendencia que llevase al mercado a nuevos altos históricos debido a los registros extremos vividos durante 2015; y que ellos consideraban propios de un gran techo que aún no hemos visto. Se equivocaron gravemente usando sus propias herramientas, algo que por otro lado nos pasa a todos.

El mercado norteamericano ha seguido ganando altura durante la semana, y los índices vuelven a hacer historia mientras nos acercamos de forma generalizada a niveles de resistencia creciente como las que nos frenaron tras las rupturas de medio plazo de las bolsas europeas. ¿Es una cuña lo que subyace al excelente arranque anual del Nasdaq? Son argumentos para no ver nada malo, para dudar, por esta vez y durante un tiempo, de la tendencia alcista. Son argumentos para tirar del libro de Homa y no dejarse seducir. Pero una cosa es caer ahora en los brazos del toro y otra bien diferente venir disfrutándolos.

Salir es más fácil que volver a entrar. No quiera ser usted por tanto el primero en tirar la piedra, que luego toca esconder la mano. Usted, que no tiene que mojarse en público, que no tiene a nadie que le coma la oreja, evite tentaciones y hasta que no esté todo atado y bien extremo -sigue el ratio put/call sin señalar, ni de lejos y hoy por hoy, un nivel de techo potencial- mantenga una elevada exposición alcista. Habrá tiempo para irla reduciendo e incluso para abandonar por un tiempo el barco. Pero ese tiempo, para el que hay que irse preparando después de un año de ganancias desde que planteara un suelo relevante para trading en tendencia, a mi juicio aún no ha llegado. Si tenemos un golpe próximamente, algo que ni puede ni debe descartarse, esto más por un 2005 que por un 1987. E incluso si tenemos una corrección más relevante, las vueltas en "v" en los techos son tan poco habituales como frecuentes en los suelos.

La tendencia puede ser un gran enemigo llegado el momento. Es verdad, y lo vimos en febrero pasado cuando los bajistas reinaban con el apoyo rimbombante de los hechos y los medios. Recomendar comprar como hice entonces, era tomar un riesgo poco conveniente en realidad. Si fallas eres el único que no se ha enterado de nada. Si aciertas, es un golpe de suerte. Siempre me ha perdido el compromiso.