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Otra semana de récords antes del cataclismo bursátil
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Carlos Doblado

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Otra semana de récords antes del cataclismo bursátil

Sigue el mercado cogiendo altura, alejándose de un modo aún más doloroso de aquel punto en el que empezaron a decirnos que lo que vivíamos era un peligrosísimo espejismo

Foto: Esta semana vivimos nuevos récords históricos en Wall Street.
Esta semana vivimos nuevos récords históricos en Wall Street.

En 1995 Alan Greenspan habló de exuberancia irracional. Las valoraciones, muy exigentes, no impidieron un alza adicional de cinco años en las que los índices más que doblaron su nivel mientras la valoraciones seguían tensionándose. Durante las dos grandes crisis bursátiles posteriores, 'puntocom' y 'subprime', los índices nunca regresaron a aquel lugar, quedando especialmente lejos en un gráfico que haga el necesario ajuste de la parte que drena altura en un índice al uso y que nada tiene que ver con caídas de mercado como son los descensos que provocan el pago de dividendos y las ampliaciones de capital; y que en cambio sí llegan al bolsillo de los inversores.

Esta semana vivimos nuevos récords históricos en Wall Street. No exactamente histéricos, pues suman poco a poco y a diario de la mano de unas cotizaciones que ascienden sin pausa; y eso permite ver una gran aceleración en gráfico semanal tras un rally que, efectivamente, ha sido colosal y en algún momento será corregido.

Sigue por tanto el mercado cogiendo altura, alejándose de un modo aún más doloroso de aquel punto en el que empezaron a decirnos que lo que vivíamos era un peligrosísimo espejismo, pura irracionalidad, olvidando eso que Soros llama la función manipulativa del mercado: lo que hoy es irracional puede ser causa de un cambio en los fundamentales. Para los bajistas la dignidad vendrá de la mano de reconocer, llegada su hora, que su alegato de nada sirvió porque no volveremos allí donde en su mayoría nos advirtieran por vez primera que todo se acaba de forma inminente...

Sigo tan convencido de que no lo haremos como de que en realidad al mercado alcista le quedan un par de lustros con alguna crisis intermedia. De alto voltaje, por supuesto, antes de que llegue un episodio de esos en los que ha merecido la pena quedarse fuera de la subida porque la caída es de las que hacen afición. Una crisis como esas que nunca devolvieron al mercado al punto en el que Greenspan denunció que habíamos perdido la cabeza, para que me entienda claramente. Suben los índices norteamericanos de un modo que provoca vértigo y lo entiendo, porque esta vez tampoco será diferente.

Pero ojo no vaya a ser como siempre, porque si los canales que presentan los índices en el largo y muy largo tuvieran que ser alcanzados por esta cosa "mágica" que son los gráficos, no sólo es que la corrección sensible va a tardar aún algunos meses, sino que veremos aún un par de lustros de subida. Al menos a día de hoy, lo que hemos visto es lo que cabía esperar atendiendo a una nueva repetición de la jugada tras largos períodos de lateralidad como los derivados de los mercados bajistas que nacieron en 1929 y 1965.


No tengo nada claro que la hora haya llegado, ni si quiera para una sensible corrección de corto plazo, y tengo aún menos claro que la corrección que habrá de venir, cuando llegue, justifique abandonar un mercado que tiene a sus principales referencias norteamericanas en subida libre absoluta y tan lejos del techo de su canal alcista de medio/largo plazo tras haberse pasado en lateral durante dos años a fin de que éste se alejara paulatinamente en el tiempo y el espacio. Sigo sin ver en el mercado todos los rasgos de una euforia que sea el heraldo de la tempestad. Y en ningún caso del cataclismo.

En 1995 Alan Greenspan habló de exuberancia irracional. Las valoraciones, muy exigentes, no impidieron un alza adicional de cinco años en las que los índices más que doblaron su nivel mientras la valoraciones seguían tensionándose. Durante las dos grandes crisis bursátiles posteriores, 'puntocom' y 'subprime', los índices nunca regresaron a aquel lugar, quedando especialmente lejos en un gráfico que haga el necesario ajuste de la parte que drena altura en un índice al uso y que nada tiene que ver con caídas de mercado como son los descensos que provocan el pago de dividendos y las ampliaciones de capital; y que en cambio sí llegan al bolsillo de los inversores.

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