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Cuando las barbas de Nueva York veas pelar...
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Carlos Doblado

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Cuando las barbas de Nueva York veas pelar...

Lo que tenemos en Nueva York es un mercado con una parte ligeramente resfriada y un primer estornudo en la otra

Foto: El toro de Wall Street, en el distrito financiero de Nueva York. (Reuters)
El toro de Wall Street, en el distrito financiero de Nueva York. (Reuters)

Es conocido por todos que cuando Wall Street estornuda, el resto del universo conocido se resfría. Pero no es cierto. Sería más acertado decir que cuando Wall Street se resfría, los demás cogen pulmonías. Por el momento, lo que tenemos en Nueva York es un mercado con una parte ligeramente resfriada y un primer estornudo en la otra. Dow Jones Transportes y Russell2000 no atesoran las fuertes ganancias del Nasdaq y del S&P500 .

Esta semana se conocía una encuesta de Bank of America Merrill Lynch que plantea que la convicción de sobrevaloración más elevada entre gestores institucionales más elevada desde 2001. Es un reflejo de lo que piensan las mejores mentes del mundo... Quizá no sorprende tanto que así sea si los primeros tres lustros del XXI combinaron dos grandes mercados bajistas dentro de un período de lateralidad -en un rango superior al 40 por ciento- como no se había visto desde los años '60 y '70 de la centuria anterior. ¿Dónde llegó la convicción durante los largos mercados alcistas del siglo XX? Claramente por encima de donde hoy está.

Obviamente, esto es algo que favorece correcciones, incluso notables; algo más quiero decir, pues es una música que se toca desde hace varios años... Y así fue y así será durante cualquier mercado alcista, tiempo en el que los economistas han predicho siempre nueve de las últimas tres recesiones.

Hablar de final de mercado alcista en sus máximos es algo que como analista técnico no puedo hacer. Ni siquiera apelando a herramientas antitendenciales, o a la mítica teoría de onda de Elliott donde siempre existen recuentos alternativos. Si algo debe saber el inversor es que salir porque el riesgo aumenta es mucho más sencillo que volver a entrar con el riesgo bajo control.

La nuestra es una disciplina que asume que el mercado es el más listo que la mayoría de los jugadores durante la mayor parte del tiempo, y que al final no sale necesariamente barato salirse de él el primero, ni el segundo, ni el tercero... Evidentemente, el mercado deberá corregir sensiblemente antes de que nos demos cuenta de que algo ha cambiado.

Siempre les pongo el ejemplo de Greenspan y su archifamosa exuberancia irracional, que llegó a conmocionar al mercado. Un mercado que siguió escalando tras el susto durante varios años más, y en el que el S&P500 casi se triplicó. Hubiera hecho falta una corrección superior al 70 por ciento para que tal cosa sucediera, si bien es cierto que hablamos de uno de los mercados más excepcionales de la historia, si no el que más, en términos de PER alcanzado por el S&P500. Sabemos que las condiciones son propicias para altos en el camino que pueden ser duros, de acuerdo, pero dejemos que el mercado distribuya o pierda algún soporte importante antes de abandonar el barco aunque eso nos cueste dinero. Si lo piensa recordará que lo viene haciendo y que le ha venido muy bien hacerlo.

¿Se resfría Wall Street?

Esta semana, de hecho, parece sumarse el S&P500 a la corrección de corto plazo, e incluso el Nasdaq100 ha desplegado una vuelta semanal en el techo de su canal alcista; algo que lleva deteniendo a los precios del Transportes y el Russell desde finales del pasado ejercicio. Con todo, los precios hoy sólo presentan estructuras de ajuste que técnicamente deben considerarse normales en la tendencia de orden superior; de tal modo que el primero de ellos -el más inquietante- simplemente estaría en fase de `pull-back´tras superar sus altos históricos en versión total return, especialmente presionado por la corrección del crudo. No olvide que hemos visto muchas otras divergencias de corto plazo por el camino y que salir es más fácil que volver a entrar. Sobre todo en nuestra mente, pues se vive muy relajado fuera del mercado, sin la tensión que genera pensar en el dinero que hay en la mesa.

Hoy tenemos un mercado que presenta síntomas de optimismo excesivo y ciertas ganas de corregir. Es verdad. Se observa en el movimiento ligeramente alcista de la volatilidad pese a los avances del S&P500 de las primeras semanas del año, o en que el spread entre alcistas y bajistas ya esté corrigiendo tras alcanzar las zonas extremas que precedieron a las últimas correcciones de corto plazo.

Puede verse, sin embargo, las muchas veces que eso se soluciona de un modo en que es difícil reengancharse antes de que se produzca un parón relevante sin irnos muy lejos en el tiempo: 2014. El S&P500 ascendió otro 15 por ciento antes de entregarse a una corrección que a duras penas nos devolvió al punto en que empezaron a alarmar las herramientas antitendenciales. Hoy, como ya he señalado en otras tribunas, tenemos además un elemento que no encaja: la media de 10 sesiones del ratio put/call no se ha extremado como sí lo hiciera antes de todas las grandes correcciones vividas desde 2009. Y eso parece atípico. Ya hace muchísimos años que me va costando tomarme en serio los deterioros técnicos del mercado, pues en general he conseguido con ello sólo una mejora del ratio rentabildiad/volatilidad pero no una mejora del resultado al final del camino. Hacen falta correcciones notables para que eso dé el juego deseado, y no me olvido de que hace sólo unos pocos ejercicios que hemos dejado atrás más de 10 años de lateralidad en la que el mercado alcanzó una desviación a su regresión histórica del 6,7% anual a largo plazo como no se había visto desde 1974. Curiosamente, o no, el suelo del último gran mercado alcista global. Y hoy estamos pegados a esa regresión, como a mediados de los años ´90, y no muy por encima de ella como sucediera en 2000.

Si Wall Street entra en fase correctiva, resulta lógico pensar en un descanso para nuestra bolsa, estoy de acuerdo... Pero esto es demasiado simple y hace días que lo venimos observando. Un mercado plano no es un estornudo, y mucho menos un resfrío. Y no hay que irse muy lejos para comprobarlo: los primeros meses de 2015 permitieron un alza del 20 por ciento para el EuroStoxx50 con un mercado norteamericano prácticamente plano. Bien es vierto que entonces el euro/dólar se desplomaba un día tras otro y que eso no parece que vaya a repetirse. Hoy el IBEX35 está en el techo de su canal alcista, es verdad, pero no lo es menos que ese canal sube a un ritmo del 3% MENSUAL, y que ni mucho menos todos los movimientos en techo de canal producen grandes correcciones rápidamente. Eche de nuevo un vistazo al S&P500 en 2014 y tome nota.

Es conocido por todos que cuando Wall Street estornuda, el resto del universo conocido se resfría. Pero no es cierto. Sería más acertado decir que cuando Wall Street se resfría, los demás cogen pulmonías. Por el momento, lo que tenemos en Nueva York es un mercado con una parte ligeramente resfriada y un primer estornudo en la otra. Dow Jones Transportes y Russell2000 no atesoran las fuertes ganancias del Nasdaq y del S&P500 .

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