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Es facilísimo crear empleo
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Marc Garrigasait

El Abrazo del Koala

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Es facilísimo crear empleo

El paro en España ya ha alcanzado una tasa del 27,16% en marzo, 6.202.700 personas, con las regiones del sur en cifras de aproximadamente un 35%,

El paro en España ya ha alcanzado una tasa del 27,16% en marzo, 6.202.700 personas, con las regiones del sur en cifras de aproximadamente un 35%, con un paro juvenil del 57% y con 1,9 millones de personas pertenecientes a familias con todos sus miembros sin ningún empleo. Todos sabemos que una parte de estos datos oficiales es fraude debido, entre otras, a la economía sumergida y a que nuestro sistema facilita y empuja a quien no quiere trabajar a la búsqueda de subsidios. Si no, ¿cómo se explica que tengamos una cifra de paro superior a la Portugal o igual a la de Grecia?, ¿o cómo se explica que ningún otro país desarrollado haya alcanzado una cifra de parados tan colosal? En cualquier caso, da igual que sea un 27%, un 24%, un 22% o un 20%. La cifra es tan descomunal que pone en peligro incluso la propia democracia del país.

¿Qué hay que hacer para solucionarlo?

Cuando necesitas un consejo sobre fiscalidad acudes a un fiscalista, cuando sufres una lesión con rotura de tus ligamentos cruzados, acudes a un médico especialista. Cuando tienes problemas de visión (como el gobierno actual; el anterior era miope completamente) debes acudir al óptico. ¿No es tan difícil, no? ¿Tienes un problema?, acude a alguien que lleva todo su vida afrontándolo y solucionándolo.

¿A quién debe acudir el Gobierno para conseguir crear empleo?

En primer lugar, no debe acudir a los sindicatos, ya que no saben crear empleos. En todo caso, son especialistas en mantenerlos, pero nunca en crearlos. El máximo dirigente de UGT en España, Cándido Méndez, declaró hace un año que “debíamos mantener lo conseguido hasta hoy…” para defender que no debían hacerse reformas. Increíble, un paro entonces del 25% y debíamos de estar contentos. Esta declaración demuestra lo que digo. Los sindicatos prefieren defender un empleo, aunque suponga la no creación de otros cinco.

Tampoco deben acudir a la patronal de los empresarios. Ya han demostrado que solo piensan en sus negocios y, en cierta forma, al igual que los sindicatos, a mantener y preservar el sistema actual y no tocar nada. Aunque es cierto que el nuevo presidente, Joan Rossell, está cambiado poco a poco la institución.

Tampoco debe hacer caso a la actual ministra de Trabajo, Fátima Bañez, que en su vida ha creado un empleo privado. ¿Cómo va realizar puestos de trabajo alguien que en su vida se lo ha propuesto o no lo ha realizado? Cuando Rajoy nombró a Fátima Bañez, nos dejó claro a todos que no le importaba nada la creación de empleo. Este cargo era clave, debía nombrar a una personalidad de mucho peso y, en cambio, se decidió por un perfil bajo.

Tampoco debe hacerle caso a Montoro, un ministro que no es creíble porque cuando nos explica algo, ocurre lo contrario y, especialmente, porque al igual que la ministra de Empleo, no ha creado un empleo privado en su vida. ¿Cómo van a crear empleo unos ministros que no han vivido la experiencia de crearlos en la vida real y descubrir los problemas y desventajas que deben solucionarse? De hecho, Mariano Rajoy es igual que ellos, aunque existe una diferencia. Es el presidente del Gobierno y tiene la capacidad de nombrar a personas que lo solucionen, que realmente sean expertos en crear empleo.

Tampoco sirve de nada convocar a una reunión de los llamados “50 empresarios más importantes del país” como se hizo en la Moncloa unos años atrás. En realidad, casi ninguno de ellos eran empresarios. Este es un error muy común en nuestro país: llamar empresarios a banqueros o a directivos. Un empresario es el propietario de una empresa, que tiene trabajadores y directivos a su cargo. No sirve de nada una reunión de dos horas con 50 personalidades, ya que apenas nadie puede hablar y a muchos de los no empresarios les importa más mantener su poder, su status quo, que no revolucionar el país para crear empleo y que ponga en riesgo su puesto.

Tampoco sirve de mucho traer a un economista premio Nobel de algunas de las principales universidades norteamericanas. Seguro que le explicará al presidente del país conceptos interesantes, pero estará tres horas en España y se irá y tampoco conoce a fondo la idiosincrasia de nuestro país.

Mariano Rajoy debería olvidarse de todos sus actos oficiales, anular toda su agenda de una semana y dedicarla solo al primer problema y más grave: cómo crear empleo. Lo debería haber hecho la primera semana que entró en el gobierno, pero demostró con su política y con su gobierno que no le importaba nada lo de crear empleo. Nunca ha sido su prioridad. Imaginemos que ahora sí lo es.

Mariano Rajoy debe hablar imperativamente y con urgencia con especialistas en crear empleo en España, que hayan demostrado que lo han hecho y a ser posible que lo estén haciendo hoy en el punto más álgido de la crisis. También debería hablar con alguna persona a escala internacional que esté creando empleo. A ser posible, en ambos casos en una gran corporación. Dirigir un país no es tan distinto a dirigir una gran corporación, con muchos empleados, con luchas de poder entre áreas, departamentos y trabajadores y directivos. Por último, también debería verse con algún alto dirigente político internacional que haya cambiado un país, que lo haya transformado en un modelo de éxito. No es nada fácil este punto, ya que apenas quedan en un mundo donde la mediocridad política va en aumento. 

Para el cuarto día podría reunirse con el presidente y propietario de la empresa Grifols, una pequeña empresa mediana familiar catalana de venta de plasma sanguíneo que ha saltado al continente norteamericano comprando una empresa casi tres veces mayor, en una compleja operación de enorme apalancamiento financiero y operativo, que está resultando un éxito. Victor Grifols declaró en su última junta general: “Por suerte solo vendemos el 9% en España, y digo suerte porque en España (y Portugal) no cobramos por nuestro trabajo”.

Para el quinto día podría reunirse con algún autónomo, quizás con el presidente de la asociación de autónomos española, un colectivo cada vez más importante.

Para el sexto día podría reunirse con un emprendedor que sea actualmente un Business Angel, es decir, un inversor en nuevos proyectos. Nada mejor que verse con personas que han creado una o varias empresas de éxito y ahora se dedican a reinvertir sus beneficios en empresas nuevas. Le recomendaría que contactase con la asociación seedrocket, que realizan un enorme trabajo de apoyo a la creación de nuevas empresas y cuya lista de mentores es excepcional. 

Para el séptimo día podría verse con alguien como Martín Varsavsky, que ha creado empresas de éxito en España y tiene una visión muy internacional por sus negocios en todo el mundo. Martín tiene la combinación ideal, visión internacional con conocimiento local de España.

Cuando haya pasado siete días viéndose con personas de éxito que han transformado sus organizaciones de miles de personas, debería dedicar dos o tres días solo a pensar cómo podría aplicar estos consejos para transformar el país, pero sobre todo, para crear empleo.

Estoy convencido que cuando Mariano Rajoy haya entendido qué debe hacer para solucionar esta crisis que amenaza con llevarse el país por delante, le entrarán unas dudas enormes. Si las aplica debe transformar prácticamente todas las instituciones políticas, económicas y sociales del país. Deberá enfrentarse a su partido, al resto de partidos políticos y a medio país, que defenderá sus cargos para que nadie cambie. En ese momento, Rajoy debe decidir si se atreve a aplicarlas. En caso contrario, debería de ser honesto e irse. Tiene la oportunidad política de su vida. El país, está en sus manos. Es ahora o nunca.

El paro en España ya ha alcanzado una tasa del 27,16% en marzo, 6.202.700 personas, con las regiones del sur en cifras de aproximadamente un 35%, con un paro juvenil del 57% y con 1,9 millones de personas pertenecientes a familias con todos sus miembros sin ningún empleo. Todos sabemos que una parte de estos datos oficiales es fraude debido, entre otras, a la economía sumergida y a que nuestro sistema facilita y empuja a quien no quiere trabajar a la búsqueda de subsidios. Si no, ¿cómo se explica que tengamos una cifra de paro superior a la Portugal o igual a la de Grecia?, ¿o cómo se explica que ningún otro país desarrollado haya alcanzado una cifra de parados tan colosal? En cualquier caso, da igual que sea un 27%, un 24%, un 22% o un 20%. La cifra es tan descomunal que pone en peligro incluso la propia democracia del país.