Es noticia
Historias imprescindibles de la bolsa y los mercados. Información privilegiada
  1. Mercados
  2. El Abrazo del Koala
Marc Garrigasait

El Abrazo del Koala

Por

Historias imprescindibles de la bolsa y los mercados. Información privilegiada

No hay nada más instructivo en los mercados financieros que aprender de experiencias históricas. Da igual que sean de unos años, decenios o incluso siglos. Las

Foto:

No hay nada más instructivo en los mercados financieros que aprender de experiencias históricas. Da igual que sean de unos años, decenios o incluso siglos. Las pautas siempre se repiten porque de lo que casi nunca se habla es de las reacciones psicológicas de los inversores. La psicología de masas es posiblemente de la que menos estudios e investigaciones se han realizado. Hay varios libros históricos imprescindibles en los que se relatan historias de inversores en bolsa, en divisas o bonos. En este post y en siguientes voy a relatar algunas de las más instructivas de libros como los de André Kostolany, el financiero húngaro de origen judío nacido en 1908, o el libro de Edwin Lefèvre sobre Jesse Livermore, Reminiscences of an stock operator, sobre sus experiencias en la bolsa norteamericana a finales del siglo XIX y principios del XX.

Cuando hoy en día nos parece que la volatilidad derivada de las incertidumbres geopolíticas es enorme, imaginaos la época en que Hitler comenzaba a invadir países de la Europa del Este, con las bolsas abiertas; o con el ataque de Pearl Harbour, o con los lanzamientos de las bombas atómicas. Las reacciones de los inversores ante episodios históricos tan complejos son muy instructivas. También lo son las experiencias personales de grandes inversores como Kostolany o Livermore.

Una de las primeras experiencias de André Kostolany que describe en su libro Estrategia Bursátil (libro de Editorial Planeta que está descatalogado) fue su primer día en la gran Bourse de Paris en 1924. Lo relata así: “... Me dirigió la palabra un anciano caballero y me preguntó, 'no le había visto nunca por aquí, joven. ¿Es usted un principiante?'. 'Sí, soy un aprendiz del bróker XY'. 'Ah, su jefe es un buen amigo mío. Le explicaré brevemente lo que ocurre aquí: que exista más papel que tontos o más tontos que papel'. La frase sigue sonando en mis oídos aún hoy, en realidad es el huevo de Colón para el análisis de las tendencias bursátiles. Yo lo expresaría con estas palabras: todo depende de si para los dueños del papel es más importante y urgente vender sus valores o para los dueños del dinero comprar papel”.

Ante la pregunta si la aplicaba en su día a día respondía con un “efectivamente” y definía a los tontos como “personas que viven por encima de su proporción intelectual”. Resulta interesante conocerlos y escuchar cómo analizan los acontecimientos del mundo y de la economía, al igual que un buen jugador de cartas, en especial el póquer, que precisa conocer los pensamientos de su oponente”. “Un buen especulador puede aprovecharse más de la tontería de los otros que de su propia inteligencia. También se puede aprender algo de un tonto, en especial de lo que no debe hacerse”.

Es bueno aclarar que Kostolany era un “especulador” tal y como le gustaba a él llamarse, con lo que buscaba tendencias a corto y medio plazo, en cualquier activo. Fue un genio en la psicología de masas y en detectar tendencias o cambios de ciclos bursátiles.

Todos los que invertimos hemos estado en el lado de los “tontos” muchas veces. La clave del camino para ser un buen inversor es equivocarse cada vez menos en los errores graves, el de estar en el lado de los “tontos” en las decisiones más obvias.

Kostolany define a la bolsa “como una cámara oscura con inversores. Solo pueden encontrar a tientas los objetos que buscan. Como es natural, aquel que se encuentra en la cámara oscura desde hace más tiempo encontrará los objetos buscados con más facilidad que los que acaban de entrar desde la claridad del día.”

"La cantidad de rumores que un hombre puede soportar es inversamente proporcional a su inteligencia”, Arthur Schopenhauer (1788-1860).

La información privilegiada es la más deseada en bolsa y mercados financieros. Todo el mundo la busca. Quizás aún más en España por el perfil psicológico mediterráneo de búsqueda continua de pelotazos. Todos queremos ser ricos sin tener que esforzarnos y nos creemos a cualquiera que nos comente un rumor sobre una posible buena o mala noticia sobre una empresa. El resultado de estas inversiones no son nunca un 50% de probabilidades de ganar, más bien diría que no superan el 10%. Cuando una información o rumor nace sobre una noticia posible muy positiva para una empresa cotizada, suele tener un origen malintencionado. Cuando alguien con muchas acciones quiere vender, necesita que mucha gente compre, quienes verán desesperadamente que su acción no para de caer.

Es interesante conocer una historia real de André Kostolany. Un inversor experimentado como no él nunca caería en comprar algo por un rumor de mercado, más bien seguramente vendería esas acciones, pero en una ocasión sí lo hizo. Este es su relato en primera persona:

En los años 30, pasaba un invierno en St. Moritz, estación de esquí que en aquel entonces era el símbolo de lujo y riqueza. El Hotel Palace jugaba un papel especialmente importante. Era el punto de encuentro de los playboys y de personalidades de todo el mundo. Os preguntareis qué hacía yo allí. Terminaba allí, como espectador, mis años de aprendizaje del estilo de vida cosmopolita, ganando de ese modo una gran experiencia vital que me ha sido útil hasta el día de hoy. Paseando por el vestíbulo del Palace, vi en un rincón a André Citroen, el rey del automóvil. Era poco antes de que se arruinara. En otra mesa se sentaba Sir Henry Deterding, el dueño y señor del consorcio Royal Dutch-Shell. Cerca de él cenaba la competencia: Mr. Walter C. Teagle, presidente de la Standard Oil. Según la chismografía local allí se pactaban precios y mercados, como la OPEP de nuestros tiempos… A dos pasos de ellos vi a Charlie Chaplin (empedernido inversor en bolsa que sufrió en sus carnes el crash del 1929)… Podía ver al doctor Fritz Mannheimer, el más influyente de los banqueros de aquel tiempo, director general de la banca Mendelssohn & Co de Amsterdam. Yo observaba el espectáculo del Palace con los ojos de un detective privado, analizaba los gestos de todos los personajes allí presentes, sus fisonomías…. Una tarde, el botones del hotel me llamó a mi puerta y me entregó un telegrama, que abrí lleno de impaciencia. El texto confirmaba un gigantesco encargo de compra de acciones de la Royal Dutch en todos los mercados del mundo por un valor de varios millones de florines. No comprendía de qué se trataba, miré el reverso del telegrama y vi que no estaba dirigido a mí, sino al doctor Mannheimer…. Mi habitación estaba en frente de la suite ocupada por el Dr. Mannheimer. Hoy muchas décadas después aún siento la sacudida emocional, que me conmocionó. De repente me hallaba en posesión de un secreto de los dioses. Unos días antes había descubierto a Sir Henry conversando con el doctor Mannheimer. Pensé que sin duda estaban tramando algo. Llamé entonces al botones y le devolví el telegrama cerrado de nuevo. Traté de ordenar mis pensamientos. En aquel entonces yo me dedicaba a especular a la baja. Por motivos económicos y políticos, yo me sentí pesimista frente a los indicios que me sugerían tendencias al alza…era un gran periodo de bajadas en las cotizaciones bursátiles… Pero una información como aquella... ¡Eso es algo que solo ocurre una vez en la vida¡ Una confidencia así había que aprovecharla y la aproveché. Compré (acciones) Royal Dutch y en ese momento su cotización empezó a bajar, hasta quedar reducida a un tercio de mi precio de compra. Perdí mucho dinero por hacer caso al telegrama.

Por propia experiencia pude sacar dos conclusiones: un gran financiero también puede ser un mal especulador y en una estación de esquí se pueden aprender lecciones bursátiles muy provechosas”.

Extracto del libro El arte de reflexionar sobre el dinero, de André Kostolany (editorialGárgola).

El 13 de agosto de 1939, el prestigioso banco se declaró en suspensión de pagos tras la muerte del doctor Mannheimer a los 49 años de edad.

Aquí podéis obtener mucha más información sobre el gran André Kostolany, incluso con algunos videos. La próxima semana, más experiencias reales históricas interesantes sobre la bolsa y mercados financieros.

No hay nada más instructivo en los mercados financieros que aprender de experiencias históricas. Da igual que sean de unos años, decenios o incluso siglos. Las pautas siempre se repiten porque de lo que casi nunca se habla es de las reacciones psicológicas de los inversores. La psicología de masas es posiblemente de la que menos estudios e investigaciones se han realizado. Hay varios libros históricos imprescindibles en los que se relatan historias de inversores en bolsa, en divisas o bonos. En este post y en siguientes voy a relatar algunas de las más instructivas de libros como los de André Kostolany, el financiero húngaro de origen judío nacido en 1908, o el libro de Edwin Lefèvre sobre Jesse Livermore, Reminiscences of an stock operator, sobre sus experiencias en la bolsa norteamericana a finales del siglo XIX y principios del XX.

OPEP Precios