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Los interminables errores de nuestros políticos se pagan cien años
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Alberto Roldán

El Inversor Inteligente

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Alberto Roldán

Los interminables errores de nuestros políticos se pagan cien años

"La fortuna se mueve aprisa, y casi todos los hombres despacio. Por eso tan pocos la alcanzan" -Diego De Saavedra FajardoCreo que coincidirán conmigo en que está

"La fortuna se mueve aprisa, y casi todos los hombres despacio. Por eso tan pocos la alcanzan" -Diego De Saavedra Fajardo

Creo que coincidirán conmigo en que está en la naturaleza del ser humano el tratar de entender lo que ocurre a su alrededor. Con el paso del tiempo, la capacidad de comprensión de las cosas y de cómo suceden se ha ido perfeccionando gracias a la explicación que ofrece la ciencia y la lógica. Precisamente, esas dos disciplinas son las que dan poca validez a frases tipo como "todas las desgracias vienen juntas" o que "lo que me ocurre es producto de la mala fortuna". ¿Que de qué hablo? Lean:

- La Comisión Europea decidirá hoy (por ayer) si expedienta a España por ayudas públicas en la forma de deducciones fiscales millonarias a empresas que se han deducido el fondo de comercio generado por compras de compañías en el extranjero.

- Bruselas declara ilegal el reparto de concesiones de transporte en autobús en España (ver Expansión ayer).

- De nuevo, la Comisión Europea emitirá hoy (nuevamente por ayer) con probabilidad sanciones al sector naval por ayudas ilegales concedidas por el Estado.

- La propia reforma del sector eléctrico, anunciada hace menos de una semana, pone de manifiesto por enésima vez el viciado y corrupto sistema de subvenciones públicas para el desarrollo de esa burbuja colosal que son las renovables (el próximo gran marrón de la banca).

Seguro que me estoy dejando alguna que otra noticia reciente, pero da igual, ya que no está en mi interés enumerar todas las acumuladas porque la lista sería interminable. Lo que ejemplifico es la siguiente sucesión: Estado, ayudas, Estado, subvenciones, Estado, auxilio, Estado, sufragar… con la consiguiente lógica aplicada: error, error, error, error… Para nada mala fortuna.

Que nadie se equivoque. No estoy radicalmente en contra de la existencia de programas públicos de ayuda enfocados a determinados proyectos o de sistemas que complementen el desarrollo personal de los más desfavorecidos o con menos medios. De las subvenciones, tal y como están concebidas y desarrolladas en este país, por supuesto que sí, pues lo que creo que es absolutamente obligatorio es que siempre debe existir un mínimo componente de rentabilidad, social o económica, llámenlo como quieran, que brilla por su ausencia en la mayoría de los casos.

El desarrollo de mi reflexión no va tanto sobre la necesidad o no del gasto, llamémoslo 'público complementario', sino en la incapacidad probada de los políticos para desarrollarlos. España vive como he detallado una sucesión de eventos negativos que pueden tener repercusiones considerables de consecuencias impredecibles. No soy catastrofista, es que es la cruda realidad.

La posibilidad de tener que devolver ayudas recibidas por el sector naval implica un coste directo de 2.800 millones de euros, con un impacto indirecto potencial por pérdida de empleo y caída de producción que afectaría a casi 90.000 familias. La eliminación de la deducción del fondo de comercio indirecto es difícil de cuantificar, si bien valorando la cifra de hasta 4.000 millones de euros contabilizada por Telefónica por el fondo de comercio generado tras comprar Vivo hace tres años, no resulta complicado extrapolar que la cuantía contable sería considerable. Del sector eléctrico ni hablamos, y vuelvo a repetir, porque esta burbuja le va a estallar a la banca en todos los morros, y si no al tiempo.

Son esas situaciones incongruentes, que en este caso se dan en el derecho comunitario y en otros en el sentido común, las que me hacen creer cada día que España no tiene solución. El propio Gobierno del PP se desdice a sí mismo con una norma creada ad hoc en su momento para aquellas empresas intensivas en inversiones foráneas y que, sin embargo, desde su nacimiento ya era incompatible con el mercado común. Es tan incongruente como que en su último desvarío fiscal del año pasado, en el que aplicó aquel hachazo fiscal a las empresas con la eliminación de deducción de diversas partidas, ya eliminaba la posibilidad de que el fondo de comercio fuera deducible fiscalmente.

No hace falta seguir la senda tributaria. Ejemplos de incongruencia los tenemos todos los días. Por ejemplo, la reforma educativa. El rodillo del PP la tramitará para que sólo funcione en su último año de legislatura si no lo remedia antes el escándalo Bárcenas, ya que es lógico que una de las primeras medidas que adopte la pinza del voto de izquierdas sea enmendarla en su totalidad.

Y es que así funciona España. La misma que pretende reformar el sistema financiero de manera ejemplar, liderar la regulación en Europa y sumarse a una unión bancaria bandera en mano, y resulta que una de las mayores crisis bancarias de la historia sigue latiendo con voluntad propia gracias en gran parte a la falta de sentido común de nuestros gobernantes y sus decisiones. Saldrá el Gobierno actual y entrará otro, igual o menos capacitado, y así seguiremos, penando errores.

Hace poco, leyendo opiniones en un foro, recordé un ácida pero acertadísima disertación de un fantástico Benito Pérez Galdós que reproduzco íntegra. ¿Saben qué concluía? Que debían de pasar años antes de que ese régimen enfermo que describía fuese sustituido por otro que aportase "nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental". Pues bien, han pasado cien años.

"Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, paupérrima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos…”. Benito Pérez Galdós, Episodios Nacionales.

"La fortuna se mueve aprisa, y casi todos los hombres despacio. Por eso tan pocos la alcanzan" -Diego De Saavedra Fajardo