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Francia y las atroces propuestas económicas de Le Pen
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Daniel Lacalle

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Francia y las atroces propuestas económicas de Le Pen

En Francia, desde luego, nadie puede achacar a las 'políticas neoliberales' el alza de la extrema derecha. Llevan décadas de intervencionismo creciente

Foto: La líder del Frente Nacional, Marine Le Pen. (Reuters)
La líder del Frente Nacional, Marine Le Pen. (Reuters)

“I’ve felt so bad for so long, I’m scared I’m fine” Frnkiero

Si hay algo que sorprende de las elecciones en Francia es que, ante el descalabro y estancamiento de las políticas intervencionistas, los electores elijan algo mucho más intervencionista y extremo. En Francia, desde luego, nadie puede achacar a las “políticas neoliberales” el alza de la extrema derecha. Llevan décadas de intervencionismo creciente.

Lo explicábamos en esta columna. Hay pocos países en el mundo como Francia. Cuenta con un empresariado potente, innovador, creativo, un afán por la excelencia y potencial para liderar en tecnología, industria y comercio a raudales. Enormes oportunidades para generar crecimiento. Y sin embargo, desde hace mucho tiempo, el erial intervencionista impuesto ha llevado a un país que parece secuestrado por el inmovilismo del modelo ‘dirigido’ que ha ido lentamente fagocitando a la iniciativa emprendedora, atacando a su propia línea de flotación con políticas fiscales y de gasto confiscatorias para sostener un sector público hipertrofiado.

A los españoles no les sorprenderá que la extrema derecha en Francia proponga medidas económicas calcadas a las de IU o Podemos. Los extremos se tocan

La última vez que Francia tuvo un presupuesto equilibrado fue en 1980, y desde 1974 nunca ha generado superávit, la deuda pública supera el 93,5% del PIB, hay estancamiento, un paro a niveles históricamente altos y el gasto publico supera el 57% del PIB. Los presupuestos de las administraciones públicas han crecido un 12% en cinco años y el 22% de la población activa trabaja para el Estado, administraciones locales y hospitales públicos. El salario completo bruto que un trabajador debe ganar para disponer de 100 euros tras todas las retenciones por impuestos es de 230 euros (180 euros en España). Más de la mitad de la renta del trabajo se pierde en impuestos y retenciones.

Pues bien, las propuestas económicas del Frente Nacional ahondan en empeorar esos desequilibrios.

A los españoles no les sorprenderá que la extrema derecha en Francia proponga medidas económicas casi calcadas a las de Izquierda Unida o Podemos. Y es que los extremos se tocan.

Las propuestas del Frente Nacional no consisten en mejorar la competitividad o posición internacional de su economía en un mundo globalizado, sino en una oposición frontal a la apertura de mercado, la defensa del dirigismo absoluto y ese concepto terrible de “incentivar la demanda interna” que se traduce en intervencionismo político en toda la economía y financiar elefantes blancos. La política del avestruz.

“Hacer de Francia un país que proteja su producción nacional”. La autarquía más arcaica y que ha sido un fracaso histórico. Es curioso que todos los populistas, de uno y otro extremo, quieren 'proteger' su producción nacional, pero exportar más. Se pensarán que a los que van a exportar son tontos y no harán lo mismo. Intervenir y limitar en casa lo que quieres aumentar al exterior.

Como los populistas, el Frente Nacional propone una expansión monetaria sin precedentes, a lo Venezuela, que ha demostrado ser un desastre sin igual

Además, Le Pen quiere “controlar desde el Gobierno la política macroeconómica”, y abandonar el euro para suplir los errores de competitividad con devaluaciones constantes, que no hacen nada más que empobrecer a todos.

Para salir de la crisis, el Frente Nacional propone, oh sorpresa, abandonar las inexistentes políticas de austeridad -vean las cifras de gasto y peso del Estado en la economía francesa antes mencionadas- y, por supuesto, eliminar el objetivo de equilibrio presupuestario. El Frente Nacional piensa que los inversores se lanzarán felices a comprar sus bonos ante tal dislate económico.

Como todos los populistas, el Frente Nacional cree que el dinero crece en los árboles, y propone una expansión monetaria sin precedentes, a lo Venezuela o Argentina, que ha demostrado ser un desastre sin igual. El Banco de Francia llevaría a cabo una “política monetaria expansiva que permitiría la financiación de las empresas a costes muy reducidos”. Otros, los del Frente Nacional, que piensan que imprimir moneda reduce el coste de financiación, aunque no haya credibilidad. Se deberían preguntar por qué Argentina se financia más caro que nunca a pesar de aumentar la masa monetaria un 30% anual.

Por supuesto, el Frente Nacional promete subir salarios, aumentar pensiones y la reducción de las tarifas del gas, la electricidad y los transportes públicos. Claro, generando hiperinflación suben los salarios y pensiones en un franco devaluado enormemente… que es lo mismo que bajarlos. Y quebrando los sectores productivos no bajan las tarifas, se disparan. En Venezuela subieron 42 veces el salario mínimo para bajarlo en términos reales -en moneda devaluada, descontando la inflación- más de un 50% anual en los últimos cinco años.

Pensar que un problema de intervencionismo dirigista se soluciona con más intervención muestra hasta qué punto hemos pervertido el sentido de la democracia

Pero lo triste de todo esto es que a la población le parezcan buenas ideas. Que se haya instaurado en la imaginación colectiva la idea de los 'Reyes Magos monetarios', y del 'Estado Papá Noel' que crea prosperidad por decreto. La percepción de que se puede destrozar toda lógica económica y que eso va a redundar en mejorar la posición de los ciudadanos. Todo esto, añadido a una visión arcaica de la protección y la defensa de los ciudadanos, que aceptan perder su libertad a cambio de una seguridad que no reciben.

La historia económica de Europa está plagada de episodios de política económica inflacionista y cuentos de que el dinero sale del aire. La Francia de los 'assignats' asoma su terrible cara ante estas propuestas del Frente Nacional. Cuando un Gobierno intervencionista y autoritario imprimía moneda sin control y obligaba a todos los sectores a plegarse a sus decisiones. Luego, al generar escasez e hiperinflación, culpaba a los panaderos y comerciantes, condenándolos a muerte por no aceptar una moneda que no valía nada o negarse a producir a pérdidas. La culpa nunca fue del burócrata que ordenaba imprimir más moneda sin respaldo e imponía lo que se debía producir, cómo y a qué coste.

Pensar que un problema de intervencionismo dirigista se soluciona con más intervención muestra hasta qué punto hemos llegado a pervertir el sentido de la democracia. En un país con mentes tan brillantes e innovadoras como Francia, se ha pasado de una sociedad que ha conquistado sus derechos desde el trabajo duro, compitiendo y conociendo sus responsabilidades, a una que piensa que ante una crisis lo que hay que hacer es repetir los errores. Esperemos que Francia despierte.

“I’ve felt so bad for so long, I’m scared I’m fine” Frnkiero

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