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¿Vuelve la crisis europea? Quieren lanzarnos a otro 2008
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Daniel Lacalle

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Daniel Lacalle

¿Vuelve la crisis europea? Quieren lanzarnos a otro 2008

La tormenta perfecta de los últimos meses nos ha vuelto a demostrar que los bancos centrales no imprimen crecimiento y que enmascarar problemas estructurales lleva a mayores problemas después

Foto: Bolsa de Fráncfort. (EFE)
Bolsa de Fráncfort. (EFE)

Cuando Mario Draghi lanzó su plan de recompra de activos, publicamos un artículo en esta columna que explicaba que “el plan de Draghi no salvará a Europa”.

La tormenta perfecta de los últimos meses nos ha vuelto a demostrar que los bancos centrales no imprimen crecimiento y que enmascarar problemas estructurales con el gas de la risa monetario lleva a mayores problemas después.

La acumulación de riesgo, incentivado por la represión financiera, se ha añadido a la saturación de deuda y la perpetuación de los sectores 'zombis' a través de tipos bajos y refinanciaciones constantes.

Mientras tanto, los estados se han entregado a la idea “el banco central apoya” para retrasar reformas estructurales y, en algunos casos, empeorar su posición acudiendo a mayores déficits.

¿Qué nos demuestra este entorno?

  • El banco central puede enmascarar el riesgo a corto plazo, pero a medio vuelve a mostrarse cuando la evidencia del deterioro es clara. La prima de riesgo de Portugal, por ejemplo, se dispara a más de 300 puntos básicos, a pesar de que el Banco Central Europeo compra casi todos los bonos soberanos que emite. ¿Por qué? El riesgo no se mide por la demanda actual, sino por la marginal. Cuando desaparece el interés de los agentes privados porque el deterioro de las cuentas previsto es demasiado alto, no hay banco central que lo esconda.
  • El enorme peso de la banca, donde sus activos pesan más del 300% del PIB de Europa, hace que el deterioro progresivo de su cartera de préstamos -soberano, emergentes y los préstamos zombis a conglomerados locales medio quebrados- tenga un efecto dominó sobre la economía europea. Esa excesiva bancarización de la UE es un elemento diferenciador único de la crisis europea, promovido y defendido por muchos de los estados miembros, que hacen todo lo posible por entorpecer el desarrollo de sistemas de financiación no bancarios. ¿Por qué? Porque sus bancos 'fetiche', sus campeones nacionales, son un brazo adicional del Estado y compran todos los bonos soberanos, además de financiar los elefantes blancos del gobernante de turno. Para que se hagan una idea, en EEUU, en el pico de la crisis, los activos de la banca no llegaban al 80% del PIB.
  • La acumulación de riesgo promovida por la política de cero tipos de interés lleva a que la extrema fragilidad de las economías europeas genere un 'shock' con muy pocos movimientos.

El enorme peso de la banca hace que el deterioro progresivo de su cartera de préstamos tenga un efecto dominó sobre la economía europea

Seamos conscientes de que las cosas no son tan peligrosas como antes.

El peso del sector inmobiliario en el balance de los bancos ha caído desde un máximo del 30% a un 10%.

La exposición a deuda soberana de los grandes bancos se ha reducido, aunque sigue siendo muy relevante.

El ratio de capital de máxima calidad ha aumentado a un 10% de media.

Eso no evita la fragilidad. Porque los vasos comunicantes de riesgo soberano, déficits excesivos y saturación de deuda en un sistema bancario conscientemente hipertrofiado hacen que, ante la acumulación de deuda, la más ligera pérdida de capacidad de repago ponga en riesgo todo el sistema. Sea por caída de expectativas de crecimiento, menor solvencia de emergentes y por la evidencia, como ha ocurrido en Italia, de que refinanciar zombis no soluciona nada a medio plazo.

Las bolsas se han desplomado ante el efecto dominó que llevamos comentando desde “la parada en seco de emergentes”, pasando por China hasta la ralentización global por saturación de políticas expansivas.

Los agentes económicos, alarmados, se lanzan a pedir que el Banco Central Europeo “haga más”. Tipos negativos, 60.000 millones de recompras mensuales y 639.000 millones de liquidez excedentaria. ¿Ha fallado? Repetir.

El plan del BCE ha llevado a estados y agentes financieros a tomar aún más riesgos, al bajar los tipos de interés a niveles ínfimos y al forzar el crédito, aunque no se haya solventado el problema de deuda europeo.

Europa tiene un problema de sobrecapacidad y exceso de deuda, no de falta de crédito, con un exceso de liquidez de 639.000 millones de euros que el propio BCE muestra en sus documentos. Intentar forzar el crédito no es la solución. Se repite el mantra de que hay un problema de concesión de préstamos y no de sobrecapacidad.

Permítanme afirmar, sin ningún género de duda, que lo que se anuncie en marzo -más madera- volverá a fracasar. El propio Draghi lleva diciéndolo hasta perder la voz. La herramienta de la política monetaria es completamente irrelevante si no se llevan a cabo reformas estructurales. La mayoría de los estados siguen rechazando llevar a cabo reformas de calado que devuelvan renta disponible a las familias, y se entregan, desde el populismo, a gastar más, poniendo mayores escollos al crecimiento real.

Permítanme afirmar, sin ningún género de duda, que lo que se anuncie en marzo volverá a fracasar. El propio Draghi lleva diciéndolo hasta perder la voz

La crisis europea probablemente no se va a replicar porque se disfrazará con más liquidez. Pero será un cierre en falso. Y tratarán de cubrirlo con más gasto, elefantes blancos y planes 'industriales' que volverán a acentuar la sobrecapacidad y el exceso de deuda. Aquí, en casa, piensan 'solucionar' este problema con 25.000 millones más de gasto corriente. Brillante. Repetir 2008, con mucha dignidad.

La saturación de deuda y la sobrecapacidad siempre se niegan porque se achacan a un problema de 'demanda'. Y no es así. Si, además, hemos estado apalancando el sistema a una recuperación que se convierte en ralentización global por exceso de estímulos, la fragilidad del sistema se dispara.

Las bolsas ya descuentan el peligro de una montaña de vencimientos, y lo que antes era una oportunidad, se convierte en miedo ante la imposibilidad de acotar la exposición a un riesgo que se acumula y que ha sobrepasado las expectativas. Lo comentábamos aquí, más de 20 billones en cuatro años y en enero ya avisaba del riesgo de 2016, “el año de los impagos”. El que piense que los bancos centrales y los estados con políticas expansivas y de gasto van a tapar este problema ignora, a sabiendas, que 26 bancos centrales bajaban tipos y aumentaban masa monetaria ya en 2015, y no han parado el deterioro. Lo han extendido.

Cuidado con esos gobiernos y economistas que están dispuestos a lanzarnos a todos, con mucha dignidad, a otro 2008.

Cuando Mario Draghi lanzó su plan de recompra de activos, publicamos un artículo en esta columna que explicaba que “el plan de Draghi no salvará a Europa”.

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