London Eye
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Banca de inversión: ¡al paredón!
Durante los últimos meses hemos escuchado todo tipo de análisis, conjeturas, posturas y conclusiones sobre las causas de la actual crisis a nivel mundial. Parece que
Durante los últimos meses hemos escuchado todo tipo de análisis, conjeturas, posturas y conclusiones sobre las causas de la actual crisis a nivel mundial. Parece que existe un amplio consenso que apunta a la actividad de la banca de inversión como una de las claras culpables de la actual coyuntura económica. Sin querer quitar la razón a quienes mantienen esta teoría, sí me gustaría matizar que se ha estado produciendo un efecto “linchamiento” hacia esta práctica bancaria.
Qué duda cabe de que, tras una crisis tan profunda como la que estamos viviendo, lo que toca es hacer las reflexiones oportunas, el análisis riguroso, la identificación de las causas y la puesta en marcha de medidas que minimicen la aparición de situaciones similares en el futuro. Creo que es en la parte del “análisis riguroso” donde, de cara a la opinión pública, se han mezclado ideas y conceptos, y se ha tratado más de vender la noticia (como suele ocurrir) que de dar una visión real completa y ajustada a la realidad.
Por un lado, se ha inculcado en la sociedad la idea de que “los causantes de la actual crisis” son los bancos y, más concretamente, ¡los banqueros! Es una pena que no se haya explicado lo suficiente que los ciclos en economía real existen y que, después de muchos años de rally alcista, ya tocaba algo de corrección. No se puede negar que el crash financiero provocado por la mala praxis en algunas materias de inversión agravó sustancialmente las consecuencias del cambio de tendencia hasta crear la “tormenta perfecta”.
Continuando con su análisis riguroso, los medios de comunicación y las clases dirigentes se han limitado, en términos generales, a “apuntar” hacia la banca de inversión y a “disparar”, sin pararse a pensar que en los bancos de inversión conviven diferentes negocios y actividades, como puede ser la actividad de financiación corporativa, asesoramiento en fusiones y adquisiciones, o la inversión y gestión de activos. Las personas que conozcan estas disciplinas entenderán que no se puede medir a todos por el mismo rasero y que su contribución a la situación actual es muy diferente o nula.
El problema de estos análisis tan limitados se agrava sustancialmente cuando llega la hora de trasladarlos a la sociedad. Por un lado, muchos medios de comunicación han caído en la tentación de vender el morbo y la catástrofe más que la verdad. Por otro lado, este caldo de cultivo ha servido a muchos dirigentes para adoptar medidas populistas y apuntar sin titubeos a los salarios de los gestores de las entidades financieras como uno de los principales causantes de la actual crisis, como si el papel de los Estados como agentes vigilantes de las prácticas financieras se hubiera cumplido de forma altamente eficaz.
Al final de la historia nos encontramos con que el mayor debate en las reuniones del G20 y de otros organismos versa en torno a los salarios de los directivos de los bancos, en lugar de llegar a verdaderos consensos en lo relativo a los modelos de rentabilidad-riesgo que deberán regir nuestros mercados financieros. Por lamentable que parezca, da la sensación de que los esfuerzos de nuestros políticos se están dirigiendo más hacia la toma de medidas ejemplarizantes que hacia el consenso en la implantación de sistemas de control verdaderamente efectivos.
De pronto, los gobernantes de la mayoría de las principales potencias mundiales están concentrando sus esfuerzos en aparecer ante sus ciudadanos como los “vengadores” tratando de castigar al “villano banquero”, en lugar de proponer fórmulas de consenso que limiten las prácticas de inversión abusivas.
Al final del día, correremos el peligro de no haber aprendido lo suficiente de uno de los mayores crash financieros de la historia y, como seres humanos, que somos… volveremos a tropezar dos veces en la misma piedra.
Juan Santodomingo. Vice President GBS Finanzas
Durante los últimos meses hemos escuchado todo tipo de análisis, conjeturas, posturas y conclusiones sobre las causas de la actual crisis a nivel mundial. Parece que existe un amplio consenso que apunta a la actividad de la banca de inversión como una de las claras culpables de la actual coyuntura económica. Sin querer quitar la razón a quienes mantienen esta teoría, sí me gustaría matizar que se ha estado produciendo un efecto “linchamiento” hacia esta práctica bancaria.