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"Hay que vivir en España, pero trabajando fuera"
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Vicente Varó

No Brain, No Gain

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"Hay que vivir en España, pero trabajando fuera"

Tengo un amigo que es un crack. Tiene 32 años, como yo, un buen puesto en una gran empresa española y un don de gentes fuera

Tengo un amigo que es un crack. Tiene 32 años, como yo, un buen puesto en una gran empresa española y un don de gentes fuera de lo común. Un líder, vamos. Hace un par de semanas quedamos a comer y me dijo que estaba pensando irse a trabajar fuera de España. ¿Por qué? ¿Descontento en su empresa? ¿Malas relaciones con su jefe? No, y tampoco era por la envidia que suelen provocar programas del tipo “Españoles por el mundo”.

El problema de mi amigo es que ha dejado de confiar en España. No ve salida a la situación por ningún lado. Y no se refiere a llevar un sueldo a casa a fin de mes, que yo creo que nunca le faltará: se refiere a poder hacer algo grande en este país, a las capacidades de proyectarse, de desarrollarse profesionalmente, aspirando a lo máximo, a ser un líder en los negocios globales.

Estaba con esta canción dando vueltas en mi mente cuando la semana pasada asistí al VI Foro Medcap, organizado por Bolsas y Mercados Españoles para poner en contacto a inversores, analistas y las compañías de pequeña y mediana capitalización españolas. 

Como comenté en este post, en las mesas redondas en las que estuve siempre salí con la misma sensación: lo duro que está siendo este año para las empresas españolas, según dicen sus directivas. La razón es la tremenda desconfianza que la marca España genera entre los grandes inversores internacionales, que no sólo les afecta en su cotización, sino a la hora de intentar acceder a financiación.

De todas las que escuché, se me quedó grabada esta frase de Guillermo Ruiz Longarte, director general del grupo Tubacex: “El factor España pesa sobre la cotización. Hay un factor absolutamente ajeno que nos penaliza en valoración, en recurso al crédito para financiar proyectos… nos hemos ido a financiar en Austria en vez de España porque nos afectaba demasiado. No tiene lógica ni sentido ni justicia”.

Hace poco, también me contaban un caso de una empresa innovadora española que, en una presentación internacional, la primera pregunta que recibió fue: ¿Pero siendo españoles cómo os las vais a arreglar para cerrar el año sin pérdidas?

El descrédito es tal que ya no tiene sentido seguir hablando de los culpables. ¿Pero qué podemos hacer? ¿Sólo nos queda irnos fuera? Yo aquí estoy más de acuerdo con la frase que le escuché en el foro Medcap a Mariano Blanc, director general económico financiero de Duro Felguera: “Ya no hay muchos mercados, sino uno sólo: el mundo. Ser global es una actitud. Si tienes las condiciones y las características apropiadas no te preocupa que te desaparezca España del mercado, como ha ocurrido”.

Otra forma de verlo sería con otra gran frase, la de Pedro Luis Fernández Pérez, presidente consejero delegado de la compañía de alquiler de maquinaria GAM, que en ese mismo foro MedCap dijo: “Hay que vivir en España, pero trabajando fuera”. Y en las inversiones, lo mismo: hay que vivir en España, pero invertir fuera. Parece utópico, pero no lo es.

Tengo un amigo que es un crack. Tiene 32 años, como yo, un buen puesto en una gran empresa española y un don de gentes fuera de lo común. Un líder, vamos. Hace un par de semanas quedamos a comer y me dijo que estaba pensando irse a trabajar fuera de España. ¿Por qué? ¿Descontento en su empresa? ¿Malas relaciones con su jefe? No, y tampoco era por la envidia que suelen provocar programas del tipo “Españoles por el mundo”.