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La revolución pasiva de la inversión
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Kike Vázquez

Perlas de Kike

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La revolución pasiva de la inversión

Toda aquella persona interesada en la inversión sueña en algún momento de su vida con ser el nuevo Warren Buffett, sin duda uno de los mejores

Toda persona interesada en la inversión sueña en algún momento de su vida con ser el nuevo Warren Buffett, sin duda uno de los mejores gestores de todos los tiempos y probablemente el más admirado. La mala noticia es que Warren solo hay uno, por lo que no, no vamos a ser como él. La buena es que es muy fácil invertir como Warren o como cualquier otro gurú que escojamos, basta con comprar acciones de Berkshire Hathaway o de nuestro fondo preferido y obtendremos sus mismas rentabilidades.

Esta estrategia, pagar por una gestión activa, funcionó francamente bien durante los últimos años, cuando las rentabilidades de la bolsa solían alcanzar el doble dígito. ¿A quién le importa pagar un 1%, un 2% o incluso un 3% si el retorno es del 15% o incluso del 20%? Sin embargo el panorama está cambiando radicalmente ahora que las rentabilidades esperadas disminuyen, fruto de un mundo condicionado por la ZIRP. ¿A quién le importa pagar un 2% por una rentabilidad bruta del 5% y neta del 3%? Sí, lo sé, todo el mundo está levantando la mano. Y de ahí que la actual gran revolución en el mundo de la inversión sea la gestión pasiva.

La gestión pasiva es una estrategia de inversión cuyo objetivo es replicar el comportamiento de un determinado índice, para lo cual se diseña el producto o la cartera con una composición y ponderación lo suficientemente parecida al benchmark elegido. Esta estrategia, al contrario que la gestión activa, no pretende batir al mercado sino replicarlo, entendiendo que a largo plazo es muy complicado batir al índice (lo que encajaría con la EMS o hipótesis de los mercados eficientes) y por tanto, por pura probabilidad, nos irá mejor si no lo intentamos, además de ahorrar tiempo y generalmente costes.

Y es que en países como EEUU y recientemente también en Europa, se está desatando una auténtica batalla por minimizar las comisiones que se imputan, las cuales ya de por sí son mucho más bajas que en la gestión activa situándose generalmente por debajo del 0,5%. Colosos como Fidelity, Vanguard, Deutsche Asset & Wealth Management o BlackRock no paran de bajar los honorarios que cobran a sus clientes, promocionando ETFs con comisiones tan bajas, al menos ante los ojos de un español, como el 0,07%. Si hace dos semanas analizábamos como las comisiones bancarias tradicionales se están minorando paulatinamente, aquí la competencia es aún más brutal.

Los efectos no pueden ser más obvios. Si hace unos años la gestión pasiva era algo marginal, hoy por hoy supone ya más de un tercio de la inversión en fondos y ETFs de EEUU, y en torno al 20% en Europa. Quizá podamos pensar que, sí, estamos ante algo que tiene y tendrá su cuota de mercado, pero que no se convertirá en la principal opción de los inversores. Déjenme dar un dato más: en el último año la gestión pasiva acaparó un 68% de los fondos de los inversores estadounidenses. ¿Moda? No lo creo.

De hecho hay un motivo aún más importante para catalogar este fenómeno de revolución y no de simple moda, y es que los inversores institucionales están muy interesados en él. Fijémonos por ejemplo en una inocente noticia de la semana pasada referente al fondo de pensiones de empleados públicos de California, el segundo más importante en EEUU. Según se publica han decidido prescindir de los servicios ofertados por los hedge funds. ¿El motivo? Un simple fondo indexado que replica la distribución '60% acciones /40% renta fija', distribución que siguen muchos fondos de pensiones, bate reiteradamente en los últimos años a los mentados hedge funds.

¿Una simple anécdota? Podría si no fuese porque estos inocentes movimientos se están repitiendo cada vez con más asiduidad, y podría si no fuese porque están surgiendo nuevas tendencias gracias a la gestión pasiva que marcan un antes y un después, tal es el caso de la 'smart beta'. ¿Qué es la 'smart beta'? Es un paso más allá, es una nueva vuelta de tuerca a la gestión pasiva tradicional para dotarla de una nueva filosofía y retornos diferentes.

Así, la 'smart beta' trata de encontrar ineficiencias en el mercado (en contraposición al EMS) por medio de estrategias que no simplemente siguen un índice, o al menos no uno tradicional, sino que siguen un sistema que creen ganador. ¿Alguien ha pensado alguna vez en invertir simplemente en empresas infravaloradas según algún indicador? ¿O quizá en invertir en acciones con baja volatilidad? ¿O quizá en vender las empresas con mejor comportamiento para comprar otras con peor suerte? Todo ello es 'smart beta', un sistema que prescinde del hombre para darle a la estrategia creada todo el poder.

Claro que...no todo son ventajas. Por una parte tenemos lo obvio, y es que siguen existiendo gestores que baten al mercado reiteradamente y en los que vale la pena confiar. Menos de los que creemos, pero existen. Por otra parte la rentabilidad no lo es todo, y por ello también existen gestores que no consiguen rentabilidades superiores al índice, pero sí consiguen una mejor proporción de rentabilidad en función al riesgo asumido. Eso se paga. Y por último, y quizá más importante, el hecho de invertir a través de la gestión pasiva no nos convierte en vencedores.

Invertir en EEUU a través de un ETF quizá sea más inteligente estadisticamente que hacerlo a través de un fondo de gestión activa, pero quizá lo que no sea una buena apuesta es invertir en EEUU. No trato de dar ningún consejo sobre donde invertir, lo que digo es que la decisión deinvertir en EEUU, en emergentes o en la Eurozona condicionará totalmente nuestro retorno, más que la decisión de hacerloa través de un ETF o un fondo, por ello aún optando por la gestión pasiva no estamos libres de ser engañados por nuestra psicología. De hecho la 'smart beta' es un reflejo de que aun con ETFs o similares nuestras decisiones importan, y mucho.

Quizá después de leer este artículo sientan curiosidad por embarcarse en la gestión pasiva, y es que personalmente creo que solo puede ir a más y que es muy interesante considerarla, al menos parcialmente, para nuestra cartera. Sin embargo debo advertirles de antemano que se encontrarán con dos grandes obstáculos si se lo plantean. El primero es que el coste de compraventa de nuestro bróker no tiene porque ser lowcost. El segundo es que en nuestro país, al contrario de lo que ocurre con los fondos de inversión, en la gestión pasiva no podemos diferir la tributación, salvo que no vendamos. Por ello en España la revolución pasiva está por llegar, pero sí, se trata de una revolución, y sí, está en marcha. Como dijo el propio Warren...

Put 10 percent of the cash in short-term government bonds and 90 percent in a very low-cost S&P 500 index fundCarta a los accionistas 2013 – Warren Buffett.

Toda persona interesada en la inversión sueña en algún momento de su vida con ser el nuevo Warren Buffett, sin duda uno de los mejores gestores de todos los tiempos y probablemente el más admirado. La mala noticia es que Warren solo hay uno, por lo que no, no vamos a ser como él. La buena es que es muy fácil invertir como Warren o como cualquier otro gurú que escojamos, basta con comprar acciones de Berkshire Hathaway o de nuestro fondo preferido y obtendremos sus mismas rentabilidades.

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