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Prohibir los desahucios no es la solución
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Kike Vázquez

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Prohibir los desahucios no es la solución

Prohibir los desahucios no consigue los objetivos que se persiguen, sino que imputa el coste de la medida arbitrariamente y puede dañar gravemente el mercado

Foto: Imagen de varios manifestantes del colectivo de Stop Desahucios. (EFE)
Imagen de varios manifestantes del colectivo de Stop Desahucios. (EFE)

Que nadie me insulte todavía por el título de esta entrada, ya habrá tiempo más adelante. Nadie está literalmente a favor de los desahucios, nadie disfruta con ellos. Contrariamente, en lo que se diferencian los que están en contra de los desahucios de aquellos que los consideran un mal inevitable es en la forma de afrontarlos. Para unos la manera es prohibirlos, y para los otros la forma de enfrentarse a este mal es ir a por las causas subyacentes.

Habrá gente que sí, que esté a favor de los desahucios por puro interés y no tenga ni la más mínima intención de querer ayudar a nadie, que le déigual si alguien vive, muere, es pobre o pasa hambre. Es cierto, pero se trata de un caso extremo, al igual que también lo son aquellos que quieren nacionalizarlo y expropiarlo todo. El debate no está en los extremos, sino en las posiciones realistas.

¿Y qué se le pasa por la cabeza a alguien normal que está‘a favor de los desahucios’? No es que sea un desalmado al que no le duele ver a una familia dejar su hogar, sino que es alguien que se da cuenta de que, al igual que no sirve de nada prohibir la pobreza, el hambre o la necesidad, tampoco solucionaremos nada si legislamos para evitar un fenómeno que no gusta pero que está ahí y cuyo drama seguirá produciéndose. Además, si lo que se plantea sale adelante tendremos que pagar un coste muy alto. Y claro, el problema es, ¿quién lo paga?

Algunas propuestas pretenden que el grueso del coste de la eliminación de los desahucios recaiga sobre los propietarios de vivienda, en el caso del alquiler, o bien sobre las entidades financieras, en el caso de las viviendas en propiedad con cargas asociadas (a quienes ahora mismo les afecta menos la medida pues actualmente la posibilidad de desahuciar está limitada).

Es bien curioso que a veces se escuche que hay que gravar a aquellos propietarios que tienen sus viviendas vacías y, ahora, por otra parte, se pretenda repercutir todo el coste de algo tan importante como son los desahucios a los propietarios que sí deciden dedicar su patrimonio al alquiler. ¿Es malo poseer patrimonio ociosoo lo malo es el patrimonio productivo? ¿En qué quedamos? ¿O quizá, simplemente, como no sabemos solucionar los problemas, lo sencillo es ‘pasarle el muerto’ a quien tiene algo (sea mucho o poco)?

El fenómeno del desahucioes inevitable. La morosidad en el alquiler o en las hipotecas siempre ha existido y existirá, no se puede eliminar por decreto. Pero el problema no son los desahucios, sino los dramas humanos tras ellos;eso es lo que hay que solucionar. El impago seguirá existiendo, se prohíba o no;la cuestión es qué hacer cuando eso ocurre y qué consecuencias tienen esas medidas.

Lo sí podría tener sentido sería realizar una política más ambiciosa de vivienda pública de alquiler con un coste adaptado a la renta

Como comenta Fernando Encinar, a quien le han caído palos por todos los sitios por decir una obviedad, si se impiden los desahucios se acabó el mercado. Actualmente, y tras la caída en los precios, en nuestro país una vivienda en alquiler ofrece una rentabilidad bruta del 5% aproximadamente. A dicha cantidad hay que descontarle los impuestos y otros gastos accesorios para calcular cuánto le corresponde al arrendador. Aunque ahora mismo una vivienda para alquilar sea una inversión interesante, nadie se jugaría su patrimonio por obtener, por ejemplo, un 3% de rentabilidad neta si una hipotética ‘ley antidesahucios’ salieraadelante.

A mayor seguridad jurídica para el arrendador, mayor oferta de inmuebles y menor rentabilidad esperada de los mismos, por lo que los ciudadanos tienen a su disposición mejores inmuebles disponibles y más baratos. Y viceversa, a mayor probabilidad de sufrir pérdidas, mayor será la rentabilidad exigida, y menor el stock disponible en el mercado. ¿Estoy de parte de los arrendadores? No se trata de eso, ningún país se plantea eliminar el desahucio, porque en lugar de facilitar el acceso a la vivienda se dificulta. Será más cara y habrá menos oferta. Obtenemos el efecto contrario.

Por ello, ¿qué propone quien está a ‘favor de los desahucios’? No puedo hablar por todo el mundo, pero intuyo que las propuestas van encaminadas a imitar a países más avanzados que el nuestro y no a otros más pobres. En lugar de impedir el desahucio, lo deseable es que sea lo más rápido posible. ¿Para dejar desamparados a los inquilinos? En absoluto:lo que se busca es aprovechar las ventajas de un mercado amplio y barato, y luchar contra los problemas derivados de la falta de renta por otros frentes, sin cargar todo el peso sobre aquellos que ceden su vivienda.

Estamos ante un problema económico, no inmobiliario, por ello no tiene sentido cargarse el mercado inmobiliario e imputar todo el coste a quien ni pincha ni corta en todo esto. Que sí, que alguien que tiene patrimonio es más rico que quien no lo tiene, pero para combatir la desigualdad existe una política fiscal que debemos determinar y no tomar medidas que discriminen en función de si lo que se tiene es una vivienda en alquiler o, por ejemplo, 150.000 € en el banco. ¿Cuál es la diferencia, que el primero sí usa su dinero para un fin y el otro no? ¿Y eso es malo?

El fenómeno del desahucio es inevitable. La morosidad en el alquiler o en las hipotecas siempre ha existido y existirá, no se puede eliminar por decreto

Como problema económico que es, lo lógico es tomar medidas que vayan a ayudar a los ciudadanos con menos renta. No tiene sentido castigar a los propietarios como si el mercado inmobiliario funcionase mal y además fuese su culpa. Lo sí podría tener sentido sería realizar una política más ambiciosa de vivienda pública de alquiler con un coste adaptado a la renta, abonar una parte total o parcial del alquiler en ciertos supuestos establecidos, mejorar el mercado para favorecer menores precios y mejor calidad (desahucios rápidos, facilitar los seguros de impagos, agilización de trámites jurídicos, política fiscal más favorable para los rendimientos inmobiliarios, al menos hasta determinado nivel de renta…), entre otras muchas.

Los gobiernos tienen decenas de medidas para evitar el problema que tratamos, probablemente menos vendibles políticamente que consignas más radicales, pero sin duda mucho más eficientes y eficaces. Estamos ante un drama, cierto, pero hay que buscar soluciones realistas. A aquellos que están en contra de los desahucios les preguntaría por qué tiene que ser el dueño de una vivienda quien asuma el coste:¿hay que castigarlo por ser propietario? ¿Por qué? Eso es tan arbitrario como que fuesen exclusivamente las personas en contra de los desahucios quienes pusiesen el dinero necesario para abonar las rentas de los que no pagan. Eso no estaría tan bien, ¿verdad?

Y que nadie se equivoque. Creo que las personas están por encima del dinero. Creo que debemos caminar hacia un mundo en donde todos tengamos lo básico cubierto: alimentación, sanidad, educación, justicia, seguridad e incluso vivienda. Pero para ello debemos ser sensatos, pues tener una vivienda en alquiler no es ningún delito. No debemos prohibir los desahucios, sino eliminar las causas de los mismos. Dediquemos los medios que creamos precisos, que eso han elegido los electores, ayudemos a las familias, seamos ambiciosos, pero no seamos demagogos. Parar los desahucios sirve electoralmente... pero poco más. Y, si no, al tiempo.

Que nadie me insulte todavía por el título de esta entrada, ya habrá tiempo más adelante. Nadie está literalmente a favor de los desahucios, nadie disfruta con ellos. Contrariamente, en lo que se diferencian los que están en contra de los desahucios de aquellos que los consideran un mal inevitable es en la forma de afrontarlos. Para unos la manera es prohibirlos, y para los otros la forma de enfrentarse a este mal es ir a por las causas subyacentes.

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