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¿Volvemos a 2008?
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Kike Vázquez

Perlas de Kike

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¿Volvemos a 2008?

Los últimos acontecimientos hacen despertar a viejos fantasmas, ¿se aproxima un nuevo 2008 o estamos ante una nueva sobrerreacción de los mercados?

Foto: Foto: Reuters.
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“When I look at the financial markets there is a serious challenge which reminds me of the crisis we had in 2008”, George Soros.

La frase de Soros que encabeza el artículo ha dado mucho que hablar, y ha sido la excusa perfecta, junto a las recientes turbulencias del mercado, para plantearse: ¿volvemos a 2008? No es el único, véase otro grande. Ray Dalio cree que nos aproximamos al final de un “superciclo” de la deuda y que, en lugar de subidas de tipos pronunciadas, pronto veremos un QE4 por parte de la Reserva Federal. De hecho, agárrense, cree que no será suficiente y también necesitaremos la ayuda fiscal de los gobiernos. Parece que volvemos a los viejos tiempos, si es que alguna vez se han ido.

¿Recuerdan eso de que el banco central estadounidense iba a subir unas cuatro veces los tipos en 2016? Bien, ya nadie se lo cree. Actualmente, el mercado otorga un 77% de probabilidades a que exista una o ninguna subida de los tipos de interés este año, siendo un 38% la probabilidad de quedarnos como estamos. Los indicadores de pesimismo son totalmente extremos y marcan niveles mínimos no vistos en años y comparables a la Gran Recesión.

Los ‘toros’ parecen haber muerto y el optimismo desaparecido de la faz de la tierra, pero ¿dónde nos encontramos realmente? Al fin y al cabo, todos los ciclos acaban mal, por lo que dicho pronóstico no es ninguna sorpresa. La pregunta es hasta qué punto estamos cerca de dicho momento o solo dentro de una gran corrección que dará lugar a más subidas. Esa es la gran cuestión. ¿Algún valiente en la sala que se atreva?

Para aquellos que, como yo, carezcan de la bolita mágica de cristal para ver el futuro, pasemos a analizar los datos.

La pregunta es hasta qué punto estamos cerca de dicho momento o solo dentro de una gran corrección que dará lugar a más subidas. Esa es la cuestión

A los primeros síntomas vividos hace meses, como fueron el frenazo del comercio mundial, la caída de las materias primas o más recientemente las primeras señales de fatiga en el mercado ‘high yield’, se unen ahora fuertes caídas en bolsa, tanto en China, como Europa, Japón o Estados Unidos, por no hablar de los emergentes en conjunto.

Gran parte del mercado está sufriendo lo que se conoce como ‘bear market’, lo que equivale a caídas superiores al 20%. Y, dicha cifra, aunque arbitraria, tiene su importancia. El S&P 500, excepto en 1987, nunca ha caído más de un 20% desde 1950 sin que Estados Unidos entre en recesión. Caídas de doble dígito son habituales, de hecho en la mitad de los años desde 1950 hay una, pero de más del 20% no (el S&P 500, desde máximos, aún no lo ha hecho). Por lo que la principal variable para diferenciar una gran caída de una mera corrección parece ser la economía estadounidense, pues sigue siendo la locomotora del mundo. ¿Está EEUU al borde de la recesión?

Según los pronósticos, no, pero los pronósticos nunca aciertan, así que pasemos olímpicamente de ellos. Indicadores muchos más fiables son algunos de los mencionados por Daniel Lacalle en uno de sus últimos artículos.

Muy preocupante es que la ratio de inventarios entre ventas esté en los mayores niveles desde la Gran Recesión. Muy preocupante es que la producción industrial se sitúe en negativo, con una caída del 1,8% interanual, algo no visto sin ser precedente de recesión. Son preocupantes los PMI manufactureros a nivel global (salvo Europa). Es preocupante que estemos cerca del fin de este ciclo de la deuda. O los diferenciales que vemos en el mercado de bonos corporativos europeos. O las expectativas de inflación

La principal variable para diferenciar una gran caída de una mera corrección parece ser la economía de EEUU, pues sigue siendo la locomotora del mundo

Hay muchos motivos para ser pesimistas, y más si tenemos en cuenta de dónde venimos (gran crisis, grandes estímulos, gran distorsión, gran falta de comprensión sobre el funcionamiento de los mercados y la economía…). La recesión es totalmente posible en Estados Unidos, y hoy por hoy estamos ante la locomotora del mundo. Si a eso le añadimos que, de un crecimiento alto en trimestres anteriores, han pasado a un crecimiento esperado del 0,7% en el cuarto trimestre de 2015 o del 0,1%, según JP Morgan, pues tenemos todos los ingredientes para desconfiar.

Máxime con una caída inimaginable del petróleo meses atrás, y por tanto más desconfianza y SWF de países exportadores vendiendo para conseguir liquidez; máxime con un mercado en el que gran parte del estímulo para comprar era la Reserva Federal (ya no está) y las recompras de acciones y fusiones y adquisiciones, las cuales representaban un 70% de la demanda de acciones. Máxime que, haya recesión económica o no, sí estamos en una recesión de beneficios y por tanto las valoraciones deben ajustarse (además, las cuentas parecen cada día más manipuladas).

¿Alguien quiere motivos para el pesimismo? Los encontrará, hay luces rojas en cualquier lugar al que miremos. Así que mi consejo no puede ser otro que recomendar toda la prudencia del mundo a cualquiera que no sepa perfectamente lo que está haciendo. Si bien tampoco podemos quedarnos solo con la parte negativa, porque así como hay indicadores preocupantes, también existen argumentos que deberían hacernos dudar.

Por ejemplo, el 70% de la economía estadounidense se basa en el consumo, y el consumo hasta la fecha se ha comportado bien, la confianza es alta, los salarios por hora trabajada crecen y el empleo sigue aumentando. ¿Encaja esto de alguna manera con una recesión?

Si vamos a uno de los indicadores por excelencia en los mercados para analizar esta variable, también se nos plantearán dudas. La ‘archiobservada’ curva de tipos de la deuda pública muestra un diferencial superior al 1% entre los 10 y los dos años. Esto tradicionalmente querría decir que la recesión está aún a muchos meses vista, en torno a 2-3 años. La curva de tipos no encaja con otros indicadores, y estamos ante uno de los más fiables (¿quizá distorsionado por las políticas monetarias?).

Por eso, en lugar de con la cita de Soros, me gustaría quedarme con una de un colega suyo, Druckenmiller.

“I feel more like it was in ’04 (…) I just know it’s going to end badly and a year and a half later we figure out it was housing and subprime. I feel the same way now”, Druckenmiller.

Yo no sé si estamos en 2004 o en 2008, pero sí sé que este mercado ha crecido a empujones, con desconfianza, sé que aun en sus máximos históricos, la gente no compraba el ‘back to normal’. Es normal que ante las primeras dudas reales se produzcan movimientos extremos, especialmente teniendo en cuenta quiénes lo hacían subir (Reserva Federal, ‘buybacks’, M&A, SWF…). Esto acabará mal, todos los ciclos lo hacen, y este, además, tiene aún serios desequilibrios procedentes de la Gran Recesión. El QE volverá.

Pero diría, aventuradamente, que a día de hoy no podemos afirmar que EEUU entrará en recesión, no mientras no se vea un deterioro mayor en el consumo, en el empleo y en los salarios. No mientras la curva no se aplane más. Los más probable es que la economía norteamericana, tras un trimestre malo, vuelva a crecer, quizá menos de lo esperado, pero a crecer. Lo más probable es una recesión de beneficios, pero no económica. Aunque, como ya dije, no recomiendo ahora mismo el riesgo. No lo hice en los últimos meses, no lo voy a hacer ahora. El ciclo acabará mal y cada vez estamos más cerca de él, por ello, seamos prudentes.

“When I look at the financial markets there is a serious challenge which reminds me of the crisis we had in 2008”, George Soros.

Recesión Reserva Federal George Soros Tipos de interés Salarios de los españoles