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¿Hay demasiados bancos en Europa?
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Kike Vázquez

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¿Hay demasiados bancos en Europa?

Draghi insiste una y otra vez en que hay demasiados bancos en Europa y se necesita una consolidación. Puede ser, pero no es ni mucho menos lo más importante

Foto: Burro grande, si anda; si no, mejor veloz
Burro grande, si anda; si no, mejor veloz

Draghi ha dictado sentencia: “hay demasiados bancos en Europa”. Esa, y no otra, es la verdadera causa de los males del sector financiero, al menos eso se intuye de las palabras pronunciadas por el banquero el pasado jueves y ayer lunes. Por ello la solución parece clara: burro grande, ande o no ande. ¿Fácil, no? Pues no, porque si bien es cierto que a menor competencia mayor rentabilidad (y esta debe mejorar pues se sitúa en el 5% con un COE cercano al 10%), no menos cierto es que, de quedarnos ahí, no entenderíamos lo que realmente está pasando: el negocio está cambiando, y quizá sea para siempre.

El mercado claramente recurrió al refranero español y compró bancos como Santander, BBVA o Deutsche Bank (+2,28%, +2,81% y +3,24% respectivamente el jueves) y vendió otros como Bankinter (-0,03%). El mercado compró burros grandes y vendió équidos veloces. Ellos sabrán. En mi opinión la baja rentabilidad del sector llevará a una mayor consolidación, pero los vencedores no serán los grandes sino, como diría Darwin, los que mejor se adapten, independientemente de su tamaño.

Que nadie interprete esto como una recomendación de compra o venta, ya que hay bancos grandes y buenos, y pequeños y malos. Lo que trato de explicar es que el tamaño no es una variable a la cual mirar para enfrentarnos al futuro. ¿Para qué quiere un banco ser grande si domina internet? ¿Realmente el tamaño es una ventaja contra las nuevas fintech? Lo que debemos observar es el modelo de negocio y qué respuesta ofrecen ante los dos grandes retos del momento: la financiación se está convirtiendo en un producto commodity y los bajos tipos se están convirtiendo en estructurales.

La baja rentabilidad del sector llevará a una mayor consolidación, pero los vencedores no serán los grandes sino, como diría Darwin, los que se adapten

Voy a repetirlo más lentamente para que se entienda su gravedad. La mayor parte de los bancos ofrecen el mismo producto: una hipoteca, un préstamo, un depósito. Ellos tratan de vestirlo de servicio y de diferenciarse, pero no es sencillo. Para la mayor parte de los clientes la única diferenciación es el precio, y con la irrupción de la financiación p2p aún más. ¿Cuánto me cobras de comisión?¿Qué tipo de interés tengo que pagar?¿Cuánto ofrece el depósito? Son las tres preguntas clave hoy en día. Un producto commodity no tiene margen, si no tienes margen debes competir por volumen, y entonces debes convertirte en un burro grande.

Puede parecer que me estoy contradiciendo y dándole la razón a Draghi. En parte sí, la banca no diferenciada morirá poco a poco para dar paso a entidades que aprovechen mejor las economías de escala. Pero esos no serán los verdaderos vencedores. Vencedor será aquel que entienda su nicho y lo explote correctamente. ¿De verdad puedes ser el mejor en exportación, en pymes, en banca privada, en banca personal, en particulares, en fusiones y adquisiciones…? Las fintechs intentan ofrecer soluciones personalizadas para cada nicho, aumentando la especialización de todo el sector (de hecho es la propia banca quien más está innovando), o eres competitivo en donde estás o te quedarás fuera.

Todo esto se da en un entorno de bajos tipos de interés estructurales. O dicho de otro modo: en un entorno en el que no puedes ganar mucho dando préstamos y subvencionar otras actividades menos rentables; o en el que actividades secundarias se convierten en principales para muchas entidades, compitiendo todos por lo mismo y matando finalmente la gallina. O eres de los mejores en tu nicho o poco a poco te acabarán echando. Aventuro que con los años veremos grandes bancos commodity y grandes, o pequeños, bancos especializados. No es el tamaño lo más importante, es el modelo de negocio.

¿De verdad puedes ser el mejor en exportación, en pymes, en banca privada, en banca personal, en particulares, en fusiones y adquisiciones…?

Y por mucho que se intuya que la Reserva Federal va a subir pronto los tipos de interés, lo cierto es que no hay más que nubes sobre el horizonte. No porque no vayan a existir subidas, sino porque nadie tiene nada claro que los tipos de interés vayan a despegar en algún momento, al menos no como antaño. Al contrario. Por ejemplo la Reserva Federal insinuó una subida de tipos en diciembre, y al mismo tiempo bajó el crecimiento potencial de la economía estadounidense a largo plazo por debajo del 2% por primera vez, en concreto al 1,8%. Su estimación de tipos a largo plazo se queda en un pírrico 2%. Nadie sabe cuándo los bancos centrales dejarán realmente de intervenir, dejando de perjudicar a la banca.

Nadie sabe lo que pasará, pero que en 8 años de crisis no nos hayamos quitado de encima el fantasma del ‘estancamiento secular’ dice mucho de la salud de nuestra economía. Existen incertidumbres sobre el envejecimiento de la población, sobre los efectos de la desigualdad en el crecimiento, sobre la evolución de la productividad o sobre los efectos del desarrollo tecnológico. Y eso no solo tiene una influencia directa sobre los tipos de interés y el sistema financiero, también indirecta. ¿Podrían las aseguradoras dedicarse a prestar recurrentemente a la economía real para obtener rentabilidad? ¿Y los futuros pensionistas ante la ausencia de rentabilidad para garantizar una pensión? ¿Con cuántos competidores futuros tendrá que enfrentarse la banca?

Quizá la crisis que vivimos solo sea una sobredosis de deuda, de deuda usada por querer evitar lo inevitable

Quizá en unos años nos riamos de lo tontos que fuimos preocupándonos por esto, o quizá la caída de tipos de interés a nivel global que vivimos desde los años 80 realmente sea una tendencia estructural de largo recorrido. Quizá la crisis que vivimos solo sea una sobredosis de deuda, de deuda usada para tratar de evitar lo inevitable. Sea como fuere, vivimos en un mundo con más deuda que nunca, pero paradójicamente esto no sirve de nada a las entidades financieras para conseguir ser rentables. Es como vivir en un mundo de borrachos en donde los bares no hacen negocio. Así está la banca.

La caída de los tipos de interés, la intervención de los bancos centrales, la falta de diferenciación o la nueva competencia están causando muchos problemas al sistema financiero. Por ello Draghi tendrá, en parte, razón, y veremos consolidación de entidades commodity para ganar volumen. Pero, también, comprobaremos que los grandes vencedores serán aquellos que opten por un nicho y sepan diferenciarse en él. O, dicho de otro modo: burro grande, si anda; si no, mejor veloz.

Draghi ha dictado sentencia: “hay demasiados bancos en Europa”. Esa, y no otra, es la verdadera causa de los males del sector financiero, al menos eso se intuye de las palabras pronunciadas por el banquero el pasado jueves y ayer lunes. Por ello la solución parece clara: burro grande, ande o no ande. ¿Fácil, no? Pues no, porque si bien es cierto que a menor competencia mayor rentabilidad (y esta debe mejorar pues se sitúa en el 5% con un COE cercano al 10%), no menos cierto es que, de quedarnos ahí, no entenderíamos lo que realmente está pasando: el negocio está cambiando, y quizá sea para siempre.

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