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Paramés, el analista de negocios
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Kike Vázquez

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Paramés, el analista de negocios

En el libro ‘Invirtiendo a largo plazo’, presentado el pasado 5 de octubre, el gestor nos enseña las bases para invertir en bolsa. Una visión poco convencional, pero muy exitosa

Foto: Presentación del libro de Francisco García Paramés en Madrid. (El Confidencial)
Presentación del libro de Francisco García Paramés en Madrid. (El Confidencial)

Admiro a Paramés. Tanto que, lo primero que hice tras ahorrar mis primeros 6.000 euros trabajando, fue transferirlos a Bestinver. Lo normal es comprarse un coche, irse de vacaciones o darse un capricho caro. A mí, por la contra, nada podía hacerme más ilusión en ese momento que dejar mi dinero a disposición de uno de los mejores inversores de la actualidad. Por ello hoy espero me permitan hacer una breve reseña de ‘Invirtiendo a largo plazo’, su nuevo libro.

Lo primero que debo decir de la obra es que me ha hecho empatizar (aun más) con el autor. Vivimos en un mundo en el que parece que hay que ser sobrenatural curricularmente para triunfar, y Paramés lo es, pero no por haber estudiado en una universidad cara, no por ser el mejor de su colegio, sino por haber desarrollado la curiosidad y por haber ejercido como autodidacta. Lo importante es que algo despierte tu ‘chispa’ (en su caso la revista Business Week) y a partir de ahí no parar de aprender, no tus títulos. No podría estar más de acuerdo.

El método Paramés

Tuvo un golpe de suerte al entrar en una emergente Bestinver, que le permitió desarrollarse como profesional, sin casi pretenderlo. Si no hubiese sido así posiblemente hoy hablaríamos de un excelente consultor que es a donde él se había enfocado. Sin embargo, como vamos a ver a continuación, la realidad es que la vida lo ha llevado por un camino paralelo: en el ‘método Paramés’ importa más ser un buen analista de negocios que un buen financiero, importa más la estrategia que los números.

En esto quizá beba de su admirado Buffett (“el mejor inversor de la historia” dice) y su ‘moat’; o quizá de Álvaro Guzmán de Lázaro, de quien dice siempre primó la calidad sobre el precio, entendiendo esta como generar una ROCE elevada y sostenida en el tiempo. En el caso que nos ocupa no siempre fue así y, de hecho, fue necesario una de las mayores crisis del último siglo para que ‘el método Paramés’ evolucionase hacia ahí. Y este es un rasgo muy definitorio. La mayor parte de los inversores ‘value’ buscan el precio, buscan ante todo comprar barato y 'dar el golpe', siendo una mejor estrategia a largo plazo apostar por la calidad (pagándola lo menos posible, eso sí) y evitar los ‘value traps’.

En el ‘método Paramés’ importa más ser un buen analista de negocios que un buen financiero, importa más la estrategia que los números

Pero, ¿cómo detectar esas compañías de calidad que consiguen una ROCE elevada sostenida en el tiempo? A través del análisis del sector y de la posición competitiva de la compañía, y en concreto a través de las barreras de entrada existentes (ventaja en costes, que sea difícil pasarse a la competencia, una gran marca, o que sean necesarios un elevado número de usuarios). Paramés es en realidad un analista de negocios, no un inversor al uso, es ahí a lo que dedica su tiempo. Una vez encontramos una buena empresa podemos pensar en calcular un beneficio normalizado y multiplicarlo aproximadamente por 15 veces para obtener su valoración, pero para eso una calculadora de las más simples sirve; para realizar un buen análisis estratégico solo una buena cabeza. Y es por ello que existen tan pocos inversores extraordinarios como él.

Acciones, volatilidad y gestión pasiva

Me han llamado también la atención otras tres cosas del libro: la respuesta a por qué invertir en acciones y no en otros activos, su visión de la volatilidad y el riesgo, y su aceptación de la gestión pasiva. Comencemos por el principio, ¿por qué acciones y no ladrillo, o bonos?

Pues bien, en su opinión solo los activos reales nos garantizan siempre el poder adquisitivo (reales como las acciones o el ladrillo, en comparación a los ‘monetarios’ como la renta fija) y, partiendo de ahí, porque solo los activos reales diferenciados nos proporcionan una rentabilidad extra. Esto es, un bono puede ser una buena o una mala inversión, pero no siempre nos garantiza no perder en términos reales (especialmente por culpa de los numerosos períodos inflacionarios), algo que debe ser nuestra prioridad. Al mismo tiempo, el ladrillo puede ser una buena elección, y en ciertos escenarios lo recomienda, pero al ser sustituible, al contrario que una buena compañía, no es el más rentable a largo plazo.

En períodos superiores a 10 años es más fácil perder dinero con bonos que con acciones y cuanto mayor es el plazo más se incrementa la ventaja

Quizá nos eche para atrás el mayor riesgo aparente de la renta variable en comparación con otras opciones más conservadoras. Sorprendentemente, según estudios citados en el libro, en períodos superiores a 10 años es más fácil perder dinero con bonos que con acciones y cuanto mayor es el plazo más se incrementa la ventaja. Podemos no estar dispuestos a soportar los vaivenes de la bolsa, pero aún más sorprendentemente, en períodos superiores a 20 años, la renta variable presenta una volatilidad menor que la renta fija. Si nuestro horizonte temporal es largo no existe ningún activo que nos dé tanto asumiendo un riesgo tan bajo. Ni CAPM ni nada.

Foto: Francisco García Paramés presentó su libro esta semana en Madrid

Cierto es que la contrapartida es que a corto plazo debemos asumir una mayor volatilidad, ¿qué dice a eso Paramés? Paramés adora la volatilidad, para nada la considera un riesgo sino una oportunidad. Una crítica a menudo achacada a los inversores value es que ‘no controlan el riesgo’, que ‘sufren mucha volatilidad’. Recordemos que la corriente predominante en el mundo actual es conseguir la mayor rentabilidad posible, pero con una determinada volatilidad, algo que comercialmente vende mucho. Sin embargo Paramés no solo no vendería una acción volátil, si cae compraría más, porque es precisamente la volatilidad y las caídas las que permiten obtener rentabilidades tan buenas a largo plazo.

¿El requisito? Debemos creer en nuestra valoración, o bien en la valoración del gestor al que confiemos nuestro dinero. Si la valoración es buena ganaremos dinero, no importa cómo de loco se vuelva el mercado. Y es ahí donde recomienda la indexación a todos aquellos que no confíen en un gestor o no quieran complicarse, ya que la mayor parte de fondos no se merece las comisiones que cobra. Si bien augura que el auge de la gestión pasiva nos brindará más oportunidades para invertir por la menor discriminación del mercado, algo con lo que estoy de acuerdo.

Conclusión

Paramés invierte en acciones no porque le encante analizar empresas, que seguro que también, sino porque después de un análisis totalmente racional lo considera el mejor activo posible para quienes tengamos un horizonte temporal largo. La contraprestación es la volatilidad a corto plazo, algo que se compensa con rentabilidades a largo y un riesgo muy inferior al que en un primer momento podríamos percibir.

Una vez nos decidimos debemos apostar por empresas de calidad, empresas con barreras de entrada que consiguen una alta ROCE recurrente. Y partiendo de esa premisa cuanto menos paguemos, mejor.

¿Algún punto débil? Copio de la página 264. “Es casi imposible no estar de acuerdo con él en todas sus ideas generales sobre inversión. En cambio (…) piensa que unos políticos, con incentivos a veces perversos, pueden acertar en algo tan complicado como la supuesta gestión de una economía. (…) Es en la teoría económica donde encuentro un pequeño punto débil” El habla de Buffett, yo de su libro. Él es profundamente austriaco, yo no me caso con ninguna teoría. Sin embargo creo que es un error que muestre discrepancias con un grande por algo que no afecta a la inversión (o quizá es que, aunque muchas ideas austriacas me gustan, estoy muy alejado de otras como el patrón oro y por ello no comparto algunas cosas).

Sin embargo, solo hago esta mini crítica para que no parezca que solo recomiendo el libro por mi profunda admiración al autor. El libro es muy recomendable y él uno de los grandes a nivel mundial. No puedo más que alegrarme del día que conocí Bestinver, porque aprendí mucho con ello, ni del día que invertí mis primeros 6.000 € en la gestora, porque ha sido uno de los mejores usos que he dado a mi dinero. Asimismo darle las gracias porque, según se dice, pondrá a su nuevo proyecto el nombre de un lugar próximo a Ferrol. Por si todo lo anterior fuese poco, llevará por el mundo adelante un trocito de Galicia. Gracias Sr. Paramés, muchas gracias por todo.

Admiro a Paramés. Tanto que, lo primero que hice tras ahorrar mis primeros 6.000 euros trabajando, fue transferirlos a Bestinver. Lo normal es comprarse un coche, irse de vacaciones o darse un capricho caro. A mí, por la contra, nada podía hacerme más ilusión en ese momento que dejar mi dinero a disposición de uno de los mejores inversores de la actualidad. Por ello hoy espero me permitan hacer una breve reseña de ‘Invirtiendo a largo plazo’, su nuevo libro.

Francisco García Paramés