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'Fintech': demasiadas expectativas
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Kike Vázquez

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'Fintech': demasiadas expectativas

Aplicar tecnología al sector financiero es un gran cambio para el negocio, pero los bancos no morirán por ello ni las 'startups' obrarán milagros. Al menos por el momento

Foto: El fenómeno 'fintech'.
El fenómeno 'fintech'.

Un famoso estudio de 'The Millennial Disruption Index' dice que la banca es el sector más expuesto a la disrupción por la ‘generación del milenio’, los nacidos entre 1980-2000. De este estudio nace la famosa estadística que dice que un 71% de los miembros de esta generación prefiere ir al dentista que a una entidad financiera, o que un 53% no ve diferencias entre los diferentes bancos o que un 33% afirma no necesitar un banco tradicional en absoluto.

Probablemente en el análisis de este estudio se haya infravalorado la mejora experimentada por la odontología en los últimos años, no obstante la banca es claramente culpable del resultado: siempre ha pensado en el cliente como una vaca a la que hay que ordeñar para cumplir objetivos, sin importar demasiado su experiencia o deseos. Con estos antecedentes, la mejora tecnológica y un público receptivo al cambio, obtenemos una disrupción. Así lo comenté en mi artículo de febrero de 2016 ‘Locura 'fintech’, cuando comenzamos a ver iniciativas en nuestro país como ImaginBank de CaixaBank.

Sin embargo, me da la impresión de que las expectativas de este segmento están cumpliendo a la perfección con el conocido como ‘hype cycle’ de Gartner. Las tendencias tecnológicas suelen crear elevadas expectativas en sus momentos iniciales, sin embargo llega un punto que se espera tanto, que dichas expectativas caen en picado para dar lugar a un nuevo ciclo más lento y sostenible que sí marcará el futuro. Aquí pueden ver una gráfica de 2016 y aquí una evolución a lo largo de los años.

placeholder Ciclo del 'hype' según Gartner.
Ciclo del 'hype' según Gartner.

Así, es cierto que hemos visto cómo han nacido bancos como N26 (“el primer banco móvil paneuropeo”), entre otras muchas iniciativas. El cambio está ahí. Sin embargo, a pesar de todo el bombo y de las elevadas expectativas, ¿qué ha cambiado en nuestro día a día? En la vida real, lo único que ha cambiado, es que la gente sigue usando su banco tradicional de forma más digital. Es la banca tradicional quien, hasta la fecha, está ganando con el cambio.

Como dice Jamie Dimon, CEO de JP Morgan. “Muchas de las cosas que hacen, nosotros también las podemos hacer; muchas de las cosas que hacen, nosotros no las queremos hacer… Por supuesto, pueden ser competidores”. La banca no pasa por su mejor momento por el menor aumento del crédito y los bajos tipos de interés, pero por el momento más que mayor competencia lo que vemos es mayor concentración. Más que entrantes robando negocio estratégico, vemos a entrantes sobreviviendo y deseando ser comprados por un grande.

Por ejemplo, recientemente en un evento en Madrid, el CEO de Atom Bank acusó a los bancos tradicionales de “ser las empresas más ineficientes del mundo, solo disimulan sus costes elevados y su baja productividad con la enorme cantidad de dinero que manejan”, llegando a decir que tienen sus días contados y que la pugna con las 'fintech' sería como el enfrentamiento de “David contra Goliat”. “Te crees David, pero eres Goliat”, le respondió el jefe de innovación de Rabobank. Y es que Atom Bank está participado por BBVA. Ya son, de alguna forma, parte de la banca tradicional.

Foto: La industria proptech logró inversiones por 2.500 millones en 2016

De hecho, si la digitalización prosigue y se siguen cerrando oficinas, lo que ocurrirá en primera instancia es que los costes operativos se reducirán. Si las oficinas pasan de tener 5.000 clientes a 35.000 o 45.000 clientes, como pronosticó recientemente Francisco González, se reducen salarios, alquileres… Por lo que, por el momento, el cambio no afecta a la cuenta de resultados, al menos no negativamente. En el futuro ya se verá.

Claro que, eso no quiere decir que la amenaza no exista. El cambio de modelo desde uno intensivo en oficinas a otro intensivo en tecnología hace que muchos actores, a priori ajenos a las finanzas, se sientan atraídos por ser banqueros. Que no hayamos visto muchas 'startups' ofreciendo algo realmente diferente, no quiere decir que no vayamos a ver a empresas hacerlo. Muestra de ello son los recientes anuncios de Amazon, quien ya financia a proveedores, la consolidación de Ant Financial (vinculada a Alibaba), el interés por los pagos y las transferencias de dinero por parte de las grandes tecnológicas, o por crear bancos digitales por parte de las telecos. Desde luego cuentan con talento para hacerlo.

Foto: Grégoire de Lestapis, CEO de Lendix en España. (Foto: Enrique Villarino)
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Aunque, por lo de pronto, el cambio ha partido de la propia banca tradicional: ImaginBank (4,5/5) o Abanca (4,4/5), consiguen mejores notas que N26 (4,2/5) en sus aplicaciones móviles para Android. En niveles similares al banco digital se sitúan CaixaBank o BBVA. O como diría Dimon “a los 'millennials' no les gusta la banca hasta que cobran su primera nómina, entonces les encanta Chase”. No en vano JP Morgan se gastó 600 millones el año pasado en ‘fintech’ para vencer los prejuicios.

¿Demasiadas expectativas con los nuevos entrantes? Probablemente, y muestra de ello es que la inversión fintech se redujo en 2016 con respecto a años anteriores. Quizá porque, hasta la fecha, los nuevos competidores no han conseguido superar a la banca tradicional. O, si han amenazado con hacerlo, han sido comprados. Aunque, que se frenen las expectativas, puede ser positivo: puede simbolizar la calma que precede a la verdadera disrupción, esa que sí afecta a nuestras vidas. Ahí se verán los verdaderos vencedores, unos serán tradicionales y otros están por llegar.

Un famoso estudio de 'The Millennial Disruption Index' dice que la banca es el sector más expuesto a la disrupción por la ‘generación del milenio’, los nacidos entre 1980-2000. De este estudio nace la famosa estadística que dice que un 71% de los miembros de esta generación prefiere ir al dentista que a una entidad financiera, o que un 53% no ve diferencias entre los diferentes bancos o que un 33% afirma no necesitar un banco tradicional en absoluto.

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