El amigo Romano Prodi interviene y bombardea la fusión Abertis-Autostrade, que queda varada

Annus horribilis para La Caixa después de esa decisión de aplazar, quién sabe si sine die, la famosa fusión Abertis- Autostrade, una operación que fue anunciada a bombo y platillo puesto que creaba un gigante mundial fruto de la colaboración de dos empresas privadas. Eso sí, dependientes de las concesiones públicas.

Ese ha sido el agujero por el que se han ido las buenas intenciones de esta operación en la que finalmente el Gobierno del amigo Romano Prodi, para más INRI ex presidente de la Comisión Europea, ha intervenido descaradamente bombardeándola desde su inicio hasta que ha quedado varada.

Ha sido una combinación explosiva la de la política y la economía que ha dado como resultado el desastre.

La Europa del libre comercio, de la libre circulación de mercancías, del mercado único se reduce una vez más a un grupo de países que se dicen socios, que impiden operaciones transfronterizas y que no dejan que Bruselas se meta en sus asuntos, pese a la apertura de expedientes que se suelen pasar por el Arco del Triunfo, con perdón.

El Gobierno alpino, con el ex juez manos limpias Antonio Di Pietro como ministro de Infraestructuras, ha considerado que el problema no era la fusión, sino que era y es una cuestión puramente italiana, que debe ser resuelta.

Que no te gusta una fusión, pues cambias la normativa y a aquí paz y después gloria. Una nueva normativa sobre concesiones diferente a la que ya existe y que puede modificar de plano el capítulo de ingresos de Autostrade-Abertis, al cambiar el sistema de cálculo de los peajes, la valoración de la empresa italiana, participada por la familia Benetton y, por supuesto, echar por tierra la operación de canje prevista.

La idea de que empresas constructoras como ACS participen en sus concesionarias, prohibida en Italia, fue esgrimida inicialmente en contra de la operación que desde que fue apuntada ha sufrido constantes obstáculos para su desarrollo y posterior puesta en marcha.

Un caso meridiano de intervención estatal impidiendo el desarrollo normal de la actividad empresarial, algo de lo que el Gobierno español sabe bastante en el caso de la OPA de E.ON sobre Endesa, aunque se haya tenido que retractar y haya dado marcha atrás.

De todos modos, ayer mismo el Ministerio de Industria español dice a la Comisión Europea que su contestación sobre los recursos de la OPA de E.ON sobre Endesa se ajusta al derecho comunitario.

La Comisión Europea consideró ilegales las medidas impuestas por el Gobierno alemán a E.ON para adquirir Endesa porque vulneran, en su opinión, los principios de libre circulación de capitales, derecho de establecimiento y libre circulación de mercancías.

Se vulneran los principios básicos que fundamentaron la creación de la Unión Europea, pero eso no parece importar lo más mínimo a algunos gobiernos, entre ellos al italiano que con esto de la entrada de empresas extranjeras se pone el mundo por montera y las evita en la medida de lo posible. El caso Abertis-Autostrade es una muestra más de esa Europa rancia que se niega a perder el pelo de la dehesa del proteccionismo. Así nos va con el amigo Prodi, que era considerado un liberal.