Apple presentó el iPhone 5 ¿y ahora...?

“El iPhone 5 es el dispositivo de consumo más impresionante que hemos creado nunca”, ha declarado Philip Schiller, vicepresidente de marketing mundial de Apple. “Hemos metido innovación y tecnología avanzada para dar y tomar en un dispositivo fino y ligero. Es toda una joya, con una espectacular pantalla de retina de 4 pulgadas, un velocísimo chip A6, redes inalámbricas ultrarrápidas, aún más autonomía... a nuestros clientes les va a encantar”.

Sin entrar en los detalles más técnicos, la presentación de Schiller no hizo más que confirmar todas y cada una de las principales características con las que se había especulado: pantalla mas alargada (cuatro pulgadas), resolución mejorada, conector más pequeño, carcasa metálica, un nuevo procesador, nuevas aplicaciones de mapas etc… Las filtraciones previas del iPhone 5 han superado a las del iPhone 4 y era complicado después de que entonces un ingeniero dejase olvidado, intencionada o no tanto, un prototipo de este dispositivo en un bar próximo a Silicon Valley. Y así… ¡ Oh casualidad ! El secretísimo dispositivo llegó a manos de un redactor de un conocido blog tecnológico estadounidense, que lo diseccionó hasta el último píxel.

Digo esto último porque, con semejante nivel de filtración, sorprender es absolutamente imposible, más aún si pensamos que la presentación de Cook “jamás” estará a la altura del irrepetible Jobs. La presentación de Tim Cook dejo fríos a los fans y a los medios especializados en tecnología, que esperaban alguna novedad. Echaron en falta el espectáculo de la etapa de Jobs.

“Cuando Steve Jobs presentó el iPhone en 2007, fue como probar chocolate por primera vez...” Y eso no se va repetir. Resulta injusto cargar las tintas contra el iPhone 5, no podemos pedir que cada año el modelo de Ferrari, o cualquier escudería de la F1, saque un modelo “innovador” que sorprenda a los fans y prensa especializada (aún más cuando se han dejado olvidado un coche en el parking de un bar en Silicon Valley).

Sin embargo, no seamos simplistas, todos sabemos que Cook no es ni será Jobs jamás. Cook es un hombre de “números” y Jobs de “ideas”, no son comparables y el que lo hace comete un enorme error.

El iPhone 5 resultó tan predecible que la palabra “aburrido” se ha instalado en la prensa estadounidense. El dispositivo anunciado es un teléfono brillante pero sin brillo, una hazaña tecnológica que provoca admiración pero no levanta pasiones salvo a sus fans más incondicionales.

Yo, que solo soy un economista y analizo sin forofismos compañías, lo que me pregunto es: ¿venderá millones de unidades? Porque con todos mis respetos, lo que cuenta para los inversores en la compañía es si van a ganar dinero o no. Y la respuesta es que no cabe duda, Apple es una maquina engrasada para cuidar y mimar a sus clientes y sus clientes son legión.

Estamos ante un negocio. Yo puedo producir una película carísima y que la critica adore, pero como nadie la vaya a ver perderé hasta la camisa. Esto es básico en todo negocio, por lo que no me dejo llevar por esos comentarios que solo ven parte de la verdad. Apple quiere ganar dinero y sabe hacerlo muy bien.

Sin embargo, y pese a las críticas (que yo no comparto), la presentación de Apple volvió a dejar claro quién sigue marcando tendencia en el mundo del marketing. Apple ha vuelto una vez más a lograr que usuarios, periodistas, analistas e inversores dedicaran meses y meses a especular sobre las gracias y desgracias del esperadísimo iPhone 5, una verdadera publicidad gratuita impagable. Ahora, tras su presentación, resulta difícil no hacerse la pregunta: ¿Qué hay de nuevo?

A la compañía le gusta la grandilocuencia y sus pretenciosos eslóganes satisfacen la pasión de sus seguidores más fanáticos: “Lo más grande que le ha pasado al iPhone, desde el iPhone”; “El sistema operativo más avanzado del mundo”; “Cámara iSight, amplia tus horizontes”, etc…

Pocas cosas habrán llenado tanto de felicidad esta semana a Tim Cook, consejero delegado de Apple, como el último informe de un banco estadounidense. En él se aseguraba que el iPhone 5 podría elevar el PIB de EEUU entre un 0,25% y un 0,5%. Un dato que a mi me interesa más y entiendo que a lectores de prensa económica (que no tecnológica) también.

Un día después de la presentación del terminal, 29 analistas han revisado su recomendación y precio objetivo sobre la compañía de Cupertino. 28 recomiendan comprar, sólo uno recomienda mantener y casi todos han elevado su precio objetivo. Hay quien la ve por encima de los 1.000 dólares y lo cierto es que la capitalización bursátil de Apple supera con creces la de las 35 compañías de nuestro Ibex en su conjunto.

El día de la presentación del iPhone 5 el valor de la acciones de Apple se situó en los 669,79 dólares siendo la capitalización bursátil de la compañía 627.000 millones de dólares.

Absolutamente todas las firmas de inversión mantienen su optimismo sobre la evolución bursátil de la compañía en el corto, medio y largo plazo. Barclays, por poner un ejemplo, sitúa el valor por acción en torno a 810 dólares lo que supone un 20% superior al cierre del día de autos, y el valor lleva una subida en el año de más del 60%.

Ya aporte datos el lunes pasado sobre esta compañía, así que no me repetiré pero me reiteró en mi firme recomendación de compra, estamos hablando de una compañía que posee una posición de mercado envidiable y pese a la delicada situación económica sus ventas no se han visto resentidas lo más mínimo.

No me cabe duda que las ventas del iPhone 5 cumplirán objetivos (el objetivo de Apple para el 4T es de 34.000 millones de dólares y un beneficio de 7,65 dólares por acción). De lo que no estoy tan seguro es de que la compañía consiga mantener el 42,8% de margen bruto (que el trimestre anterior consiguió frente al 41,7% del año 2011), en parte por las criticas que ha recibido por su escasa contribución a la generación de empleo en los EEUU (recordemos que la tasa de paro esta en el 8,1% y es un problema crucial para Bernanke). Sin embargo, si la compañía quiere mantener ese espectacular margen tiene que buscar la eficiencia de costes (en lo que Cook es un maestro) y eso no lo va a conseguir en los EEUU.