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¿Cómo afectará la situación actual a mis inversiones?
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Juan Gómez Bada

Rumbo Inversor

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¿Cómo afectará la situación actual a mis inversiones?

Para saber cómo pueden incidir estos factores externos negativos y otros positivos en nuestras inversiones debemos hacer un análisis activo a activo

Foto: Un hombre camina junto a una pantalla en la que se muestra información bursátil en Tokio. (EFE)
Un hombre camina junto a una pantalla en la que se muestra información bursátil en Tokio. (EFE)

Las preocupaciones cambian pero la pregunta sigue siendo la misma. En los últimos meses los principales asuntos que han mantenido en vilo a los ahorradores son la inestabilidad política en España, la independencia de Cataluña, China, Grecia, las materias primas, las devaluaciones competitivas, la deflación y la marcha de Reino Unido de la Unión Europea. Hace cinco años eran otros los miedos: desempleo, déficit, prima de riesgo, ruptura del euro, crisis de crédito, pinchazo burbuja inmobiliaria, quiebras bancarias, quitas en los depósitos, etc.

En todo momento hay motivos que generan inseguridad. Cuando se perciben menos riesgos y todo parece que marcha bien aparece una preocupación adicional, el elevado precio al que cotizan los activos en los que invertimos. En consecuencia, siempre debemos tomar las decisiones en un entorno de incertidumbre económica.

Para saber cómo pueden incidir estos factores externos negativos y otros positivos (crecimiento del empleo, bajos tipos de interés, seguridad jurídica, menores impuestos, bajada del precio del petróleo, depreciación del euro, moderación salarial, estabilidad de precios, avance tecnológico, etc) en nuestras inversiones debemos hacer un análisis activo a activo.

Lo primero que debemos tener claro es: ¿En qué estamos invirtiendo? Partiendo de ese enfoque y tirando de ese hilo tenemos que seguir haciéndonos preguntas: ¿Qué es lo que me va generar valor como inversor? ¿De qué depende que se consiga? Y cuando hayamos comprendido esto es cuando incluimos la incidencia de los factores externos preguntándonos ¿Hasta qué punto facilitan o dificultan la generación de valor?

Hay que tener en cuenta que los factores propios del mercado en el que compiten las empresas son mucho más relevantes para determinar los beneficios futuros

Vayamos a un ejemplo. Pongamos que compramos acciones de Inditex. Estamos pagando un dinero por tener el derecho a participar en sus beneficios futuros. No estamos invirtiendo en nada más ni en nada menos. Los beneficios dependen de muchas variables (ventas, competencia, márgenes, costes, poder de negociación con clientes y proveedores, modelo de ingresos, procesos internos, visión de negocio, alineación de intereses de las partes involucradas, capacidad de adaptación y un largo etcétera). Para determinar el impacto de los factores externos debemos analizar sus consecuencias en las variables mencionadas.

Entremos un poco en la casuística. La independencia de Cataluña aumentaría los costes en los que tiene que incurrir Inditex para vender en ese territorio de una manera similar a los que asume cuando se tiene que establecer en dos países distintos frente a uno solo. Una bajada del precio del petróleo haría disminuir los costes de transporte de la mercancía. Una disminución de los alquileres de los locales de las tiendas también bajaría los costes generales. La incertidumbre política o llegada de un Gobierno que no genere confianza en los consumidores podría hacer que sus ventas en España fuesen menores. Así habría que seguir con cada elemento que queramos analizar. Conviene diferenciar qué factores externos son coyunturales y cuáles estructurales. Los primeros tendrán un impacto durante unos pocos años, los segundos durante mucho más tiempo.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que los factores propios del mercado en el que compiten las empresas son mucho más relevantes para determinar los beneficios futuros. Un ejemplo fueron los enormes beneficios de la banca durante el boom inmobiliario. Desde el estallido de la crisis de crédito (2007) la situación de este sector es la contraria. Otro ejemplo es el de las telecomunicaciones. La época dulce que supuso la llegada de la telefonía móvil e internet se puede contrastar con la actual, la competencia es ahora mayor y los márgenes menores.

El miedo a posibles consecuencias de dichos factores externos ha hecho bajar fuertemente a las bolsas

Todavía más importante que los factores externos, o los propios del sector es el modelo de negocio de la empresa concreta. Las preguntas que hay que hacerse son: ¿hasta qué punto la situación económica o del sector afecta a su forma de obtener beneficios? ¿Aumentan o disminuyen las barreras de entrada? En el caso de Inditex, es difícil que esta situación pueda mermar su ventaja competitiva en capacidad de adaptación a las tendencias de moda. En el caso de Arcelor, por poner un ejemplo contrario, la sobreproducción de acero a nivel mundial y la disminución de las barreras de entrada en ese sector dificultarán mucho sus opciones de generar beneficio en el futuro. No es fácil diferenciarse en el sector del acero y no tiene ventajas competitivas claras en costes.

Por último, destaco que cuando se invierte en una cartera de acciones, fondos de renta variable o índices bursátiles se está comprando un conjunto de participaciones en los beneficios de las empresas que lo integran. No son instrumentos adecuados para apostar sobre la evolución de los factores externos, aunque muchos los utilicen como tales. Pueden acertar y perder dinero o equivocarse y ganarlo. Sin embargo, el miedo a las posibles consecuencias de dichos factores externos ha hecho bajar fuertemente a las bolsas. ¿Han caído tanto las expectativas de beneficios? ¿En todo tipo de compañías?

Siento responder a la cuestión planteada en el título con un poco de análisis y más preguntas. Creo que pueden ser de utilidad para llegar a una buena conclusión.

Las preocupaciones cambian pero la pregunta sigue siendo la misma. En los últimos meses los principales asuntos que han mantenido en vilo a los ahorradores son la inestabilidad política en España, la independencia de Cataluña, China, Grecia, las materias primas, las devaluaciones competitivas, la deflación y la marcha de Reino Unido de la Unión Europea. Hace cinco años eran otros los miedos: desempleo, déficit, prima de riesgo, ruptura del euro, crisis de crédito, pinchazo burbuja inmobiliaria, quiebras bancarias, quitas en los depósitos, etc.

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