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En Europa no es tan necesario ahorrar
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Juan Gómez Bada

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En Europa no es tan necesario ahorrar

En Europa disfrutamos de mejores servicios públicos que en EEUU. Estamos más protegidos y por ello el ahorro ocupa un lugar más bajo en nuestra lista de necesidades

Foto: Ahorro en Europa
Ahorro en Europa

Con esta afirmación me sorprendió un amigo que ha vuelto este año a España. Se fue a Estados Unidos en 2006 sin saber si regresaría. Quedó conmigo para interesarse por el fondo que dirijo, si bien, una parte de la conversación, se centró en los objetivos de su ahorro.

Me comentó que en Estados Unidos había contratado a un Independent Financial Advisor (IFA) para que le ayudase a planificar su ahorro e inversiones. Me dijo que allí era absolutamente necesario ahorrar para pagar la universidad de sus hijos, para la jubilación y para sufragar los servicios sanitarios que previsiblemente requerirá cuando tenga una edad más avanzada.

Me indicó que tenía que pensar cómo se iba a organizar ahora, porque aquí no es tan necesario ahorrar. Señaló que en España la calidad de las universidades públicas es elevada, el poder adquisitivo de las pensiones públicas es razonable y gran parte de costes sanitarios los cubre la Seguridad Social.

Me pareció muy lógica su forma de pensar. En Europa disfrutamos de unos mejores servicios públicos. Estamos más protegidos y por ello el ahorro ocupa un lugar más bajo en nuestra lista de necesidades.

Sin embargo, esta comparación nos sirve parar reflexionar sobre nuestra percepción de protección. Dependemos de nuestros políticos y de la estabilidad económico-social del país para poder disfrutar de unos servicios públicos satisfactorios en el futuro. Dentro de 20, 30 ó 40 años ¿habrán perdido poder adquisitivo las pensiones? ¿La enseñanza pública mantendrá su prestigio y nivel académico? ¿Los servicios sanitarios públicos cubrirán nuestras necesidades?

En un mundo cada vez más globalizado, debido al desarrollo de las tecnologías de la información, lo sensato es esperar que el nivel de servicios públicos tienda a converger en las distintas regiones. Hasta hace poco las empresas debían contratar a sus empleados y a los proveedores donde desarrollan su actividad. Ahora pueden seleccionar a quien consideren en cualquier lugar del mundo porque la mayoría de los servicios se pueden subcontratar y prestar a distancia. Cada vez se contratarán más empleados en el extranjero para conseguir menores salarios, menores cotizaciones sociales, mejor formación, mayor experiencia, ahorrar en alquileres, etc.

Las empresas pueden seleccionar a cualquiera en cualquier lugar del mundo porque la mayoría de los servicios se pueden subcontratar y prestar a distancia

Además, se suelen utilizar contratos comerciales en lugar de laborales porque son mucho más favorables para quien paga (cliente o empleador según se considere). Aunque se contrate dentro del mismo país la mayor capacidad para trabajar a distancia está disminuyendo los empleados por cuenta ajena y aumentando autónomos. Esto se lo pondrá todavía más difícil a la caja de las pensiones. Al envejecimiento de la población se añade que habrá menos “buenos contribuyentes”.

La convergencia significa que el resto del mundo deberá aumentar el nivel de servicios públicos para acercarse a Europa y/o nosotros tendremos que aproximarnos a ellos reduciendo el coste del estado de bienestar para hacerlo sostenible.

Por otro lado, el desarrollo económico seguirá creando nuevas necesidades formativas y sanitarias que no estarán al alcance de todos. Cada vez hay más personas que recurren a la educación privada o a la sanidad privada (implantes dentales, prótesis, operaciones de vista, estética, etc.) porque consideran que los servicios públicos no cubren sus necesidades. Lo hacen para mejorar las oportunidades de sus hijos y para disfrutar de una mejor calidad de vida.

En definitiva, es difícil predecir hasta qué punto papá estado cuidará de nosotros en el futuro. Para evitar problemas, la forma de preparase es ahorrar.

Con esta afirmación me sorprendió un amigo que ha vuelto este año a España. Se fue a Estados Unidos en 2006 sin saber si regresaría. Quedó conmigo para interesarse por el fondo que dirijo, si bien, una parte de la conversación, se centró en los objetivos de su ahorro.

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