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No va a ser país para viejos
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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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No va a ser país para viejos

Con independencia de cuáles sean las conclusiones definitivas del informe que el Gobierno ha encargado a un grupo de expertos, el resultado final está claro: los

Con independencia de cuáles sean las conclusiones definitivas del informe que el Gobierno ha encargado a un grupo de expertos, el resultado final está claro: los pensionistas del mañana cobrarán bastante menos del Estado que los de hoy.

Para empezar, cuando tú encargas un informe delimitando el ámbito de actuación del mismo, ya estás influyendo en el resultado final. A los expertos no se les pregunta si habría otras alternativas. Nadie les pregunta que pasaría si la Administración (estatal, autonómica, etc.) se redujera a la mitad y ese ahorro fuera a las deprimidas arcas de la Seguridad Social. Nadie les pregunta cuál sería el importe de pasar a un Estado federal o un estado centralizado, pero no ambas cosas a la vez. Ni cuánto se obtendría de reducir el número de puestos políticos de todo tipo a la mitad. No. Se les pregunta como arreglaría usted esto con lo que hay.

Y lo que hay, evidentemente, es un desastre. No hace falta que les aburra con cifras, son más importantes los hechos, y es obvio que del análisis de las cifras se llega a la clara conclusión de que, con lo que hay, no hay. Pero es que, de lo que conocemos hasta la fecha del informe de los expertos, se deduce claramente que, pase lo que pase, podemos darnos por fastidiados.

En primer lugar, porque se toma el modelo alemán, un país donde los políticos saben gestionar las cosas. Y eso es obvio: ahí está su déficit del Estado y ahí está el nuestro. La idea tiene su lógica: que la hucha de las pensiones se gestione con criterios cuasi empresariales, es decir, que las pensiones dependan de la relación ingresos/gastos del sistema. Ahora bien, ¿qué pasa si, como ocurre en todo lo demás, la gestión de Pensiones, S.A. no se hace en España tan bien como en Alemania? Es más, después de lo de las cajas de ahorros, ¿quién se cree que un político va a gestionar nuestras pensiones con la diligencia, eficacia y visión empresarial que permita que haya años buenos que compensen los malos?

Luego hay un problema de gestión puramente financiera. Miren ustedes que son malos la mayoría de planes de pensiones privados que hay en España, pero no me quiero imaginar cual será la rentabilidad de Pensiones S.A. si sus gestores van a ser los mismos perros pero con distintos collares que gestionaron las cajas de ahorros. Y en alguna ocasión, cuando la memoria diluya las cosas, serán, de hecho, los mismos. No, prefiero mil veces que mis ahorros los gestione un buen gestor de fondos de inversión. Por mal que lo haga, lo hará mejor que el político. Para empezar, es su trabajo. No sé si saldrá en las famosas conclusiones, pero cuánto ganaría ese informe si recomendara que se dieran mandatos de gestión a gestoras privadas de primer nivel –mandato implica fuertes controles sobre qué y cómo se hace– para que al menos se generase un resultado financiero decente.

Lo de alargar la edad para el cálculo de la pensión es una faena pero tiene su base. Es cierto que la esperanza de vida ha cambiado. Eso sí, para el que se quede por debajo de la media es una faena. Y no serán pocos, pues por eso es una media. Pero se acepta pulpo como animal de compañía. Ahora bien, lo que no tiene pase es lo del IPC: según ha publicado la prensa, las pensiones podrán empeorar todo lo que tengan que empeorar si la gestión es mala, el país no crece y no genera más afiliación, o lo que sea. Pero si ocurriera lo contrario algún año, entonces ese año, según los algoritmos que vayan a utilizar –y esa es otra, miedo da la letra pequeña–, sólo mejorarían en la misma medida que lo haga el IPC, pero no más. O sea, que en años buenos se mantiene la capacidad adquisitiva y punto. Pero en los malos ahí te las den todas. Esperemos que eso no sea como se ha dicho, porque es muy fuerte. Y lo que es todavía más fuerte es lo que nos "aconsejan" los alemanes: que se quite la deducción a las aportaciones a planes de pensiones. O sea, que va a haber menos y no fomentamos el ahorro para la pensión, ¡cuando lo que tendríamos que hacer es extender esa deducción a todo tipo de inversión a largo plazo! Dios mío, en qué manos estamos.

Pero este es un post cuyo objetivo no es crearle a usted mal humor para el fin de semana –y no es para menos–, sino, superado el trance de tener que explicarle la última genialidad de nuestros políticos, recordarle alguna de las pocas cosas que puede hacer para compensar la faena.

- Invierta bien

Déjese de depósitos. Guardando dinero en depósitos nadie se ha hecho rico. Ese cliente que acumula un dineral en depósitos es porque ahorra y rellena periódicamente, no por los resultados del depósito. Esto parece obvio, pero hoy en día ya sabemos dónde ponen sus ahorros la mayoría de los españoles. Y hasta en las peores épocas de la guerra del pasivo se ha ganado más en muchísimos fondos de inversión que en depósitos (lean, si no me creen, mi artículo 'Qué error, qué inmenso error').

- Juegue con ventaja

Invirtiendo con una visión realmente a largo plazo es difícil equivocarse. Hace como diez años, un padre me preguntó en un medio de comunicación que dónde invertiría un dinero que tenía para dárselo a su hija cuando fuera mayor de edad (o se casara, no me acuerdo muy bien). La niña tenía entonces como ocho o diez años. Es la consulta más fácil que me han hecho en mi vida: en emergentes. En fondos de renta variable de mercados emergentes. Todavía estoy esperando que me invite a una mariscada, pero a largo plazo un estratega financiero sabe con bastante exactitud qué está barato y qué tiene perspectivas de futuro. Ahora mismo, a diez o veinte años vista, la bolsa europea presenta valoraciones históricamente bajas y dividendos históricamente altos (aunque en el caso español yo sería muy selectivo, salvo que haya un cambio radical en la clase política y el Estado). Y por supuesto los mercados emergentes, aunque ahí yo esperaría para comprar algo más barato. Y, por el contrario, mirando a diez años, sensu inverso, no es momento para la renta fija, con la posible excepción de la deuda periférica europea. Son solo algunos ejemplos.

- Pero invertir a largo plazo no es mantener una mala inversión

Cuantas veces habré oído eso de "...no le hacía mucho caso a la rentabilidad del plan de pensiones porque, como es una inversión a largo plazo,…". Hombre, pero si al cabo de unos años aquello no funciona, pues se cambia y listo. Y no todos los planes de pensiones son malos. La mayoría sí, pero no todos.

- Mejor fondos, salvo deducción fiscal

Financieramente hablando es mucho mejor invertir vía fondos de inversión o directamente en acciones o bonos que ahorrar vía planes de pensiones. El incentivo es simple y llanamente fiscal. Una regla sencilla: si le devuelven menos de lo que le retuvieron, le puede interesar un plan de pensiones. Y, por supuesto, si su nómina es abultada. Pero solo invierta en el plan lo que necesite para desgravarse.

- Un gran invento

¿Sabe usted que hay planes de pensiones cuyas carteras están compuestas exclusivamente por fondos de inversión? Fondos de inversión de terceros, como una cartera gestionada por una entidad independiente sin producto propio. Es una buena idea: la variedad y rentabilidad de invertir vía fondos con la carcasa plan de pensiones para tener el beneficio fiscal. Y no tiene por qué suponer doble comisión en la gestión (la del plan y la del fondo). La legislación contempla esta cuestión.

- Tampoco es malo hacer algo de timing

Si con motivo de una crisis un mercado interesante se pone a tiro, y una vez se tenga cierto grado de convicción de que es la penúltima y no la última crisis del sistema, ese es un excelente momento para hacer cartera a largo plazo. Si se coge un gráfico desde el año 1900 de los índices bursátiles norteamericanos o europeos, la conclusión visual es obvia: el que compró en los momentos de pánico siempre hizo un gran negocio. El problema es tener la disciplina para mantener lo que se ha comprado pase lo que pase y esperar a la recolección, en este caso la jubilación.

Con independencia de cuáles sean las conclusiones definitivas del informe que el Gobierno ha encargado a un grupo de expertos, el resultado final está claro: los pensionistas del mañana cobrarán bastante menos del Estado que los de hoy.