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Consejos para inversores no tan conservadores
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Víctor Alvargonzález

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Consejos para inversores no tan conservadores

Hay reglas y consejos que son válidos para todo el que quiere colocar adecuadamente su dinero. Pero también es cierto que cada perfil tiene sus particularidades

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Acabo de publicar un libro con consejos para ahorradores e inversores conservadores y he de reconocer que me da cierto cargo de conciencia que el primer libro que escribo no sea para inversores en general. Porque representan el grueso de las personas que me han apoyado -y aguantado- a lo largo de toda mi carrera. Ciertamente, más de la mitad del libro puede ser de tanta utilidad para un inversor agresivo o equilibrado como para un inversor conservador, ya que, al fin y a la postre, hay reglas y consejos que son válidos para todo el que quiere colocar adecuadamente su dinero. Pero también es cierto que cada perfil de inversión tiene sus particularidades.

Si he empezado por el lado conservador la que espero sea una serie de libros, y no una experiencia puntual, es porque creo que son los inversores conservadores y los ahorradores quienes más ayuda y consejo necesitan en este momento. Un inversor de perfil de riesgo medio, que este año va ganando un 5% en una cartera equilibrada –algo superior en términos de rentabilidad real,ya que este año el IPC es negativo (último dato:- 0,2%) y por lo tanto aumenta en ese porcentaje el poder adquisitivo de ese 5% de rentabilidad nominal;ver “Teoría de la relatividad (financiera)”-, no creo que tenga un gran problema.

El problema lo tiene quien tenía el dinero en un depósito al 3%, ahora le ofrecen renovar al 0,5% y cuando renueve ese le van a ofrecer el 0,2%. O está en un fondo garantizado que no le da nada o casi nada. Esto es como las urgencias hospitalarias: hay que atender primero al que está peor.

Aclarado esto, vamos a hablar de inversión. Después de treinta años "en esto", creo que puedo aportar algo. Así que va por ustedes, señores inversores de todo tipo. Les paso una serie de consejos que he tratado de que no sean los “consejostípicos", como “rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras”, algo absolutamente cierto, pero que ya ha dicho tanta gente que hasta aparece en los folletos de los productos financieros. O un galimatías de números que no entiende ni el que los escribe.

Me he dicho: seamos un poco más originales. Aportemos valor añadido. O diferenciado. Pensemos en cosas importantes que no suelen mencionarse. O en errores que se cometen sobre los que nadie advierte habitualmente.

Cuando Google salió a bolsa hubo muchos comentarios sobre lo excesivo del precio y pocos sobre que fuera una valoración atractiva. A día de hoy, acertó quien pensó lo segundo. No tengo espacio aquí para desarrollar el tema, pero mi opinión es que las valoraciones son mejor criterio de selección cuanto más cerca estén de los extremos. Me explico: comprar acciones de Terra (*) cuando su valoración se aproximaba a la de Endesa y su PER era decenas de veces superior a esta última, no sólo va contra las normas sobre valoración: es que va contra el sentido común. Y, en el otro sentido, no plantearse tener en cartera al menos un poco de renta variable europea cuando la comparación-diferencial- entre lo que pagan por dividendos las acciones europeas y el cupón que pagan los bonos a diez años de la Eurozona está en máximos, creo que es un error, por poco que nos fiemos de los políticos europeos.

Otro ejemplo: miren este mapa.

Fuente: NED DAVIES RESEARCH

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Sus autores comparaban hace unos meses –y era muy parecido a primeros de año- los precios de las acciones en función de los beneficios por acción de las compañías (a nivel global). El color amarillo con el que aparecen países como Estados Unidoso el naranja de India significan que, de acuerdo con este ratio, Estados Unidos está –y estaba al inicio del año- mucho más caro que Rusia, que aparece en verde. O que China. Qué duda cabe de que en algún momento habrá que vender Estados Unidos -o India- y comprar China –esta última posiblemente más pronto que más tarde- , pero si comparan la evolución a día de hoy del Hang Seng (China) o del MICEX (Rusia) con el S&P 500 (Estados Unidos)o el Sensex (India) –los “caros”- verán que el mapa no fue de gran ayuda a la hora de seleccionar ganadores.

El ciclo de conferencias que estoy dando por varias ciudades españolas lleva como título “¿Hacia dónde va el dinero?”. Los mercados financieros son eso, mercados, y los mercados se mueven siguiendo la ley de la oferta y la demanda. Es muy importante detectar hacia dónde van las preferencias de los inversores, porque donde hay demanda –en este caso de valores, del tipo que sean- la demanda superará a la oferta y subirá el precio de esos activos. Como decía Keynes: “en los concursos de belleza no gana necesariamente la chica que más me gusta, sino la que más votos obtiene”.

Yo trabajo con una máxima: el análisis fundamental dice “qué” hay que comprar. El técnico “cuándo”. Y les contaré una anécdota ilustrativa -y real- al respecto. Hace muchos años, un empresario dio orden -obviamente confidencial- a un intermediario financiero para vender el 40% de su empresa, que cotizaba en bolsa. La empresa era el ojito derecho de los analistas de la época. Y con razón: tanto por valoración como por calidad del managementy modelo de negocio era perfecta. Y no estaba cara en base a ninguno de las ratios de valoración que se usan habitualmente. El caso es que siguió barata un año enteroporque “alguien” aprovechaba cualquier subida para vender. Esa información solo la tenían el dueño de la empresa, el brokere, indirectamente, el gráfico de la evolución de la empresa, donde era fácil deducir que en cuanto el precio superaba cierto nivel, “alguien” vendía y el precio volvía donde estaba.

As se llama uno de los capítulos de mi libro, y si sale en un libro para inversores conservadores es porque es una regla que deben seguir todos los inversores. Tienes que tener –o tu asesor- un método de trabajo consistente, claro y que respetea tope. No puedes ser un inversor largoplacista y aplicar un stop de pérdidas del 2% en tus inversiones, por poner un ejemplo. Cuando vienen mal dadas, el que sabe lo que hace y por qué lo hace tiene mucho a su favor. Decía Clint Eastwood –o más bien su personaje en el western “Sin perdón”- que en un tiroteo dentro de un bar, imagínense que caos, quién gana no es el más rápido en desenfundar ni el que tiene mejor puntería, sino es el que mantiene la mente fría.

El que de diez decisiones acierta en siete. El que dice que acierta siempre falta a la verdad y yo no lo tendría como asesor. A veces pasa, claro, pero es algo puntual.

Uno bueno que sabe rectificar y salir a tiempo de las tres que se equivoca.

“Selectivo”. Es una palabra a la que he tomado cierta manía –profesionalmente hablando- porque es la que utilizan algunos colegas cuando no quieren “mojarse”. Y en este negocio hay que mojarse. Para eso nos pagan. Con fundamento, por supuesto, pero hay que tomar decisiones. También he aprendido que, igual que las gestoras de fondos y sus gestores tienen especialidades -como los restaurantes- lo mismo ocurre con estrategas y analistas. Leer de todo le generará confusión, una mala compañera de viaje a la hora de invertir. Leer selectivamente a los mejores le dará confianza, buena información y buenas ideas de inversión. Yo recibo una auténtica barbaridad de información, pero me centro en el 30% que considero de calidad, especializado o que simplemente ofrece información interesante y objetiva.

Lo dejamos aquí. No tengo más espacio. Espero tener en el futuro la oportunidad de ampliar y explicar adecuadamente todo lo anterior, pero, de momento, me siento mucho mejor respecto a aquellos inversores menos conservadores a los que mi libro -que de todos modos les recomiendo- se les pueda quedar pequeño.

Buen fin de semana a todos, inversores conservadores, marchosos o simplemente ahorradores.

(*) Famosa empresa “puntocom” española donde perdieron mucho dinero quienes entraron cuando su valor empezó a aproximarse a múltiplos de valoración totalmente disparatados.

Acabo de publicar un libro con consejos para ahorradores e inversores conservadores y he de reconocer que me da cierto cargo de conciencia que el primer libro que escribo no sea para inversores en general. Porque representan el grueso de las personas que me han apoyado -y aguantado- a lo largo de toda mi carrera. Ciertamente, más de la mitad del libro puede ser de tanta utilidad para un inversor agresivo o equilibrado como para un inversor conservador, ya que, al fin y a la postre, hay reglas y consejos que son válidos para todo el que quiere colocar adecuadamente su dinero. Pero también es cierto que cada perfil de inversión tiene sus particularidades.

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