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Año nuevo, cartera nueva: ideas para 2015
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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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Año nuevo, cartera nueva: ideas para 2015

Voy a insistir en algún caso sobre ideas anteriores, especialmente si presentan novedades. No es malo seguir invertido en una idea que mantiene o su vigencia

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Como el próximo viernes estaré de vacaciones, este es el último artículo del año, así que creo que es el momento de hacer dos cosas: la primera, agradecerles de todo corazón la magnífica acogida que han tenido mis artículos a lo largo del año. Me encanta escribir sobre mercados, inversiones o política económica, pero nada comparable a compartirlo con otras personas… ¡y que encima les guste! Si su forma de agradecer mis consejos y opiniones ha sido el nivel de audiencia alcanzado, la única forma en la que puedo intentar estar a su altura es, por un lado, dándoles las gracias y, por otro, contándoles las tres o cuatro ideas de inversión que creo van a ser las más rentables en 2015. Y algún que otro consejo.

Voy a insistir en algún caso sobre ideas anteriores, especialmente si presentan novedades favorables. No es malo seguir invertido en una idea que mantiene o aumenta su vigencia. Y ese sería el consejo: nunca piensen que porque cambia el año cambian necesariamente las tendencias. Un equipo de fútbol puede ganar varias ligas seguidas. No se vuelven todos los jugadores unos inútiles de repente porque cambie el año y le toque a otro ganar. En los mercados financieros esto es mucho más consistente.

Las tendencias alcistas de cualquier activo, sector o país duran de media entre uno y seis años. Vamos, que un determinado índice puede perfectamente ser alcista durante cuatro o cinco años y aun así seguir siéndolo si las circunstancias que motivaron el “subidón” se mantienen intactas o incluso han mejorado. Y a veces duran mucho más. Por ejemplo: la subida en el precio de los bonos norteamericanos ha durado la friolera de treinta años. Pero no ha sido porque sí, sino por el proceso desinflacionista que ha tenido en ese periodo la economía norteamericana.

Los mercados bajistas son más duros, pero también cortos. La gente suele ser prudente a la hora de comprar, pero ante el pánico financiero la venta es inmediata y descontrolada. La media de los mercados bajistas suele moverse entre uno y tres años. En cambio, los mercados en los que no se gana nada –los laterales, que van de arriba a abajo sin romper al alza o a la baja- pueden ser muy largos.

Así que el primer consejo es conceptual y se divide en dos: primero, que no cambie toda su cartera porque cambie el año. Cambie si ha cambiado o va a cambiar la dirección del viento para un activo sector o país. Y, segundo: en los mercados financieros el viento puede mantener la misma dirección durante mucho tiempo. O la calma “chicha” (mercado lateral).

Veamos cómo sopla –o va a soplar– el viento en el primer semestre de 2015 (a más plazo seguro que habrá cambios que ahora son impredecibles).

El dólar

Lo recomiendo insistentemente desde el mes de julio, tanto en “El día en que Yellen se hizo tacaña y Weidmann generoso” como posteriormente en “Ideas de futuro frente a rentabilidades del pasado” porque era -y es- la tormenta perfecta. No quiero repetirme. Tienen toda la información al respecto en esos dos artículos. Pero se lo resumiría en eso de “cuando tú vas, yo vengo”. El BCE va tarde, mal y a rastras,pero va, hacia el estímulo monetario masivo (QE), so pena no ya de incumplir su mandato –lleva años incumpliéndolo–, sino de hacer el ridículo más espantoso y meter e Europa en una espiral deflacionista de “vengo mañana, que todo será más barato”, lo cual no es bueno para las empresas y, en consecuencia, tampoco para los trabajadores o la economía en general. Los extremos son viciosos, como dice el refrán, y eso es aplicable a la inflación y a la deflación. Y no digamos el problemón que supone la deflación prolongada para los que tienen deudas, que esas no bajan porque bajen los sueldos. Y las del Estado tampoco bajan porque baje el PIB.

Así que estímulo monetario en Europa significa, hablando en plata, más euros en el mercado. Por su parte, la Reserva Federal hizo sus deberes, aprobó y ahora tiene que recoger los libros, es decir, empezar a retirar la enorme cantidad de dólares que inyectó al mercado. Sea de forma natural –la mejor manera-, es decir, no comprando nada cuando venzan los bonos que adquirió en su día o, si se complican las cosas (si aumentara la inflación o se disparara el crecimiento), vendiendo activos en el mercado. Pero todo lleva a lo mismo: más euros y menos dólares en el mercado. Apliquemos la ley de la oferta y la demanda y ya sabemos quién tiene que subir y quién bajar. Aprovechémoslo (si tenemos el perfil de inversión adecuado para asumir ese tipo de riesgo).

La bolsa europea

Lo reconozco. Me he equivocado en el timingrecomendando sobreponderar bolsa europea. Salvo novedades –el año no ha finalizado- no es que acaben mal si las comparamos con las principales bolsas emergentes: China (el Hang Seng está casi donde empezó el año) y Brasil (en negativo). O con el propio índice global MSCI World, con el que al escribir estas líneas más o menos empata (MSCI World +3,67%/MSCI Europe + ,50%). Pero Estados Unidos bate a Europa por goleada. Sí, ciertamente Estados Unidos ha sido mi mercado preferido desde hace tiempo (ver "Back to the USA" o “Parece un pato, se mueve como un pato… ¡probablemente es un pato!”), pero se bastaba solito.

Dicho esto, los tres obstáculos que han frenado la subida europea –la actitud vacilante del BCE, el problema de Ucrania y Grecia– se van a ir dispersando. El BCE se va a dar con la deflación europea en las narices y no va a tener más remedio que hacer su trabajo. Putin va a estar pero que muy manso en el tema Ucrania si no quiere que, tal que Julio Cesar, le apuñalen los oligarcas que le apoyan porque ya están notando en sus bolsillo las sanciones. Y sobre el precio del petróleo, Putin no tiene control alguno, así que necesita que le levanten las sanciones. Y para eso tendrá que ceder en Ucrania. Lo de Grecia se solucionara como siempre: con dinero. Hará daño, sobre todo si gana el partido antieuropeísta. Pero la diferencia es que, curiosamente, a más antieuropea, más dinero recibe Grecia de la UE en forma de quitas, etc.

El otro elemento vital para entender porque en Europa se van a juntar dos circunstancias muy positivas para salir del agujero es el precio del petróleo. Una bajada del 40% del precio del petróleo representará, cuando finalmente se traslade al consumidor, una especie de subida de sueldo de entre un 2% y un 3% para el ciudadano medio del país consumidor. Lo que te ahorras en la gasolinera es dinero que tienes en el bolsillo. Si a eso unimos en España la “reformita” fiscal, que si bien es un tanto “trilera” –a los políticos no les gusta reducir el presupuesto que controlan- hay gente que verá mejorado su poder adquisitivo, aunque no sea mucho.

La suma BCE, precio del petróleo y “reformilla” fiscal mejorará las expectativas de la economía europea y la bolsa va de eso: de descontar expectativas de evolución económica futura.

La bolsa norteamericana

Mi preferida desde hace años y a la que he de reconocer que no he sido tan fiel este año. Y he pagado el precio de la infidelidad. Con una menor rentabilidad por darle más peso a Europa y creer que el BCE se tomaría en serio su mandato de mantener la estabilidad de precios. Pero ahí han estado los Estados Unidos y mi sugerencia es que, de momento, ahí sigan. Y en dólares. ¿Cuánto tiempo? Estados Unidos es ahora, económicamente, el mundo de “Alicia en el país de las maravillas”: la Fed hizo su trabajo, el paro bajó por debajo del 6%, el crecimiento se encamina hacia el 4% anual y la inflación se mantiene controlada gracias a la caída del precio del petróleo. Y también la subyacente, que excluye la energía. Una maravilla si lo comparamos con Europa. Pero hay dos riesgos:

  1. Que la Fed tenga que enfriar en algún momento los ánimos del consumidor norteamericano.
  2. Que todo el mundo sabe que la economía USA va de maravilla, y lo que sabe todo el mundo está descontado en los precios de las acciones. Aun así:

a) No está descontado el impacto en casi todos los sectores empresariales de una bajada de esta magnitud en el precio del crudo.
b) Que, mientras la Fed no tenga que decir que la fiesta se ha acabado, podemos seguir aprovechando el mundo de maravillas de Alicia. Y con esas cifras de inflación, Yellen va a ser como esa madre comprensiva que se tira media hora pidiendo cortésmente a sus hijos -y a los amigos- que ya es hora de acabar el festejo.
c) Y, muy importante: allí no tienen los problemas y amenazas políticas que tenemos en Europa. “Puede” más para las bolsas el BCE que “Podemos” y el petróleo más que Le Pen –por eso, económicamente es atractiva Europa- pero ahí están. Y lo que es peor: los partidos tradicionales no reaccionan y otras alternativas menos demagógicas o extremas parece como si se hubieran quedado mudas. Ese riesgo no lo tenemos en los Estados Unidos.

Japón

No me gusta comparar la inversión a un casino. De hecho no soy jugador y habré estado dos veces en mi vida en un casino, y eso que en la primera gané. En la segunda seguramente perdí todo lo ganado en la primera, lo cual no recuerdo porque entre ambas mediaron años, y ahí quedo la cosa.

Japón es una apuesta. En el más puro y estricto sentido de la palabra. Pero empieza a ser más una partida de póker en la que el cálculo de probabilidades influye, y no ya sólo una moneda al aire. Esto se debe a que al primer ministro Abe los electores le acaban de dar carta blanca para lanzarse a unas reformas que son auténticamente revolucionarias. Si el monstruoso QE les llamó la atención y la caída del yen les ha impresionado -anunciada y buscada, por supuesto–, prepárense para lo que pretende hacer ahora Abe en reformas estructurales.

Hace no demasiado tiempo tuve la oportunidad de preguntarle al señorMark Mobius, el famoso estratega, si pensaba que Japón conseguiría salir del estancamiento y la deflación. Me respondió algo como que “los norteamericanos tardan un minuto en decidir y años en implementar; los japoneses tardan años en decidir, pero una vez han decidido no pierden un minuto en implementar lo decidido. Hasta conseguir el objetivo”. Y hasta ahora el señorMobius ha acertado: de los índices más importantes, el Nikkei es el que acumula una mayor revalorización anual después de los norteamericanos. Está en máximos de los últimos años. Hace año y medio estaba en 14.000 y ahora en 18.000 ¿Que“abenomics” es igual a “tontonomics” como dicen sus detractores? Muy posible. Pero aquí hablamos de especular, en su más claro sentido de la palabra, de una apuesta, que, seamos realistas, hasta la fecha, ha funcionado (y no me pongo ninguna medalla, que este año me la he perdido).

Sirvan, a ser posible, estas ideas como forma de agradecerles el increíble apoyo que he recibido este año de todos los lectores y de quienes han comprado mi libro (“¿Y yo, quéhago con mis ahorros?”). En definitiva, de todos aquellos que, con su interés, me han apoyado en esta difícil tarea.

El “año que viene” les cuento donde NO pondría mis ahorros.

Que tengan una feliz salida y entrada de año.

Como el próximo viernes estaré de vacaciones, este es el último artículo del año, así que creo que es el momento de hacer dos cosas: la primera, agradecerles de todo corazón la magnífica acogida que han tenido mis artículos a lo largo del año. Me encanta escribir sobre mercados, inversiones o política económica, pero nada comparable a compartirlo con otras personas… ¡y que encima les guste! Si su forma de agradecer mis consejos y opiniones ha sido el nivel de audiencia alcanzado, la única forma en la que puedo intentar estar a su altura es, por un lado, dándoles las gracias y, por otro, contándoles las tres o cuatro ideas de inversión que creo van a ser las más rentables en 2015. Y algún que otro consejo.

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