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Vale, pero ¿qué hago yo -ahora- con mis ahorros?
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Víctor Alvargonzález

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Vale, pero ¿qué hago yo -ahora- con mis ahorros?

Aumente sus participaciones en el fondo de deuda europea cuando la incompetencia de los políticos – y los banqueros centrales también lo son o les influyen – ponga los precios a tiro

Foto: El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann junto con el ministro de Finanzas Alemán, Wolfgang Schäuble. (Reuters)
El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann junto con el ministro de Finanzas Alemán, Wolfgang Schäuble. (Reuters)

Lo prometido es deuda. En el artículo anterior repasamos los resultados de las recomendaciones de “mi libro” al año de su publicación. Hoy “toca” revisarlas y actualizarlas. Y, de paso, echamos un cable a quienes no lo compraron y dirán que todo eso está muy bien pero ellos quieren saber que hacer ahora, no qué tenían que haber hecho entonces.

La buena noticia es que las recomendaciones de “Y yo que hago con mis ahorros” han funcionado muy bien. La mala es que alguna ha alcanzado la rentabilidad objetivo mucho antes de lo previsto. Las recomendaciones que todavía tienen recorrido no son un problema. Lo son las que no dan más de sí. Así que vamos a solucionarlo y, de paso, le damos un repaso al resto. Y, ya puestos, aportamos alguna novedad.

Antes de entrar en materia quisiera insistir que el mayor valor añadido del libro no son las recomendaciones de inversión. Igual que han salido bien podrían haber salido mal. O unas bien y otras mal. No. Lo más importante es que sirva de “pack” de supervivencia para quien “sale” de un depósito y sea también una guía de viaje que, además de decirle donde están los peligros le muestra el camino a seguir. Y no sólo al salir del depósito, sino a lo largo de todo el viaje, que normalmente puede durar una vida, porque los extratipos ofrecidos por los bancos que hemos vivido en los últimos años son la excepción histórica, no la norma (*vea nota a pie de página).

Dicho esto, volvamos a las recomendaciones. El mayor “problema” lo tenemos en los bonos europeos. Han ido muy bien, lo que significa que un fondo de inversión que invierta en bonos de la eurozona ha ganado en un año lo que yo esperaba que ganara en dos. Aun así, siguen siendo más interesantes que un depósito bancario que pronto dará el 0% o un poquito más a cambio de comprar un producto carísimo del banco (o algo así).

Es muy probable que al ritmo que van – que es el ritmo al que Europa se acerca a la deflación – el precio de los bonos europeos toque techo a lo largo de este año. Un buen indicador sobre cuando vender es si la rentabilidad del bono alemán a diez años se acercara al 0,20%. Ni a Alemania le prestaría yo dinero a diez años a cambio de un 0,20%. Un 0,20% es a donde ha llegado a caer el tipo de interés de los bonos a diez años de un país –Japón– que vive en deflación desde hace dos décadas y donde el QE es casi una forma de vida.

En su defecto, para quién controle menos de mercados y no sepa dónde seguir el tipo del bono alemán, también vale el bono español a diez años. Cuando se acerque al 1%, venda. De todos modos, si siguen mi blog no duden que cuando se aproxime el momento de salir de los bonos europeos hablaré de ello. Y, muy importante: aprovechen la incompetencia de los políticos para comprar. Como cuando el Bundesbank le para el jueves los pies a Draghi y el bono español vuelve a 1,80% de rentabilidad o el alemán a 0,70%. ¿Un 1,80% con los depósitos a “cero coma” e inflación negativa? Aumente sus participaciones en el fondo de deuda europea cuando la incompetencia de los políticos – y los banqueros centrales también lo son o les influyen – ponga los precios a tiro. Y venda si se acercan a los niveles mencionados anteriormente.

Por el contrario, no veo problema en mantener las posiciones en fondos de bolsa europea un año más. Ni tampoco en seguir a la caza de viviendas de calidad (en el artículo anterior y en el propio libro explico a qué me refiero con este “apellido”) Es más: al nuevo gobierno se le podría pasar por la cabeza que si hace coincidir la mejora del crédito que genera el BCE con una bajada impuestos la mejora económica podría ser consistente y no flor de un día. En ese caso ampliaría mi propuesta a la vivienda de mediana calidad. Y, lo más importante: si tiene capacidad de obtener crédito, úsela. Los bancos están como locos por prestar a personas solventes y con patrimonio previo que quieran pedir un crédito para la adquisición de bienes con garantía real, como inmuebles de calidad. Pronto veremos los créditos más baratos de la historia de España para las personas solventes y con patrimonio (desgraciadamente no para todo el mundo) Y me refiero a negociar tipos fijos, garantizando así una operación redonda a largo plazo.

al nuevo gobierno se le podría ocrurrir que si hace coincidir la mejora que genera el BCE con una bajada impuestos la mejora económica podría ser consistente

Antes de acabar el apartado, vamos a incluir una nueva recomendación, dirigida exclusivamente a Juan Inversor, un ahorrador con un perfil de inversión un poco más “marchoso” que el de “Juan Ahorrador”

Un bono del Estado norteamericano da ahora mismo un 2,30%. En mi opinión el mercado ya ha descontado la próxima subida de tipos de la FED. La economía norteamericana está bien, pero no para grandes subidas de tipos (que afectarían a la cotización del bono) Cobrar mucho más que en un bono español en otro de un país mucho más solvente que España – y menos sujeto a vaivenes políticos, Grecia incluida – es interesante. Y como mantengo mi previsión de dólar alcista (ver “El día que Yellen se hizo tacaña y Weidmann generoso”, 26 Abril de 2014) no veo problema al respecto. Pero si quiere menos volatilidad, pida un fondo de inversión en bonos del estado USA que cubra la divisa. Hasta un 10% de la cartera de D. Juan Inversor puede ir a bonos USA.

Actualización del “pack” de supervivencia

No sólo hay que actualizar las revisiones. También el mapa de ruta. Como con un GPS. Y en la actualización del GPS van a aparecer este año callejones sin salida, atascos y obras llenas de baches

La llegada de tipos cero o “cero coma” va a ser una revolución para la banca española. Ya ven: parecía increíble mi predicción, pero ahí estamos, a las puertas del 0% de interés en los depósitos bancarios. Y suerte tenemos de no ser daneses o suizos. Ya estaríamos pagando por tener el dinero en el banco en lugar de en casa.

Estén preparados: es muchísimo dinero y les van a asaetear con alternativas que ofrezcan más que el 0% (otra cosa es que lo den). Aparte obviamente de recomendarles el libro les sugiero que pongan especial atención a lo que entiendo va a ser la estrategia de la banca: “te doy algo más del cero por ciento si a cambio me compras este u aquel producto”. Pues ahí va a estar la madre del cordero: en el “otro” producto.

Suerte tenemos de no ser daneses o suizos. Ya estaríamos pagando por tener el dinero en el banco en lugar de tenerlo en nuestra casa

Es la táctica habitual: te doy un crédito inmobiliario pero tienes que hacerte un seguro de vida. Eres PYME y te doy el crédito, pero a cambio me tienes que comprar acciones de la ampliación de capital del banco, etc., etc.

No me extrañaría nada que volviéramos al “plato” combinado: “te doy” un 1% en el depósito si me compras este fondo tan majo que tengo. Pues al loro: mírense por favor al menos dos cosas de “ese” fondo: volatilidad, liquidez – disponibilidad del dinero – y comisiones.

Pero ante todo no se agobien: “salir” del depósito y aspirar a un uno y pico o un dos por ciento de rentabilidad sin perder el sueño no es una locura. Es perfectamente posible. Sólo hay que ir con un poco de cuidado, preguntar y, sobre todo, aplicar el menos común de los sentidos: el sentido común.

Que pasen un estupendo “puente”.

(*) Tienen su origen en la decisión de la banca de que era mejor “comprar” los clientes de las cajas de ahorros quebradas que las propias cajas. Ni el mejor “due dilligence” te cubre del riesgo que implica comprar un banco “gestionado” por políticos. Y para atraer a esos clientes que huían del derribo había que ofrecerles un incentivo que, como dije en su día, era pan para hoy y hambre para mañana.

Lo prometido es deuda. En el artículo anterior repasamos los resultados de las recomendaciones de “mi libro” al año de su publicación. Hoy “toca” revisarlas y actualizarlas. Y, de paso, echamos un cable a quienes no lo compraron y dirán que todo eso está muy bien pero ellos quieren saber que hacer ahora, no qué tenían que haber hecho entonces.

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