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Quién gana y quién pierde con el “nuevo” QE
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Víctor Alvargonzález

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Quién gana y quién pierde con el “nuevo” QE

La única capacidad de sorpresa que le queda al BCE es la capacidad de convencer a los mercados de que sigue ahí, que tiene munición y que está dispuesto a todo

Foto: Banco Central Europeo (BCE)
Banco Central Europeo (BCE)

La frase clave ya la dijo el Sr. Draghi hace tiempo: “tamaño y contenido”.

Al principio, el “tamaño” era lo importante. El “contenido” era secundario. Todo el mundo sabía que es lo que iba a comprar el Banco Central Europeo (BCE) en su proceso de estímulo monetario masivo (QE). Básicamente deuda pública soberana de los países de la Eurozona. Y que lo haría en función del peso de los países en el Euro sistema, que es lo mismo que decir que, a más grande la economía, más bonos de ese país compraría el BCE.

El valor que pudo aportar el asesor financiero a su cliente estuvo en anticipar que habría estímulo monetario, no tanto el contenido del mismo. El QE europeo se anunció en enero del año 2015 y quién compró bonos españoles a diez años un par de meses antes ha ganado a día de hoy un 7,25%. Un 2,50% ingresando el cupón anual que pagaba por entonces el bono y un 4,75% de plusvalía si vendiera ahora los títulos. Un 7,25% en un año y tres meses. Por anticiparse.

La pregunta es ¿se puede ganar algo ahora que va a haber novedades en el QE? Y, segunda derivada: ¿dónde?

El BCE tiene que ponerse las pilas (los últimos datos de IPC de la eurozona son negativos e incluso la inflación subyacente ha perdido la zona de confort del 1% y ha caído al 0,8%) Pero lo sabe todo el mundo. La única capacidad de sorpresa que le queda está en lo que yo llamaría “determinación”, en contraposición a “tamaño” y muy relacionada con “contenido”: la capacidad de convencer a los mercados de que sigue ahí, que tiene munición y que está dispuesto a todo.

La única capacidad de sorpresa que le queda está en lo la "determinación”: convencer a los mercados de que sigue ahí, tiene munición y que está dispuesto a todo

Una muestra de determinación sería ajustar el “contenido” del programa de Quantitative Easing.

En el balance de bancos centrales tan serios como el Banco de Inglaterra hay deuda corporativa. En el de la Fed – y en el propio BCE – hay Assett Backed Securities (ABS), que no son otra cosa que paquetes de créditos bancarios. El BCE no tendría mayor problema en ampliar esas compras. Eso no es malo para la cotización de los bancos. En el corto plazo.

Pero lo más importante sería la introducción de un sesgo “privado” a sus compras en contraposición al sesgo “público” actual.

Cuando en mi artículo del 16 de enero recomendaba la renta fija corporativa de grado de inversión no estaba pensando en que el BCE comprara directamente bonos de todo tipo de empresas europeas. Eso sería complicado desde el punto de vista de lo que es “elegible” según sus estatutos. En todo caso pensaba en mega empresas europeas o empresas semi públicas. En un informe que he visto recientemente se habla de “semi corporativos”.

La cuestión ni era ni es si la deuda corporativa que compre el BCE sea sólo “mega corporativa”, “semi publica” o paquetes de créditos (ABS) Lo importante es el efecto indirecto sobre el mercado de deuda corporativa de grado de inversión (queda excluido el “high Yield”). Abre una puerta al sesgo “corporativo” en las compras del BCE, porque, sea semipública o “mega” corporativa, estos bonos son la referencia para el resto del mercado (con la posible excepción de los bancos, que tienen sus propios problemas)

Quien haya seguido mi recomendación dirá que ese tipo de activos ya han subido un 1% de media desde que la hice, que eso es mucho en dos meses para un activo de renta fija. Cierto. Recordemos lo del valor de la anticipación. Pero creo que todavía hay margen de subida.

El BCE entrando – aunque sea de forma indirecta - en el mercado de deuda corporativa tiene un impacto mucho mayor que entrando en el de deuda pública.

El BCE entrando – aunque sea de forma indirecta - en el mercado de deuda corporativa tiene un impacto mucho mayor que entrando en el de deuda pública. El de corporativa es un mercado mucho más pequeño. Si la cotización de los bonos soberanos europeos ha subido como consecuencia de la mano compradora del BCE ¿Cómo afectaría en un mercado mucho más pequeño, aunque fuera de forma indirecta?

Pero hay más. Sé que los guardianes de la ortodoxia me van a querer matar por decir lo que viene a continuación, pero antes de que huelan sangre les recordaré que quién lo dijo fue Yves Mersch, miembro del consejo ejecutivo del BCE. Concretamente en 2014, cuando empezaba a hablarse de QE europeo: “el BCE puede comprar oro” – preparen los cuchillos – “y también acciones y ETFs”.

Ya lo he dicho. Y sigo vivo. Pero yo no he sido. Ha sido ese – Yves – y es miembro del consejo ejecutivo. No quiero morir en la pira mediática, así que quede claro que simplemente repito sus palabras. Es más: cuando el Sr. Weidmann advierte el otro día sobre tomar medidas poco ortodoxas, no me extrañaría que fuera porque esto se ha puesto encima de la mesa del Consejo Ejecutivo del BCE.

Mientras los que hablan y critican pero no invierten limpian la sangre heterodoxa de sus cuchillos, quedémonos un rato a solas los que invertimos y reflexionemos como inversores. No somos tertulianos, no estamos para juzgar, sino para tratar de obtener rentabilidad para nuestros ahorros. Saber que activos podría comprar el BCE si decide demostrar al mercado que los tiene bien puestos (los pantalones) es importante para cualquier estrategia de inversión. Además ustedes no corren ningún riesgo por leer esto – lo corro yo por decirlo – y no pierden nada por tener la información.

Descartaría las acciones – que alivio, oigo que se enfundan algunos cuchillos – porque imaginen la máquina de poder e influencia que se pondría en manos de los gobiernos sobre el que ya tienen sobre las empresas privadas.

El oro también lo descartaría. Es lo más ortodoxo de todo lo anterior, pero comprar oro serviría para poco. Introduciría poca liquidez en el sistema y sólo beneficiaría a gente que especula con este activo.

Si el BCE quiere dar un puñetazo en la mesa, tras los bonos corporativos y los ABS una opción serían cestas equitativas de acciones de las mayores empresas

Si el BCE quiere dar un puñetazo en la mesa, después de los bonos corporativos y los ABS una opción – se vuelven a oír cuchillos y rechinar de dientes - serían cestas equitativas de acciones de las mayores empresas europeas, que ya están en el mercado en forma de ETFs sobre el Eurostoxx 50, índice que agrupa a los mayores y más líquidos valores europeos. Especialmente bancos (vaya jugada para echarle un salvavidas a la banca) Ahora sí que noto como entra el cuchillo de la ortodoxia monetaria en mi espalda.

No creo que en la próxima reunión se tome una medida así. Probablemente no se tome nunca. Pero como la tomen, el “Draghi rally” que vivimos desde hace un par de semanas iba a ser una broma comparado con el que habría – a corto plazo – en las bolsas europeas.

¿Y quién pierde con este nuevo formato de QE? Los perdedores en todo proceso de QE son el sentido común y la economía real. El QE premia la inacción de los gobiernos, su cobardía para complementar el estímulo monetario con bajadas de impuestos – bajadas serias, no juegos de trileros -, especialmente a las clases medias, los motores del consumo. El QE premia a los malos gestores abaratando el coste de sus errores porque baja los costes financieros de los déficits que genera esa mala gestión.

En resumen: ganan los inversores que sepan anticiparse – y me parece muy bien que ganen, faltaría menos - y ganan los malos gestores de las finanzas públicas – (eso me parece muy mal) Pierde la economía. Una pena, porque con otros políticos podríamos haber ganado todos.

La frase clave ya la dijo el Sr. Draghi hace tiempo: “tamaño y contenido”.

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