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¿Y después de Draghi, qué?
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Víctor Alvargonzález

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¿Y después de Draghi, qué?

Andaba yo encantado con la noticia de que el BCE compraría renta fija corporativa cuando un compañero de la oficina me devolvió a la realidad: “sí, sí, pero ¿y ahora qué?”

Foto: El presidente del BCE, Mario Draghi (Reuters)
El presidente del BCE, Mario Draghi (Reuters)

Andaba yo encantado con la noticia de que el BCE compraría renta fija corporativa –entenderán por qué leyendo mi artículo del mes de enero “Por el momento, mejor acreedor que socio”-, cuando un compañero de la oficina me devolvió a la realidad: “sí, sí, pero ¿y ahora qué?” Pasaba de mi “mantra”, de mi “gran” idea y me preguntaba por la bolsa, como no podía ser de otra manera. Se lo agradezco: aquí lo que importa no son los aciertos del pasado sino los del futuro. Especialmente los afectan a las bolsas, que es donde se gana o se pierde dinero de verdad. Volvamos pues a la realidad y miremos al futuro. Empezando por la renta variable.

Recordemos la premisa fundamental del año y título de las jornadas de estrategia: “2016, el año de la volatilidad”. Explicaba que las bolsas se comportarían como una montaña rusa, concepto más fácil de entender que el de la volatilidad. Al menos durante el primer semestre. Pues bien: hemos vivido la cuesta abajo, ahora estamos viviendo la cuesta arriba y, hasta que no se aclare si China va a volver a devaluar su divisa o si es capaz de equilibrar el ángulo de aterrizaje de su economía, hay muchas probabilidades de que tengamos una nueva cuesta abajo.

Es fácil de entender. En una de las jornadas de la “gira de la volatilidad” me preguntaron que era más bajista para las bolsas: los bancos europeos, el petróleo o China. Respondí con otras tres preguntas. Una: si mañana empezaran a salir datos positivos de China – cosa dudosa, por cierto - ¿qué haría el precio del petróleo? Me respondieron: subir. A continuación pregunté cómo pensaban que le vendría a la economía europea una mejora en China y, de rebote, en los países emergentes. “Pues bastante bien”, me respondieron. Finalmente pregunté si una mejora en las perspectivas de la economía europea sería buena para los bancos europeos. Pueden imaginar la respuesta.

China sigue siendo la clave de la evolución futura de los mercados. O mejor dicho: la clave está en si el mundo se “japoniza” o no

China sigue siendo la clave de la evolución futura de los mercados. O mejor dicho: la clave está en si el mundo se “japoniza” – se estanca y entra y deflación crónica – o no. Y el factor que más puede influir es si la segunda economía del mundo, aterriza suavemente – mantiene un crecimiento razonable a lo largo de los próximos años – o si, por el contrario, es incapaz de controlar los desequilibrios generados durante su anterior crecimiento descontrolado. EE.UU y Europa también aportan incertidumbre. Pero no tanto como China.

La mala noticia es que el BCE “puede” con Grecia y es capaz incluso de compensar parcialmente la incompetencia de los políticos europeos, pero no puede solucionar los problemas de la segunda economía del mundo ni controlar el precio del petróleo. Y como sigo pensando que China y el petróleo van a seguir marcando el ritmo bursátil, la volatilidad sigue garantizada.

Otra cuestión importante es que ahora el mercado ha certificado que de nada sirve el QE si lo gobiernos no ponen de su parte. Mientras el dinero vaya a las arcas del Estado para que lo mal gestione en lugar de al bolsillo de los ciudadanos para que inviertan y consuman, no hay QE que valga. Estuvo bien mientras duro (le hemos sacado un buen partido, todo hay que decirlo) pero las fiestas financieras tienen fecha de caducidad. Ahora le toca a la economía real y esa depende de los políticos.

No todo son malas noticias. Respecto a la renta variable, que se comporte como una montaña rusa no significa que no se pueda ganar dinero. Significa que hay que ganarse el sueldo. Los gestores de patrimonio tendrán que comprar en las bajadas y vender en las subidas. Ya no servirá “sentarse” en un fondo de renta variable.

Hay otros activos que lo pueden hacer muy bien sin ser tan volátiles como la bolsa, y dónde la decisión del BCE puede influir positivamente en la cotización

Pero la mejor noticia es que hay otros activos que lo pueden hacer – lo están haciendo – muy bien sin ser tan volátiles como la bolsa, y dónde la decisión del BCE puede influir positivamente en la cotización. Es el caso, insisto, de los bonos corporativos europeos de alta calidad crediticia no bancarios. Y no me disculpo por haberme puesto tan pesado con el tema. Seguro que a quién me haya hecho caso no le ha molestado mi insistencia. Sobre todo si le ha servido de acicate para tomar la decisión, que tomar decisiones financieras cuesta. Y, sobre todo, porque la recomendación sigue siendo válida.

Como comentaba en el artículo de enero, la decisión del BCE de incluir corporativos IG en sus compras daría impulso alcista a este activo y a los fondos de inversión que invierten en el mismo. Ya han subido mucho en un par de meses para tratarse de bonos – más del 1% -, en parte descontando la posibilidad de que el BCE entrara en el mercado. Pero, ojo: era una posibilidad remota, y por lo tanto no plenamente descontada en los precios. Para que se hagan una idea, un par de días antes de la decisión del BCE, la agencia Bloomberg realizaba una encuesta entre los economistas de los principales bancos europeos y ni uno sólo anticipó la medida. Además es un mercado mucho más pequeño que el de deuda pública. Cuando el BCE empiece a comprar en serio se notará.

Para concluir, otra predicción que la última reunión del BCE puede convertir en realidad y que en su día también hacía que me miraran “raro” cuando la hacía: tendremos rentabilidad cero o incluso negativa en los depósitos bancarios. Si ya era duro remunerar los depósitos cuando el BCE pagaba cero a los bancos, pueden imaginar que va a pasar ahora que les cobra – insisto, cobra - nada más y nada menos que un 0,4% anual por el dinero que tienen allí. Tela.

Que tengan un buen fin de semana.

Andaba yo encantado con la noticia de que el BCE compraría renta fija corporativa –entenderán por qué leyendo mi artículo del mes de enero “Por el momento, mejor acreedor que socio”-, cuando un compañero de la oficina me devolvió a la realidad: “sí, sí, pero ¿y ahora qué?” Pasaba de mi “mantra”, de mi “gran” idea y me preguntaba por la bolsa, como no podía ser de otra manera. Se lo agradezco: aquí lo que importa no son los aciertos del pasado sino los del futuro. Especialmente los afectan a las bolsas, que es donde se gana o se pierde dinero de verdad. Volvamos pues a la realidad y miremos al futuro. Empezando por la renta variable.

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