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Sí, se puede (bajar impuestos para impulsar la economía)
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Víctor Alvargonzález

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Sí, se puede (bajar impuestos para impulsar la economía)

Si en algo están de acuerdo todos los economistas es que la única forma de reactivar la economía española es generar demanda interna. Los de izquierdas

Foto: Luis de Guindos, Soraya Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro y Fátima Báñez (EFE)
Luis de Guindos, Soraya Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro y Fátima Báñez (EFE)

Si en algo están de acuerdo todos los economistas es en que la única forma de reactivar la economía española es generar demanda interna. Los de izquierdas piensan que el camino es aumentar el gasto público. Hacer puentes, carreteras, hospitales, bancos – públicos - etc. Los que no son de izquierdas piensan – excepto cuando gobiernan – que es mejor poner dinero en el bolsillo de los ciudadanos para que gasten, consuman y mejoren así las ventas de las empresas, lo que su vez lleva a contratar más gente, entrando así en un círculo virtuoso de más empleo, mayor consumo y mayor inversión.

Personalmente me quedo con la segunda opción. Ya les dije en mi primer artículo -desde que publico los miércoles- que mi método de trabajo es el sentido común, y para mi esa opción aplica más el sentido común que la primera. También les digo, con toda sinceridad, que no me considero “de derechas” ni de “derechas de toda la vida”, ni estoy afiliado a ningún partido. Soy un economista y trato de hacer mi trabajo, no política.

Creo que es derecho y obligación del ciudadano no sólo criticar, sino aportar ideas, especialmente sobre temas que conoce. Así que pido respetuosamente la palabra para decirle al Estado que no, que no es cierto que no se puedan bajar impuestos para reactivar la economía. Y como obras son amores, les voy a poner un par de ejemplos de cómo la eficiencia y la gestión pueden generar ingresos o reducir gastos sin necesidad de cerrar hospitales o bajar pensiones.

La eficiencia y la gestión pueden generar ingresos o reducir gastos sin necesidad de cerrar hospitales o bajar pensiones

Veamos cómo gestiona el Estado sus dineros. Un ejemplo sencillo lo tenemos en la “hucha” de las pensiones, el llamado Fondo de Reserva de la Seguridad Social.

En esta hucha, los españoles – si señores, ese dinero es nuestro - teníamos ahorrados a finales de 2012 la friolera de 66.815 millones de euros, por si venían tiempos difíciles. Vinieron, y parte de ese dinero se ha utilizado para cubrir desequilibrios en materia de pensiones y desempleo. Como resultado, a finales de 2015 el fondo se había quedado aproximadamente en la mitad de su valor (32.485). Nada que objetar al uso que se ha hecho de la hucha, pero ¿qué me dicen de la gestión de la misma?

Supongamos que el fondo se hubiera “gestionado”, es decir, se hubieran materializado muchas, o al menos algunas, de las enormes plusvalías que se han generado en el mercado de bonos del Estado como consecuencia de la bajada de tipos de interés primero (*) y de las compras masivas del BCE después (el famoso QE), en lugar de limitarse a mantener los bonos a vencimiento y cobrar el cupón.

En los mercados, la “vara de medir” son los índices. El más conservador y objetivo para la renta fija española es el Spain Sovereign Bond Index de la agencia independiente Bloomberg. Ha subido un 36% desde finales de 2012 hasta hoy. En otras palabras: simplemente rotando una cartera “clavada” a la del índice – vender, realizar plusvalías y volver a invertir – se podrían haber ganado 24.053 millones (36% sobre los sesenta y seis mil millones que había entonces) Seguramente algo menos, porque se ha ido sacando dinero de la hucha y, a efectos de simplificación, este cálculo se ha hecho realizando todas las plusvalías. Pero con que fuera la mitad ya sería una “pasta”. Moraleja: el “meneo” que se le ha metido a la hucha se habría compensado en gran medida gestionando – rotando - la cartera según se acumulaban unas plusvalías que podemos calificar de históricas.

Vaya por delante que me consta que los profesionales que llevan los dineros del Estado estarían encantados de poder hacer su trabajo, es decir, gestionar. Pero quienes deciden no son ellos. Son órdenes de arriba. “Al cupón y nada de líos, Martínez”.

Hay otro ejemplo. Y muy doloroso para los que pagamos religiosamente nuestros impuestos.

Cuando corro – por deporte, no porque me persigan –, paso por delante de un chalet en construcción en plena calle de Serrano. Cada vez que pasaba me venía a la cabeza un pensamiento del tipo “no le va mal a todo el mundo, aquí hay uno que se está construyendo un chalet en pleno Serrano”.

Un día pase y lo habían acabado. Días después tenía una placa de la Administración del Estado en la puerta. Alguien tiene ahora una oficina muy representativa en uno de los mejores barrios de Madrid. Como los miles de edificios en zonas de primer nivel que tiene el Estado, que, por tener, tienen muchos compradores a precios razonables, porque, señores, en las mejores zonas de las ciudades los precios han caído muy poco. Además, ahora que los bancos dan “cero coma”, el ladrillo de calidad tiene muchos novios ¿Se imaginan cuánto podría sacar el Estado vendiéndolos y llevándose esas oficinas a la periferia?

Dar prioridad absoluta al empleo o la gestión eficiente de los recursos del contribuyente requiere valentía política

Les puedo asegurar que ahí no acaba la lista de cosas que no son ni la sanidad, ni las pensiones ni la educación en las que se podría ahorrar/mejorar ingresos y dedicar ese dinero a inyectar consumo e inversión en la economía. Pero no: lo primero, el palacete. Dar prioridad absoluta al empleo o la gestión eficiente de los recursos del contribuyente requiere valentía política. Vale, que no lo hagan. Que no bajen impuestos. Que sigan en sus palacetes. Pero, por favor: tengan el detalle de no contarnos milongas.

(*) La relación entre el tipo de interés y el precio de un bono es inversamente proporcional: cuando baja el tipo de interés que ofrece el bono –o uno similar– sube el precio del mismo. Es lógico: si compro un bono con un 5% de cupón y dos años después la misma entidad emite al mismo plazo con un cupón de, digamos, el 2%, mi bono vale más pasados esos dos años, ya que da un cupón muy superior.

Si en algo están de acuerdo todos los economistas es en que la única forma de reactivar la economía española es generar demanda interna. Los de izquierdas piensan que el camino es aumentar el gasto público. Hacer puentes, carreteras, hospitales, bancos – públicos - etc. Los que no son de izquierdas piensan – excepto cuando gobiernan – que es mejor poner dinero en el bolsillo de los ciudadanos para que gasten, consuman y mejoren así las ventas de las empresas, lo que su vez lleva a contratar más gente, entrando así en un círculo virtuoso de más empleo, mayor consumo y mayor inversión.

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