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Que el Brexit no sea una nueva versión de 'Bienvenido Mr. Marshall'
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Víctor Alvargonzález

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Que el Brexit no sea una nueva versión de 'Bienvenido Mr. Marshall'

Si queremos atraer empresas, creemos el caldo de cultivo: un marco regulatorio sencillo, homogéneo, fiable y con la mínima burocracia posible

Foto: 'Bienvenido Mister Marshall'
'Bienvenido Mister Marshall'

El salida del Reino Unido de la Unión Europea representa una oportunidad histórica para España. Empresas que jamás se habrían planteado salir del Reino Unido, se ven obligadas a hacerlo ante la pérdida del pasaporte comercial europeo.

Ante una oportunidad así, uno se imagina que el propio presidente del gobierno se ocuparía directamente del tema y que le veríamos un día sí y otro también anunciar mejoras y cambios para atraer a estas empresas, luchando a brazo partido en el congreso para eliminar trabas, regulaciones y aprobar ventajas fiscales. Además, se crearía un grupo de trabajo al máximo nivel presidido por el ministro de economía y, si me apuran, por el Rey, que es un Rey joven, con una estupenda formación y excelente imagen, que podría repetir el importante papel de relaciones públicas que jugó su padre en ocasiones similares. Además, estaría plenamente involucrado el ministro de justicia, dada la importancia del aspecto regulatorio. Y, cómo no, contaría con los más altos representantes autonómicos, que aparcarían temporalmente sus diferencias, pues a todos interesa traer innovación y empleo a sus comunidades.

La única medida oficial que hay hasta la fecha consiste en que parte de los documentos oficiales se van a publicar a partir de ahora en inglés

Pues, que yo sepa – y espero equivocarme -, la única medida oficial que hay hasta la fecha, y creo que es todavía solo una propuesta, consiste en que parte de los documentos oficiales relacionados con el sector financiero, incluidos los infinitos formularios y parte de la maraña normativa habitual, se van a publicar a partir de ahora en inglés. “Im-presionante”, que diría Jesulín de Ubrique. Toma marketing. Aquí hay muchas más normas que en Inglaterra, pero no se preocupen: se las traducimos todas.

Foto: El distrito financiero de Canary Wharf, visto desde el este de Londres. (Reuters)

A falta de un empuje conjunto y oficial – que por cierto no se porqué no reclama ningún partido de la oposición– algunos políticos tratan de hacer algo por su cuenta. Echan mano de sus contactos y crean algo parecido a un “lobby” a la española, algo muy encomiable, sin duda, pero con una capacidad de presión frente a Frankfurt o París que me recuerda a la del que se montó para traer las olimpiadas a Madrid: alegre, optimista, simpático, dicharachero, festivo y voluntarioso, pero el “relaxing coffee” y los sombreros de ala que quedan “divinos de la muerte” no tuvieron el efecto deseado.

Con mucho menos folclore, los irlandeses se trajeron a las grandes multinacionales de la tecnología a Irlanda. En lugar de comitivas y sevillanas les dijeron simplemente que no les importaba que pagaran menos impuestos si, a cambio, se instalaban allí y creaban empleo. Además, les recordaron que Irlanda sigue el modelo anglosajón de poca burocracia en temas corporativos. Los Google y compañía lo entendieron a la primera y no les importó ni la lluvia ni el frío, ni que los irlandeses no bailen sevillanas. Luego toda Europa se ha quejado, si, pero ya ven: ahí siguen.

Esta situación es injusta porque España puede atraer a esas empresas que abandonan el RU. Los españoles de hoy en día están preparados, las infraestructuras también y, encima, en un mundo sin distancias, conectado por Internet, siempre será más atractivo trabajar en Madrid, en Valencia o en Barcelona que en Frankfurt.

España está preparada, pero, como siempre, sus políticos no. Ni el gobierno, que ya vemos lo obsesionado que está con el tema, ni la oposición

España está preparada, pero, como siempre, sus políticos no. Ni el gobierno, que ya vemos lo obsesionado que está con el tema, ni la oposición, que no dice nada al respecto. España está preparada, pero su entorno administrativo, legal y burocrático, no. Nadie en su sano juicio cambia la legislación británica por la maraña de leyes y burocracia españolas, por mucho que se las pongan en inglés. En inglés son la misma pesadilla que en español. Ni siquiera nuestro magnífico AVE va a hacer que una empresa “fintech” quiera instalarse en España cuando vea el peso regulatorio con el que tiene que cargar una simple y sencilla EAFI (empresa de asesoramiento financiero que se limita a dar consejos sin tocar dinero de sus clientes) O lo que tardaría en recibir autorización para empezar a trabajar. Y si se trata de un banco, mejor ni hablamos.

A mi me encanta la película de Berlanga 'Bienvenido Mr. Marshall', pero al final deja un sabor agridulce: es muy divertida y muy humana, pero produce sensación de vergüenza y tristeza. Sería muy frustrante que al final los “Bentleys” que salen de Londres pasen de largo por nuestras ciudades al ver el campo de minas regulatorio – nacional y autonómico – que es nuestro país.

Foto: Panorámica de Londres.

No repitamos la jugada. Y menos ahora que podríamos conseguir que pararan, porque la España de la posguerra no tenía mucho que ofrecer, ni poder político para exigir, pero ahora si que lo tiene. Aquella España vivía en el subdesarrollo, pero generaciones posteriores han luchado y trabajado para que la actual esté en condiciones de competir para se instalen aquí los mejores. No nos avergüencen, señores políticos: si vamos a ir a por las empresas del RU, vayamos en serio, con argumentos fiscales y operativos serios, eliminado valientemente trabas burocráticas y llegando a acuerdos internos que ayuden a homogeneizar este reino de taifas jurídico, y no que lo hagan tóxico para la empresa que quiera instalarse aquí. Porque podemos y porque nos lo merecemos, nosotros y los que nos precedieron.

Si queremos atraer empresas, creemos el caldo de cultivo que atrae a las empresas y a los empresarios: un marco regulatorio sencillo, homogéneo, fiable y con la mínima burocracia posible. Ahorrémonos los farolillos, las comitivas y las sevillanas. Señores políticos: si van a repetir lo de Mr. Marshall, no creen expectativas irreales y dejen que al menos mantengamos la dignidad.

El salida del Reino Unido de la Unión Europea representa una oportunidad histórica para España. Empresas que jamás se habrían planteado salir del Reino Unido, se ven obligadas a hacerlo ante la pérdida del pasaporte comercial europeo.

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