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Después de la Fed, le toca dosis de realismo al BCE
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Víctor Alvargonzález

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Después de la Fed, le toca dosis de realismo al BCE

Realismo y contacto con la calle no están reñidos con una política monetaria responsable

Foto: La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, y el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. (Reuters)
La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, y el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. (Reuters)

Ha hecho muy bien la Fed en rectificar. Ahora le toca el turno al BCE. Es la hora de ser realista y transmitir gradualidad y sentido común en sus decisiones de política monetaria. Y no hacer cosas como mostrar sorpresa sobre la ausencia de inflación salarial en la eurozona, que lo que transmite es que no saben muy bien en qué mundo viven. ¿Pero cómo va a haber inflación salarial en esta Europa, en la que a la transformación digital y al cambio de modelo laboral se une un todavía altísimo nivel de paro?

Hace un mes publiqué un artículo (ver 'Esta inflación es diferente porque la economía también lo es') en el que comentaba que la Reserva Federal de los EEUU podría estar pasándose de frenada. Está muy bien que suba tipos y está mejor todavía que se plantee reducir su balance. Pero lo que no está bien es vivir de espaldas a la realidad y pretender subir los tipos de interés como si estuviéramos ante una gran amenaza inflacionista. O actuar como si el programa de estímulo económico del presidente Trump se fuera a implementar mañana, porque no va a ser así. En otras palabras: realismo y contacto con la calle no están reñidos con una política monetaria responsable. O precisamente por eso la política monetaria debe ser realista y mirar hacia la economía real, y no escuchar tanto los cantos de sirena de la 'represión financiera' y otros similares.

La política monetaria debe ser realista y mirar hacia la economía real, y no escuchar tanto los cantos de sirena de la 'represión financiera' y otros similares

Tanto se estaban pasando, tanto se estaban olvidando de que estamos ante un cambio económico no precisamente inflacionista y que la economía norteamericana no está tan boyante, que la curva de tipos del mercado de bonos se estaba aplanando. Y corría el riesgo de invertirse, señalando el riesgo de que una restricción monetaria excesiva enfriara en exceso una economía, la americana, que ya se está enfriando sola.

Los bancos centrales estaban provocando una corrección bursátil que podría haber degenerado en algo peor. Pero lo que realmente les puso nerviosos no fue tanto la Fed. Fueron los mensajes que, intencionadamente o a consecuencia de una mala comunicación, lanzaba en paralelo el BCE sobre un endurecimiento de su política monetaria. Que lo diga la Reserva Federal de los EEUU, en un país con menos del 5% de paro, pase. Pero que lo diga el BCE, tiene bemoles.

Que lo diga la Reserva Federal de los EEUU, en un país con menos del 5% de paro, pase. Pero que lo diga el BCE, tiene bemoles

No es ya solo cuestión de que Europa esté también inmersa en la revolución digital, que es desinflacionista, ni el cambio de modelo energético, que también. Es que en Europa tenemos, además, un paro extremadamente alto y un mercado de trabajo que está cambiando de forma tan brutal que, dentro de poco, va a resultar irreconocible. Y eso afecta a los costes salariales, señores economistas del BCE.

El otro día le pregunté a una persona relativamente joven si sabía lo que era un liberado sindical. Obviamente me dijo que no. Esa figura atávica del representante sindical en la empresa, el tipo que vivía como un señor porque, al ser el 'liberado sindical' no le podían echar, 'ese' figura representa el pasado. El mundo actual es un mundo mucho más duro en cuestión laboral, un mundo de paro juvenil y de paro sénior, donde los únicos que tienen fuerza para pedir subidas salariales son ingenieros de telecomunicaciones con un máster en empresariales, diseñadores de videojuegos con pedigrí o 'hackers' que abandonan la web oscura para trabajar en los departamentos de seguridad de las grandes empresas. El resto, sean economistas, abogados, ingenieros, publicistas, maestros, médicos, arquitectos, lo que sea, es decir, la gran mayoría, cobra sueldos muy bajos y se da por contento si conserva su puesto de trabajo. Cuando en este escenario oigo a un economista hablar de inflación salarial, me pone la carne de gallina, por lo alejados que viven de la realidad. Y si son del BCE, más.

Una economía que no está ni de lejos en la fase en que se tengan que subir los tipos de interés por temor a la inflación salarial, porque es inexistente

Hará bien el BCE en demostrar en sus próximas declaraciones que no se le ha ido la olla y que sabe en qué mundo vive. Un mundo de comercio electrónico donde si subes un precio te merienda una 'app'. Un mundo en el que los que opositan a puestos administrativos tienen un máster y tres idiomas. Una economía, en definitiva, que no está ni de lejos en la fase en que se tengan que subir los tipos de interés por temor a la inflación salarial, porque es inexistente. Y si me apuran, por ningún tipo de inflación.

Hasta la propia teoría de la 'represión financiera' es falaz en Europa, porque da la casualidad de que la gran mayoría del ahorro europeo se canaliza a través de fondos de inversión y planes de pensiones de renta fija. Y ya ven qué bien les sientan las subidas de tipos de estos productos financieros: como un tiro. Cualquiera que tenga uno de los anteriores le dirá qué 'bien' le va desde que se acabó la represión: su fondo o plan de renta fija no levanta cabeza. No estamos solo en otra economía: estamos ante otra forma de ahorrar. Lo del cupón quedó para nuestras abuelas. Los primeros que no quieren ahora que acabe la 'represión' son los rentistas.

Otro ejemplo de falta de realismo: el otro día alguien hablaba de la debilidad de las ventas en las tiendas de EEUU. Luego analizabas el dato y resulta que no se incluían las ventas 'online'. Increíble, pero cierto. Al final estos banqueros centrales viven en su torre de marfil y no se dan cuenta de lo que pasa ahí abajo. Esperemos que el BCE haya tomado buena nota de la rectificación de Janet Yellen y se de cuenta de que tiene la oportunidad de ahorrársela. Será muy bueno para la economía europea y para las bolsas.

Ha hecho muy bien la Fed en rectificar. Ahora le toca el turno al BCE. Es la hora de ser realista y transmitir gradualidad y sentido común en sus decisiones de política monetaria. Y no hacer cosas como mostrar sorpresa sobre la ausencia de inflación salarial en la eurozona, que lo que transmite es que no saben muy bien en qué mundo viven. ¿Pero cómo va a haber inflación salarial en esta Europa, en la que a la transformación digital y al cambio de modelo laboral se une un todavía altísimo nivel de paro?

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