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Consecuencias del acuerdo europeo para las bolsas
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Víctor Alvargonzález

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Consecuencias del acuerdo europeo para las bolsas

Por fin, la Unión Europea lanzará un auténtico plan de estímulo económico conjunto. En el corto plazo afectará positivamente al crecimiento y, en consecuencia, a las bolsas

Foto: Imagen de Gerd Altmann en Pixabay.
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay.

Hace ya diez años que mi estrategia de inversión incluye sobreponderar EEUU e infraponderar Europa. Y evitar completamente la bolsa española. Recientemente equilibré la posición europea con la norteamericana porque, si bien sigo pensando que EEU. seguirá superando a Europa en crecimiento económico e innovación, la diferencia de precio había llegado a un extremo que requería un ajuste, aunque solo fuera un ajuste oportunista. Especialmente por los dividendos de la Eurozona, que son realmente atractivos frente a los del resto del mundo.

Mi posición respecto a España no había cambiado en absoluto, por motivos que expliqué en un artículo reciente.

Ahora nos llega la noticia del acuerdo que han alcanzado los líderes de la Unión para la reconstrucción de la economía europea. La primera sensación es que sin duda es un acuerdo muy importante, un evento que marcará un antes y un después. Yo creo que Angela Merkel ha visto en él la oportunidad de cerrar con un broche de oro su carrera política y entrar a la historia por la puerta grande y no lo ha desaprovechado.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el EUCO. (EFE)

El acuerdo significa, entre otras cosas, que finalmente y aunque no lo llamen así, Europa mutualiza una parte de su deuda. Para bien o para mal, todos los países de la Unión son ahora responsables mancomunados del pago de la deuda que se emita para contrarrestar la crisis provocada por el covid-19.

En mi opinión esto algo, en principio, positivo. No tanto porque sea difícil pensar en una Europa realmente unida sin corresponsabilidad fiscal, sino porque este importante paso va acompañado de exigencias muy claras respecto a como se debe de gastar el dinero de los contribuyentes en la Unión. Y una Europa más unida y más responsable es una Europa más atractiva para los inversores.

Una Europa más unida y más responsable es una Europa más atractiva para los inversores

Pero hay un atractivo adicional para los mercados en este acuerdo. Y es que, por fin, la Unión Europea lanzará un auténtico plan de estímulo económico conjunto. Personalmente pienso que a largo plazo servirá de poco si no va acompañado de una reducción de la burocracia y los excesos regulatorios, pero no cabe la menor duda que en el corto plazo afectará positivamente al crecimiento y, en consecuencia, a las bolsas.

Así que hasta aquí, “so far, so good” en lo que se refiere a invertir en el conjunto de la Eurozona y mientras dure la euforia del acuerdo y sus primeros efectos. Donde no lo tengo tan claro es en el caso concreto de España.

Foto: El presidente francés, Emmanuel Macron (i), conversa con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (c), y con el secretario general, Jeppe Tranholm Mikkelsen. (EFE) Opinión
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Cada vez que me han preguntado sobre si con la ayuda europea evitaremos el rescate respondo que depende de cómo se utilice. Se puede invertir inteligentemente para mejorar nuestra competitividad y para abandonar el retraso digital al que nos han condenado los gobiernos de los últimos 10 años, incluido por supuesto el actual, pero también se puede dilapidar el dinero en gasto político y en tapar agujeros fruto de una mala gestión anterior. Ya sea a nivel de gobierno central o de las autonomías. Y la tentación va a ser muy fuerte.

Me dirán que la ayuda viene con condiciones, precisamente para que el dinero se emplee en esa dirección de la competitividad y la revolución digital. Es más, viene con una cláusula realmente “diabólica”: cualquiera de los firmantes del pacto puede frenar las ayudas en cualquier momento si piensa que “alguien” está empleando el dinero de forma distinta a la pactada. Pero no nos engañemos: a la hora de la verdad y según pase el tiempo será muy difícil seguirle el rastro a un dinero que se repartirá entre el Estado y las autonomías, en un laberinto de muy difícil seguimiento desde Bruselas.

Cualquiera de los firmantes puede frenar las ayudas en cualquier momento si piensa que “alguien” está empleando el dinero de forma distinta a la pactada

Por resumirlo, yo diría que hasta que no lo vea no lo creeré. Si finalmente el Gobierno español se toma en serio la revolución digital, la mejora de la competitividad, le da prioridad al empleo de los jóvenes, a la educación, a la investigación y a la innovación en lugar de a las prioridades que tenía antes del virus, entonces me lo creeré. Quiero ver si el dinero se invierte en fibra óptica o se va a dedicar a comprar otro palacete en la Castellana para ampliar el que ya tiene el Instituto de la Juventud (que todos sabemos que es vital para nuestra juventud). Y si encima venden el palacete y de paso reducen el gasto político y dedican ese dinero a pensiones, entonces me lo creeré más todavía.

Si no, el destino del acuerdo quedará bien definido con la frase bíblica de que “a quien tiene se le dará y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado”. Si se dilapida la ayuda se acelerará la tendencia hacia una Europa del Norte cada vez más rica y avanzada y una de Europa del Sur cada vez más alejada del progreso y la estabilidad. Así que vamos a ver cómo se emplea el dinero y luego decidiremos si es una buena idea acompañar al gobierno en la inversión.

Hace ya diez años que mi estrategia de inversión incluye sobreponderar EEUU e infraponderar Europa. Y evitar completamente la bolsa española. Recientemente equilibré la posición europea con la norteamericana porque, si bien sigo pensando que EEU. seguirá superando a Europa en crecimiento económico e innovación, la diferencia de precio había llegado a un extremo que requería un ajuste, aunque solo fuera un ajuste oportunista. Especialmente por los dividendos de la Eurozona, que son realmente atractivos frente a los del resto del mundo.

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