Es noticia
'Marketing', Smart Beta y la nueva tendencia de la gestión
  1. Mercados
  2. Tribuna Mercados
Colaboradores EC6

Tribuna Mercados

Por

'Marketing', Smart Beta y la nueva tendencia de la gestión

A tenor de los resultados de ese tipo de gestión, podemos afirmar que no la han encontrado todavía pero sí es cierto que han ido apareciendo nuevas y revolucionarias formas de inversión

Foto: Gestores osos. (Corbis)
Gestores osos. (Corbis)

En un entorno donde los gestores de fondos y carteras son incapaces de distinguirse de la masa, las herramientas cuantitativas en busca de la 'fórmula mágica' han evolucionado de forma notable. A tenor de los resultados de ese tipo de gestión, podemos afirmar que no la han encontrado todavía pero sí es cierto que han ido apareciendo nuevas formas de inversión que están revolucionando el sector.

La gestión se enfrenta a un entorno de tipos mínimos de interés, inflación mínima y crecimiento económico mundial mínimo. Obtener rentabilidades en ese entorno no es fácil y de ahí la búsqueda de 'nuevas' fuentes de rentabilidad.

En ese intento por ofrecer una gestión distinta, muchos gestores han pasado a tener una dependencia muy alta de los modelos automáticos y de esos algoritmos, con resultados diversos. Los sistemas que funcionan durante un tiempo, de pronto dejan de ser válidos y hay que volver a reinventarlos.

En este contexto, el Smart Beta apareció en esa búsqueda de diferenciación. Se trata de un tipo de gestión a caballo entre la gestión activa y la pasiva, que busca añadir valor sin atender a componentes de capitalización (indexación pura). Es una forma de indexación optimizada. De ese modo, un tipo de estrategia utilizando Smart Beta intentará evitar aquellos sectores o activos que se espera se comporten peor que el resto de componentes de un índice (por ejemplo). Otra forma de verlo es, ante un índice de referencia, en vez de comprar todo el índice (gestión pasiva), se sobreponderan aquellos activos que tienen menos volatilidad y se infraponderan los de mayores niveles. Se consigue, por tanto, un nivel de volatilidad menor a la del índice de referencia. Esta sería una estrategia Smart Beta de volatilidad mínima. Hay multitud de estrategias que pueden realizarse de ese modo.

Se trata de un tipo de gestión a caballo entre la gestión activa y la pasiva, que busca añadir valor sin atender a componentes de capitalización

Esta fórmula es más barata, pues no hay una gestión activa posterior y cuenta con todas las ventajas de los ETF: bajas comisiones, transparencia y liquidez. Por poner un ejemplo, existe un ETF de Goldman (GSLC) sobre las principales acciones de mayor capitalización de la bolsa norteamericana, utilizando Smart Beta, que cobra un 0,09% de comisión. La misma que el mayor ETF sobre el S&P (SPY). Y si queremos emergentes, con ese mismo tipo de gestión, la comisión es de 0,45%. A día de hoy, existen multitud de estrategias utilizando el Smart Beta a costes cada vez menores.

Lo que hemos visto es que muchos inversores que han comprado la idea no han evaluado la capacidad de acierto de esa gestión. Es decir, si esa identificación de los 'peores' títulos esperados (en nuestro ejemplo anterior) no es correcta, el producto no rentará como se esperaba. Y esa identificación está, en muchos casos, en manos de esos modelos automáticos y análisis cuantitativos.

Para evaluar si esos modelos funcionan, se llevan a cabo simulaciones con datos históricos. Se lanzan multitud de productos con fechas de inicio y final distintos, con datos reales de mercado, para ver qué resultados se hubieran obtenido. En base a eso, se puede obtener una visión de lo acertado de la gestión así realizada. Obviamente, eso es en base a datos pasados y, ya lo sabe usted, el futuro depara sorpresas siempre.

El problema aquí radica en los cambios de tendencia. Los modelos no 'predicen' si los tipos van a empezar a subir de pronto, si se van a producir eventos de crédito o si una divisa cambia su tendencia de forma repentina ante cualquier tipo de suceso. Y ahí vienen las sorpresas de rentabilidad que no recogían esos 'back testing'.

Los modelos no “predicen” si los tipos van a empezar a subir de pronto, si se van a producir eventos de crédito o si una divisa cambia su tendencia

Si analizamos la realidad del mercado y vemos la rentabilidad efectiva de este tipo de ETF que utilizan el Smart Beta, obtenemos estos resultados (de enero a septiembre de 2015).

En función de cuál ha sido la estrategia de gestión 'activa' que se ha utilizado, los resultados son muy dispares. En este caso, los ETF de Smart Beta que han primado criterios de valoración fundamentales, como selección de componentes en base a PER, valoración según libros, etcétera, lo han hecho peor que aquellos que han utilizado criterios de 'momentum' o mínima volatilidad.

Con un simple vistazo a eso datos, podemos volver a poner en tela de juicio la gestión activa versus la pasiva y, ahora, la gestión híbrida frente a la pasiva. Las rentabilidades obtenidas hablan por sí solas en ese periodo de tiempo observado.

Así las cosas, nos enfrentamos a otra forma de gestión donde el inversor puede seleccionar ciertos criterios diferenciadores (implícitos en la gestión), con comisiones baratas, donde la rentabilidad futura es una incógnita y donde no sabemos qué resultados se obtendrán. Al inversor le toca decidir si estamos ante otra buena campaña de 'marketing' de la industria o ante una nueva alternativa de inversión. Como dijo Tolkien, no es oro todo lo que reluce, ni todo lo que anda errante está perdido.

En un entorno donde los gestores de fondos y carteras son incapaces de distinguirse de la masa, las herramientas cuantitativas en busca de la 'fórmula mágica' han evolucionado de forma notable. A tenor de los resultados de ese tipo de gestión, podemos afirmar que no la han encontrado todavía pero sí es cierto que han ido apareciendo nuevas formas de inversión que están revolucionando el sector.

Rentabilidad Resultados empresariales Tipos de interés
El redactor recomienda