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Banesto o cómo se maquillan las cuentas con la aprobación del Banco de España
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Alberto Artero

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Banesto o cómo se maquillan las cuentas con la aprobación del Banco de España

Les voy a contar un pequeño secreto. Banesto no ha ganado tanto como parece en el primer trimestre de su ejercicio fiscal terminado el 31 de

Les voy a contar un pequeño secreto. Banesto no ha ganado tanto como parece en el primer trimestre de su ejercicio fiscal terminado el 31 de marzo. O no debería haberlo ganado, mejor dicho. Eso no significa que la entidad esté operativamente mal. Tampoco que tenga problemas de liquidez ni de solvencia. Al contrario, su nivel de recursos propios es elevado, es prestamista neto en el interbancario, no ha requerido del aval del Estado en sus emisiones y su margen de explotación crece. Simplemente me hago eco de la constatación de un hecho innegable: el regulador sigue permitiendo a las entidades financieras españolas diferir lo inevitable bajo la excusa de que, de momento, se trata de meros ajustes contables. ¿Hasta cuándo?

Me estoy refiriendo a la participación que la sociedad presidida por Ana Patricia Botín y capitaneada por José García Cantera tiene en Metrovacesa. Un 9% del capital que figura en el  balance del banco como consecuencia de una dación en pago de los Sanahuja, antiguos propietarios de la compañía, que no pudieron hacer frente a créditos garantizados por esos títulos. 350 millones de valor de intercambio, 57 euros por acción de la inmobiliaria que, a cierre del primer trimestre de 2009, se han visto ajustados a la baja en un 10% contra provisiones dotadas en 2008, según se desprende de las declaraciones del equipo gestor en la presentación a analistas de antes de ayer, disponible en la web. Es decir, se ha aplicado el criterio correspondiente a la adquisición de inmuebles físicos y no el establecido para instrumentos financieros representativos de la propiedad. Primer pero.

No habría nada que objetar, o sí, si no fuera porque a 31 de marzo la cotización de la firma participada cerró en 19 euros clavados. Estamos hablando de un ajuste del 66% desde la adjudicación en el mes de febrero, 38 euros menos por cada acción poseída. No está nada mal, ¿verdad? Esto se traduce en unas minusvalías contables de 235 millones de euros, de las que sólo 35 se han computado. De haberse incluido en la línea correspondiente de la Cuenta de Pérdidas y Ganancias el diferencial, el Beneficio Antes de Impuestos (BAI) se habría quedado en 88 millones de euros mientras que el Neto, aplicando la misma tasa fiscal que en los resultados oficiales, rondaría los 65 frente a los cerca de 211 publicados. Segundo pero.

Prima lo subjetivo frente a lo objetivo..

Según leo en distintos informes de analistas, aparentemente la firma va a utilizar el Net Asset Value suministrado por la propia Metrovacesa a la hora de realizar los pertinentes ajustes en el valor de su participación. Algo que rompe con el principio de mark to market, o adecuación trimestral a precios de mercado, que sufrieron en su momento las entidades financieras titulares de créditos contra, por ejemplo, Colonial. Y que supone un cambio que únicamente puede ser autorizado por aquél que está obligado a supervisar el funcionamiento del sector: el propio Banco de España si bien requerirá de la bendición final de los auditores.

Resulta por tanto que el Principio de Prudencia Contable ha sido sustituido por el Principio de Cuentas Estables y aquí paz y después gloria. Entre la realidad que atribuyen los inversores en el parquet y la virtualidad, por inexistencia actual del mercado, de los precios de intercambio calculados por el tasador, se impone la segunda. Bienvenidos a la era del Matrix bancario. Alguno dirá que mejor así, toda vez que la obligación de reflejar en las cuentas anuales distorsiones de valoración como consecuencia del colapso de los distintos mercados financieros se ha llevado muchos bancos norteamericanos y británicos por delante. Perdónenme: no estoy en absoluto de acuerdo. Y no sólo con base en la evidencia de que el mark to market es dinámico y mientras que hoy perjudica, en los años de la bonanza ayudaba. Y de qué manera.

Las acciones son de los pocos activos en los que, en mi modesta opinión, no debería caber en ningún caso la excepción a la aplicación de las normas de ajuste al valor de negociación. Estamos hablando, por definición, de un bien financiero perpetuo, que carece de vencimiento (¿held to maturity?), se negocia en un mercado trasparente, líquido, regulado, que debe ser de los menos ineficaces en la formación de precios, al menos en teoría, y carece de rentas recurrentes prefijadas. No cabe la aplicación, por tanto, de la temporalidad, la falta de profundidad o la ausencia de criterios objetivos de valoración para justificar la omisión. Negar el poder de las bolsas para fijar el precio de las compañías que en ellas cotizan, con argumentos tan falaces como el del free-float, es reducir a añicos el propio fundamento del mercado en el que la discrepancia entre percepción y realidad es lo que permite que haya verdaderas oportunidades de inversión.

Conclusión.

El Banco de España sabrá lo que se hace. Nadie habla ni se alude al agravio comparativo por parte de otras entidades porque todas están metidas en los mismos charcos y, las que no, prefieren que la norma les beneficie en el futuro. Es el propio sistema el que se encuentra en juego y hay que salvar los respectivos negociados, donde trabajan esos analistas financieros que otorgan porque callan. En cualquier caso, que se ande el regulador con cuidado. De momento la banca, en genérico, sigue acumulando ladrillo y las provisiones sobre el valor, menor, del mismo brillan por su ausencia. A esto se añaden orientaciones como la que es objeto de este artículo y que servirán de alivio para las cuentas de resultados de la mayoría de ellas. Sabemos a ciencia cierta que, al menos, es pan para hoy.

¿Hambre para mañana? No mientras mentes tan preclaras como el propio García Cantera no duden en afirmar, en el momento estelar de su presentación del jueves, que en relación con el crédito promotor “es POSIBLE que la mora llegue a estar en términos superiores a los de ahora”, ¿términos, posible?, “pero la pérdida final será prácticamente cero a lo largo del ciclo. El 90% de nuestro crédito promotor tiene garantías reales“. Menos mal, me quedo más tranquilo. Claro que, querido amigo, ¿qué abarca para ti un ciclo? Porque me da que hablamos de plazos muy distintos y tu mañana es sustancialmente distinto al mío... Una diferencia que pone la supervivencia de muchos en entredicho, tema ya abordado extensamente en el pasado en este mismo Valor Añadido.

Les voy a contar un pequeño secreto. Banesto no ha ganado tanto como parece en el primer trimestre de su ejercicio fiscal terminado el 31 de marzo. O no debería haberlo ganado, mejor dicho. Eso no significa que la entidad esté operativamente mal. Tampoco que tenga problemas de liquidez ni de solvencia. Al contrario, su nivel de recursos propios es elevado, es prestamista neto en el interbancario, no ha requerido del aval del Estado en sus emisiones y su margen de explotación crece. Simplemente me hago eco de la constatación de un hecho innegable: el regulador sigue permitiendo a las entidades financieras españolas diferir lo inevitable bajo la excusa de que, de momento, se trata de meros ajustes contables. ¿Hasta cuándo?