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La muerte del Cisne Negro y el decálogo del Buen Trader
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Alberto Artero

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La muerte del Cisne Negro y el decálogo del Buen Trader

Nassim Taleb ha sido uno de esos autores a los que la crisis actual ha puesto de moda. Su Teoría del Cisne Negro, que hace referencia

Nassim Taleb ha sido uno de esos autores a los que la crisis actual ha puesto de moda. Su Teoría del Cisne Negro, que hace referencia al impacto dramático que pueden tener sobre los mercados financieros sucesos posibles pero altamente improbables, ha ido ganando predicamento de forma paralela a la sucesión de acontecimientos no reflejados en series históricas que los inversores han padecido a lo largo de los últimos veinte meses y que han invalidado medidas tradicionales de computación del riesgo como el Value at Risk o Var. Los intervalos de confianza en que tales indicadores se basaban han saltado por los aires y las colas de la distribución de probabilidad han primado sobre la parte central de la misma, lo que ha llevado a muchos analistas a cuestionar la validez de los parámetros hasta ahora utilizados en el futuro. Hay que reconocer que, visto lo visto, algo de razón no les falta…

Pues bien, con quince días de retraso les acerco hoy al último artículo publicado por Taleb en Financial Times. Una pieza ligera recoge el particular decálogo que, en su opinión, han de tener en cuenta todos los involucrados en los mercados financieros para evitar, precisamente, que tales errores se repitan en el futuro. Los cisnes negros siempre han de ser la excepción y no la norma que configure el comportamiento de los distintos activos en sus respectivos ámbitos de negociación. Diez principios que recoge con una prosa divertida, impregnada de altas dosis de escepticismo, y que encierra una crítica dura contra el establishment (especialmente en el punto 10).

Para aligerar la carga doctrinal, que tampoco es que sea una cosa de locos, añadiré en cada apartado una de las normas del buen trader recogidas por Todd Harrison, fundador de la interesante Minyanville, en este post de Market Watch. Frente al descreído de los mercados, con el que no comulgo en algunos de sus postulados, el cortoplacista por excelencia. Para gustos hay colores. Hoy la cosa va un poco de Perogrullo pero bueno, ustedes mismos. 

1.     Evitar que lo frágil crezca tanto que se convierta en demasiado grande como para caer (too big to fail).

 

Fíjate niveles, no te obsesiones con la pantalla: el precio está a tu servicio y no al revés.

2.     No socializar las pérdidas y privatizar las ganancias. Todo lo que debe ser rescatado, ha de ser nacionalizado. Se refiere, obviamente, al sector financiero. De hecho, añade, en la Francia socialista de los 80, el Estado tomó el control de la banca. En los Estados Unidos capitalistas de la presente década han sido los bancos los que han tomado control del gobierno. Surrealista.

Sé disciplinado. Define tu riesgo, acótalo y nunca te creas más listo que el mercado.

3.     Retirar el carnet al conductor que se estrella por conducir con los ojos vendados. Si los reguladores y supervisores nos han metido en esta crisis, es suicida depositar en sus manos la solución de la misma. Hay que buscar nuevos actores no contaminados para los nuevos tiempos.

Sé selectivo al operar. Importa más el resultado positivo que la frecuencia.

4.     Premiar los éxitos y castigar los fracasos. No podemos jugar sólo a una de las caras del capitalismo. Terminar con la asimetría de aquellos sistemas de compensación, propios de la banca de inversión, que incentivan la toma de riesgos sin importar sus consecuencias.

Olvida tus emociones. Cuenta hasta tres antes de actuar. Sé racional.

5.     Sencillez frente a complejidad. La innovación financiera debe hacer la vida más fácil y no más complicada, necesaria consecuencia del proceso de globalización y el aumento de las transacciones financieras internacionales.

Aprovéchate del pánico y de la ambición, esto es: de las emociones de los demás.

6.     El fin no justifica los medios. En cualquier producto financiero derivado debe primar más el fin que pretende conseguir que las consecuencias que de él se pueden derivar. Deberían prohibirse aquellas estructuras que sólo unos pocos conocen y casi ninguno entiende.

Reconoce el campo de batalla en el que vas a operar y busca sus posibles ineficiencias.

7.     La confianza es patrimonio intrínseco del mercado. Todo lo que puede hacer daño a esta realidad última debe ser evitado en la medida de lo posible. Ningún gobierno debería nunca tener que “restaurar la confianza”, sino establecer los cauces para que ésta no se pierda.

Haz tus apuestas en función del riesgo de la operación y no indiscriminadamente. No todos los trades son iguales.

8.     Al drogadicto con síndrome de abstinencia no hay que darle ni una dosis. No se puede curar el exceso de crédito con más apalancamiento. La crisis actual no es temporal, sino estructural y requiere de un largo proceso de rehabilitación.

Para el mercado percepción y realidad son lo mismo: una cotización. Para ti son distintos: una oportunidad.

9.     El mundo debe dejar de ser esencialmente financiero. Debemos usar los mercados como depósitos de valor. Sólo los inversores profesionales pueden pasar esa barrera. Los ciudadanos deben preocuparse de sus propios negocios y/o empleos (que están bajo su control) pero no por sus posiciones financieras (que escapan al mismo).

Si no estás seguro, no arriesgues.

10.  Aprovechar los huevos rotos para hacer una rica tortilla.  No cabe alternativa. Hay que rehacer el sistema en su totalidad. No caben parches. Movámonos hacia un Capitalismo 2.0 donde el peso de la deuda y de la clase bancaria sea mucho más reducido y sean más las certezas que las incertidumbres.

Es más importante saber cerrar una posición que abrirla. No tengas miedo a las pequeñas pérdidas, preludio de otras mayores.

Nassim Taleb ha sido uno de esos autores a los que la crisis actual ha puesto de moda. Su Teoría del Cisne Negro, que hace referencia al impacto dramático que pueden tener sobre los mercados financieros sucesos posibles pero altamente improbables, ha ido ganando predicamento de forma paralela a la sucesión de acontecimientos no reflejados en series históricas que los inversores han padecido a lo largo de los últimos veinte meses y que han invalidado medidas tradicionales de computación del riesgo como el Value at Risk o Var. Los intervalos de confianza en que tales indicadores se basaban han saltado por los aires y las colas de la distribución de probabilidad han primado sobre la parte central de la misma, lo que ha llevado a muchos analistas a cuestionar la validez de los parámetros hasta ahora utilizados en el futuro. Hay que reconocer que, visto lo visto, algo de razón no les falta…