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2009 Odisea en el Trabajo: paro, salarios y flexibilidad laboral
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Alberto Artero

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2009 Odisea en el Trabajo: paro, salarios y flexibilidad laboral

Entre la vorágine informativa de ayer, se deslizó a primera hora de la mañana un dato que me parece extraordinariamente significativo y que pone de manifiesto

Entre la vorágine informativa de ayer, se deslizó a primera hora de la mañana un dato que me parece extraordinariamente significativo y que pone de manifiesto el por qué es imprescindible una reforma laboral en nuestro país que dote al mercado de trabajo de una mayor flexibilidad. Siempre sobre la base de una precisión inicial, claro está, a ver si al marmolillo de Corbacho y al resto del equipo gubernamental, empezando por el propio presidente, les entra en la mollera: ligar flexibilidad a despidos es absolutamente demagógico y ventajista y demuestra una notable incapacidad para no haber entendido nada desde el comienzo de la crisis. Y van ya unos cuantos meses que, a su vez, dan para numerosos pares de tardes, tiempo más que suficiente, según parece, para el aprendizaje administrativo acelerado en las filas socialistas.

Bien, la cifra que conocimos ayer hace referencia a un aumento interanual del 9,1% en los costes por hora trabajada en España en el segundo trimestre de 2009 (ver Noticia). Es decir que, con la que está cayendo, los empresarios pagan casi un 10% que hace un año por cada sesenta minutos de desempeño laboral de sus trabajadores. El repunte es prácticamente el mayor desde 2001 (ver Cuadro del INE) y afecta en mayor o menor grado a todos los sectores de actividad. Es más, dado que se trata de un índice Laspeyres, que compara sueldos, salarios y cotizaciones sociales de hoy con horas trabajadas del periodo anterior, es de suponer que el aumento del paro habrá provocado una reducción en el número de horas por lo que el aumento real debería ser, al menos en teoría, aún mayor al disminuir el denominador (ver Metodología).

Obviamente hay, por una parte, un factor estacional, referido a la Semana Santa, que distorsiona la serie (el dato ajustado es de más 5,7%). Igualmente se supone que existe una incidencia severa de las indemnizaciones por despido a las que han tenido que hacer frente las firmas encuestadas. Sin embargo, la realidad es la que es: a la hora de cuadrar sus presupuestos o de cumplir sus planes de negocio, los gestores se encuentran con que el incremento efectivo de su coste de mano de obra se desborda en un entorno deflacionario  con la consiguiente imposibilidad práctica de repercutir tal crecimiento a sus clientes vía precios. Aunque son conceptos económicos distintos es inevitable poner esta serie en consonancia con la de costes laborales unitarios (por unidad de PIB, no por trabajador) y la de la productividad.

Y es que hemos vivido en los últimos meses en nuestro país, de acuerdo con las series elaboradas por el Banco de España (ver Cuadro), un repunte de la productividad que estaría basado, fundamentalmente, en una fuerte caída coste laboral agregado, resultado del repunte del paro, que compensa con creces el valor añadido negativo que ha traído consigo el decrecimiento de nuestra economía. Estamos hablando de niveles de productividad por encima del 3% en los dos primeros trimestres de 2009 contra el 1,5% de media en 2008 y el 0,8% de 2007. Tal mejora se ha visto, no obstante, compensada negativamente por un aumento de la remuneración por asalariado superior al 4,5%, lo que ha provocado que la suma de ambas partidas siga dando como resultado unos costes laborales unitarios de signo positivo.  Cada trabajador cobra más no sólo en términos absolutos sino por hora trabajada.

Desgraciadamente el único ajuste posible en nuestra economía con objeto de recuperar competitividad en el mercado internacional, donde perdemos posiciones a pasos acelerados (Cotizalia, España cae al puesto 33 en el ránking mundial de competitividad) pasa por un ajuste de los salarios reales que, como ha quedado demostrado, no se está produciendo a día de hoy. Lo cual nos lleva, de nuevo, al inicio de este post: ¿significa eso que hay que despedir más? No. Un mercado laboral flexible es aquél que cuenta con los mecanismos oportunos para mantener la mayor cantidad de empleo de forma sostenida en el tiempo, a través de una serie de modalidades de contrato, incentivos y similares que permitan garantizar su estabilidad con independencia de las circunstancias económicas vigentes en un momento dado. La mejor y única medida de tal condición es el paro estructural, más allá del momento coyuntural. Un desempleo permanente que, excepciones aparte como la de ése 8% del segundo trimestre de 2007, se mueve alrededor del 10%, precisamente el nivel que escandaliza en Estados Unidos. Quizá por eso estemos en competitividad como estamos. Y quizá, por eso también, nuestro mercado laboral tiene mucha más rigidez, y economía sumergida, que lo que la demagogia institucional pretende hacernos creer.

Entre la vorágine informativa de ayer, se deslizó a primera hora de la mañana un dato que me parece extraordinariamente significativo y que pone de manifiesto el por qué es imprescindible una reforma laboral en nuestro país que dote al mercado de trabajo de una mayor flexibilidad. Siempre sobre la base de una precisión inicial, claro está, a ver si al marmolillo de Corbacho y al resto del equipo gubernamental, empezando por el propio presidente, les entra en la mollera: ligar flexibilidad a despidos es absolutamente demagógico y ventajista y demuestra una notable incapacidad para no haber entendido nada desde el comienzo de la crisis. Y van ya unos cuantos meses que, a su vez, dan para numerosos pares de tardes, tiempo más que suficiente, según parece, para el aprendizaje administrativo acelerado en las filas socialistas.