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72 horas de infarto en Estados Unidos
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Alberto Artero

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72 horas de infarto en Estados Unidos

¿Se imaginan ustedes que en un fin de semana, y con la que está cayendo en nuestro país, se cuestionara en sede parlamentaria la continuidad del

¿Se imaginan ustedes que en un fin de semana, y con la que está cayendo en nuestro país, se cuestionara en sede parlamentaria la continuidad del Gobernador del Banco de España, del Ministro de Economía y de una hipotética garantía sobre la mitad de la deuda hipotecaria en vigor? Sería el caos, ¿no? Pues eso es lo que ha sucedido en Estados Unidos a lo largo del este viernes, sábado y domingo, con las salvedades a las que haremos referencia más adelante. 72 horas de infarto que no son sino continuación de una semana crítica para Barack Obama en la que ha pasado del cielo de los dioses al infierno de los mortales. Que ha sido invitar a Zapatero a la Casa Blanca y se le han empezado a torcer las cosas, oigan. Ya pueden rezar, ya.

De la pérdida a favor de los republicanos del tradicional feudo Kennedy-demócrata de la representación por Massachusetts en el Senado, clave para el juego de mayorías, y de la advertencia que esto ha supuesto para el presidente norteamericano de cara a las legislativas de noviembre, cuyo resultado negativo podría provocar un sistemático rechazo a cualquier iniciativa de cambio que pudiera liderar, se ha derivado un giro de su política cuya primera manifestación ha sido proponer la tan demorada reforma de una banca a la que ha convertido en cabeza de turco de su recién estrenado populismo. Cuando las barbas de tu vecino veas pelar...

Poco podía imaginar hasta qué punto la adopción de este nuevo discurso abriría la caja de los truenos dentro de los propios Estados Unidos. Puesta en tela de juicio la anterior orientación estratégica de gobierno, es innegable que la respetabilidad de aquellos que han sido ejecutores de la misma queda inevitablemente en entredicho. Y eso es lo que ha ocurrido. No han tardado en surgir las voces, incluso en el seno del partido demócrata, que cuestionan la idoneidad de Bernanke –hombre del año 2009 de la revista Time- para presidir la Reserva Federal por un periodo adicional de otros cinco años. Ha vuelto a aflorar con notable virulencia el discurso de los que creen que Tim Geithner no es la persona adecuada para liderar las cuentas públicas norteamericanas en un momento tan difícil como el actual. Para ello aluden a su documentada sospechosa actuación en el rescate de la aseguradora AIG y su alejamiento de Obama en la reforma bancaria. Por último, el beligerante Barney Frank pedía la disolución de Fannie Mae y Freddie Mae, agencias semiestatales que son las garantes del 50%, si no más, del sistema hipotecario estadounidense; respaldo último del entramado de financiación de inmuebles nacional. Casi nada.

Si bien sobre los dos últimos –Secretario del Tesoro y GSEs- el chau-chau es recurrente, se puede considerar como una novedad el rechazo a Helicopter Ben. De hecho Obama tuvo que salir en su defensa el mismo viernes al señalar que confiaba en su reelección. Como hasta el rabo todo es toro, nos espera una semana movidita sobre este particular que se dirimirá el 31. En cualquier caso, los argumentos varían en función del objeto de censura del que se trate. En el caso de Bernanke, convertido en “activo tóxico” para el influyente Huffington Post, se centran en su participación en la creación de las condiciones para que se formara la burbuja de crédito y en su actuación a favor de los intereses de Wall Street frente a las necesidades de la gente a pie de calle o Main Street. Sería necesaria una nueva orientación que sitúe la economía real en el carril principal, y no accesorio, de la política monetaria, vienen los opositores a concluir olvidando que las decisiones de la FED son colegiadas.

Aún así, su no renovación, a la que las apuestas atribuyen pocas posibilidades, supondría la apertura de una ventana de incertidumbre hasta la elección de un nuevo responsable que tendría indudable efecto en los mercados, y no especialmente positivos, al menos si nos atenemos a cuál sería la reacción de Warren Buffett. Por proponer nombres que no quede. A rey muerto, rey puesto. Ya han salido a la palestra desde clásicos como Krugman o John Taylor, creador de la regla del mismo nombre que vincula tipos de interés, crecimiento e inflación, pasando por Janet Yellen o Donald Kohn como alternativas dentro de la institución o el rescate del propio Volcker, alma mater de la reforma bancaria, sobre el que podría pesar sus más de ochenta años.

Por tanto, éramos pocos y parió el baile de nombres. Probablemente las gestiones entre bambalinas, encabezadas por un lobby bancario que trata de luchar por mantener su statu quo actual, acabe produciendo que Bernanke siga un quinquenio adicional, nadando como siempre entre dos aguas, la del interés del sector financiero y la de los demás; que Geithner prolongue su mandato al menos hasta las elecciones de noviembre, con objeto de no lanzar una señal de debilidad a la opinión pública en un momento crucial para las finanzas públicas nacionales; y que las dos FMs sean sustituídas en su forma actual pero el fondo de la garantía hipotecaria se mantenga en el tiempo. Aún así, habrán sido, sin lugar a dudas, los momentos de mayor incertidumbre de Obama desde su llegada al poder. Y ya sabemos que es lo que ocurre cuando las dudas afloran a los mercados. Cuanto antes se resuelvan estas cuestiones, mejor para todos. Que pasen buena semana.

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¿Se imaginan ustedes que en un fin de semana, y con la que está cayendo en nuestro país, se cuestionara en sede parlamentaria la continuidad del Gobernador del Banco de España, del Ministro de Economía y de una hipotética garantía sobre la mitad de la deuda hipotecaria en vigor? Sería el caos, ¿no? Pues eso es lo que ha sucedido en Estados Unidos a lo largo del este viernes, sábado y domingo, con las salvedades a las que haremos referencia más adelante. 72 horas de infarto que no son sino continuación de una semana crítica para Barack Obama en la que ha pasado del cielo de los dioses al infierno de los mortales. Que ha sido invitar a Zapatero a la Casa Blanca y se le han empezado a torcer las cosas, oigan. Ya pueden rezar, ya.