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El imposible sueño gallego de NovaCaixaGalicia
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Alberto Artero

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El imposible sueño gallego de NovaCaixaGalicia

No se imaginaba Pedro Calderón de la Barca al estrenar en 1635 La Vida es Sueño, lo premonitorios que iban a resultar buena parte de sus

No se imaginaba Pedro Calderón de la Barca al estrenar en 1635 La Vida es Sueño, lo premonitorios que iban a resultar buena parte de sus versos para muchos que creen vivir lo que sueñan y que sueñan con saber lo que viven. El desbarajuste en el sector financiero de estos últimos años ha provocado que una cierta sensación de irrealidad envuelva la acción de gestores y supervisores, políticos y accionistas. El despiste es generalizado. Y es que ya saben: ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción. Y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.

El sueño de la razón termina produciendo monstruos, Capricho de Goya. Y si como monstruosidad se ha de calificar el empeño en su día de la Xunta de Galicia de fusionar sus dos principales instituciones financieras con objeto de mantener el “producto del país”, no lo es menos su denodado esfuerzo actual por conservar, ante la amenaza del FROB, el carácter galaico de la institución. Que nadie se lleve a engaño, es pura fantasía.

De confirmarse las noticias de la semana pasada, solo la presencia como hombre de consenso del que fuera primer ejecutivo de Inditex, José María Castellano, aseguraría un barniz de “galleguidad” a NovaCaixaGalicia. Los 600 millones que vendrían de su mano, de llegar, lo harán sujetos a los parámetros del mercado, precio y garantías, sin connotaciones patrióticas de ningún tipo. Se siente Núñez Feijoo, tu gozo en un pozo.

Así se desprende al menos de la cautelosa reacción al proyecto de algunas de las primeras fortunas de la región cuyos hombres de confianza niegan enfáticamente cualquier interés a quienes les preguntan. En un entorno de escasez de liquidez y abundancia de oportunidades, no alcanzan a ver los beneficios para sus bolsillos de una operación de difícil salida a priori, en la que el socio previsible es la volátil Administración y sus fondos públicos, donde se prevé un importante impacto social en términos de empleo y cierre de sucursales, que ha de romper con el modelo de proximidad vigente hasta ahora y así sucesivamente. Mucho riesgo potencial para tan poco beneficio real. Además, casi todos tienen clara la conveniencia de no estar innecesariamente en el escaparate en estos tiempos de dificultades. No cabe esperar gran cosa por ahí.

Reventado el rescate gallego, grandes por discreción, pequeños por la imposibilidad de cobrarse el favor de una paupérrima Xunta, quedan los de siempre: los que puedan tener interés en salvaguardar una parte de su negocio, como las aseguradoras (aunque está por ver que las matrices foráneas dejen a sus filiales en España acometer este tipo de dispendios de dudoso retorno), o aquellos fondos que Castellano habría frecuentado en su desempeño profesional.

Desde ese prisma, todo se reduce a una cuestión de valoración y avales. Los segundos quedarían salvaguardados con el esquema de protección de activos implícito en el desembarco simultáneo o sucesivo del FROB. Por lo que respecta a los múltiplos, el interés comprador de los extranjeros se mantiene alrededor de 0,3 veces valor en libros –lejos del 0,5 de suelo establecido por los directivos de la entidad- si bien siguen pendiente de una cifra oficial de referencia, Bankia, mon amour.

De todo lo anterior se concluye que no hay nada distinto de lo que se ha venido especulando hasta ahora salvo el nombre del aglutinador, un José María Castellano al que han condicionado su desembarco como hombre de consenso a la capacidad de concentrar, alrededor de él, un núcleo inversor… o viceversa. ¿Será capaz? Del éxito o fracaso de lo segundo dependerá la viabilidad de lo primero.

¿Figura ejecutiva o representativa? Otra buena cuestión. Si la respuesta es A es evidente que su dedicación sería incompatible con cualquier otro proyecto profesional, como sus responsabilidades en Ono, lo que supondría su salida y la pérdida de las condiciones pactadas a su llegada. ¿De verdad?, se habla de un paquete suculento para el supuesto de una salida a bolsa. Estaría por ver, además, cómo suple su falta de experiencia sectorial. Si la opción que prima es la B el problema pasaría a ser encontrar un gestor con los bemoles suficientes como para dar la vuelta a una fusión que sigue siendo 1 más 1; llena de clientelismo y con poca voluntad real de integrarse, norte contra sur, sur contra norte; cuenta de resultados doliente y balance yermo. Casi nada. No le arriendo la ganancia vistas las experiencias previas.

¡Ay mísero de mi, ay infelice! Apurar cielos pretendo ya que me tratáis así. qué delito cometí contra vosotros naciendo; aunque si nací, ya entiendo, qué delito he cometido. Lo dicho, soñar es gratis. El morrazo que se va a pegar alguno cuando despierte va a ser de los de aurora boreal. Las más de las veces los dioses castigan a los hombres con sus deseos. El esfuerzo por mantener NCG en la órbita de influencia local, puede acabar mucho peor que lo que surgiría del curso natural de las cosas: entrada del FROB, saneamiento y venta a un tercero. Ojalá me equivoque. Doctores tiene la Santa Madre Iglesia, pero eso no le libra de su condición de santa y pecadora a la vez. Amén.

No se imaginaba Pedro Calderón de la Barca al estrenar en 1635 La Vida es Sueño, lo premonitorios que iban a resultar buena parte de sus versos para muchos que creen vivir lo que sueñan y que sueñan con saber lo que viven. El desbarajuste en el sector financiero de estos últimos años ha provocado que una cierta sensación de irrealidad envuelva la acción de gestores y supervisores, políticos y accionistas. El despiste es generalizado. Y es que ya saben: ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción. Y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.