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Tres razones que han dejado a Ibercaja compuesta y sin Unimm
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Alberto Artero

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Tres razones que han dejado a Ibercaja compuesta y sin Unimm

La semana pasada, cuando todo el pescado parecía vendido e Ibercaja se frotaba las manos ante la posibilidad cierta de hacerse con Unimm, la subasta se

La semana pasada, cuando todo el pescado parecía vendido e Ibercaja se frotaba las manos ante la posibilidad cierta de hacerse con Unimm, la subasta se dilató inesperadamente una siete días más. La estupefacción invadió los despachos de la caja aragonesa. Nadie entendía qué era lo que estaba pasando. Caja3 era, de acuerdo con las conversaciones con el supervisor, el peaje a pagar para aspirar a metas mayores, asumibles por la entidad e inmediatas en el tiempo. Olía catalán que mataba. Algo había fallado. Y de qué manera. Muy a su pesar, Popular y BBVA volvieron con fuerzas renovadas a una puja que se resolvió ayer en favor de la segunda. La renuncia a exigir capital y/o líneas de liquidez inclinó la balanza a su favor frente al otro finalista bancario. El esquema de compra recordaba, por lo demás, al establecido en Sabadell-CAM. Salvando las distancias, claro está.

Viendo las generosas condiciones de la adjudicación -coste de un euro, asunción de pérdidas por parte del Fondo de Garantía de Depósitos y Esquema de Protección de Activos- es difícil creer que existieran diferencias relevantes entre las ofertas de las tres instituciones finalistas. Han tenido que primar, por tanto, otros criterios a la hora de la adjudicación. De las conversaciones con unos y otros a lo largo de estos últimos días se coligen tres razones principales por las que Ibercaja se ha podido quedar a verlas venir. Obviamente no es una lista numerus clausus. Seguro que hay muchas más que a un servidor se le escapan. Pero valga este terceto como punto de partida.

Primero. De Guindos no quería. El Ministro de Economía y Competitividad ha repetido por activa y por pasiva a quien ha querido escucharle que eran los bancos cotizados quienes tenían que liderar el proceso de consolidación. Como es sabido, tiene un objetivo doble en relación al sistema financiero: saneamiento y transparencia. Su obsesión respecto a esta última le viene de su fugaz paso por PwC, donde su negativa a dar por válidos determinados informes le llevaron a abandonar el liderazgo de la división financiera de la firma auditora para aterrizar en el Instituto de Empresa. Desde ese punto de vista, la caja contaba, de partida y aún sin saberlo, con muchas menos posibilidades que sus alter egos.

Segundo. La apuesta del ministerio es por la rentabilidad, criterio fundamental a la hora de la adjudicación. No ha querido repetir la errada potenciación del tamaño que caracterizó el primer FROB y que ha culminado con la mayoría de las entidades que participaron él nacionalizadas o con serias dudas sobre su viabilidad financiera sin la ayuda del estado, el BCE o la mejora del ciclo. Muchas cuentas de resultados no soportan una caída del margen de intereses de forma simultánea al aumento del coste de financiación y a la necesidad de provisionar la creciente morosidad. Ibercaja-Caja3 es viable en solitario pero a duras penas puede asumir la integración de una de las “dolientes”. Su 48% de cartera hipotecaria sobre el saldo total del crédito le resta margen de maniobra y complica la mejora del retorno en cantidad suficiente como para afrontar el deterioro asociado a cualquier compra. No ocurre lo mismo en bancos más diversificados geográficamente o por áreas de negocio.

Tercero. Necesidad de romper con las servidumbres políticas. De hecho, junto con el volumen del activo, dar satisfacción a algunos dirigentes de comunidades autónomas fue el criterio principal que se utilizó para el cierre de los primeros acuerdos de fusión entre cajas a través de esa criatura que pasará a la Antología del Disparate bancario que fueron los SIPs. Ya no hay tiempo, ni ganas, de contentar a nadie. Se ha impuesto un criterio profesional que ha dejado a Ibercaja compuesta y sin Unimm y donde dije digo, digo Diego. No solo eso. Ha alterado sustancialmente su condición, quitándole el cartel de depredadora, dado el tamaño de las otras entidades que quedan por nacionalizar. Todo los más llegará a acuerdos paritarios en los que uno más uno será difícil que sumen dos. Veremos.

Queda una pregunta final, ¿por qué el interés del BBVA en Unimm? El rational de la operación para la firma es difícil de entender ya que apenas aporta volumen y no le soluciona el problema de cuota en Catalunya. ¿Entonces? En ese "piensa mal y acertarás" que uno se tiene que poner para entender lo que se cocina en los distintos despachos, a un servidor se le ocurren hasta cuatro maldades: que forme parte de una 'hoja de ruta' pactada con quien corresponda, principio de una estrategia a la Mariano Rubio que hasta ahora se había echado en falta; que el banco quiera analizar de primera mano la realidad de balance de una entiidad catalana como paso previo a la compra de CX Caixa, verdadero objetivo; que haya querido sacrificar un peón a ver cómo reaccionan sus competidores, La Caixa y Santander principalmente; o que con esto quiera cumplir el expediente, a mí ya que me dejen en paz que me quedo con mi innovation, transformation y locomotion. ¿Con cuál se quedan?

La semana pasada, cuando todo el pescado parecía vendido e Ibercaja se frotaba las manos ante la posibilidad cierta de hacerse con Unimm, la subasta se dilató inesperadamente una siete días más. La estupefacción invadió los despachos de la caja aragonesa. Nadie entendía qué era lo que estaba pasando. Caja3 era, de acuerdo con las conversaciones con el supervisor, el peaje a pagar para aspirar a metas mayores, asumibles por la entidad e inmediatas en el tiempo. Olía catalán que mataba. Algo había fallado. Y de qué manera. Muy a su pesar, Popular y BBVA volvieron con fuerzas renovadas a una puja que se resolvió ayer en favor de la segunda. La renuncia a exigir capital y/o líneas de liquidez inclinó la balanza a su favor frente al otro finalista bancario. El esquema de compra recordaba, por lo demás, al establecido en Sabadell-CAM. Salvando las distancias, claro está.