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Así actuará en España el BCE: ahogo primero, auxilio después
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Alberto Artero

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Así actuará en España el BCE: ahogo primero, auxilio después

En la inusual columna del pasado domingo traté de hacer una aproximación a por dónde pueden ir los tiros para España en el futuro inmediato (V.A.

En la inusual columna del pasado domingo traté de hacer una aproximación a por dónde pueden ir los tiros para España en el futuro inmediato (V.A. Siete días críticos, ¡salvad al soldado España!, 20-05-2012). Una reflexión basada más en el sentido común, al calor de las declaraciones de unos y otros, que en datos ciertos. En esencia lo que la columna venía a decir era: uno, España debe presentar un plan definitivo y creíble a Europa; dos, será la condición inexcusable para que ésta, directa o indirectamente a través del BCE, le eche una mano sin que afecte sustancialmente a deuda y déficit; y tres, aunar temporalmente lo inmediato de los recortes con la dilación en manifestar sus resultados de las políticas de crecimiento pasa por un retraso de la implantación del Pacto Fiscal de la Eurozona de 2013 a 2015.

Bien. Entonces la única pista reveladora era la actitud de Mario Draghi rechazando reactivar el SMP, esto es: las compras de renta fija española en el mercado secundario a fin de aumentar su precio, disminuir la rentabilidad implícita y bajar el diferencial con Alemania. Una iniciativa, por cierto, de escaso éxito hasta ahora pues apenas sirve como cataplasma en los momentos en que se dispara febrilmente la prima de riesgo. ¿Cuál es la razón última de esta negativa? Decíamos hace unos días que “la época del apoyo ‘gratuito’ ha llegado a su fin, entre otras cosas, por el miedo alemán a los desequilibrios acumulados en su balance”. 'Ya está bien de dar dinero sin contraprestaciones que no solo no resuelve los problemas sino que los dilata y agrava en el tiempo', es el mensaje que llega a la sede del organismo en Frankfurt desde el vecino Bundesbank con su correspondiente fanfarria alarmista del riesgo asociado al Target-2, a la falta de colateral, a la ineficacia de los LTROs y similares (V.A, Alemania se planta ante el BCE: en juego, el 20% de su PIB, 07-03-2012).

Pues bien, lo que hace pocos días eran meras intuiciones se han convertido en certezas. En primer lugar están las declaraciones a la vuelta de la Cumbre de la Otan de Rajoy tirando piedras en el tejado de todos los españoles, al rechazar los eurobonos y mantenerse firme en el calendario del plan de austeridad. Una pose que solo se entiende como vía para obtener contraprestaciones. Solo le faltaba al bueno de Mariano alinearse con Merkel y contra sus votantes. No se dejen engañar, hay gato encerrado. A ello hay que unir las declaraciones de Obama y del propio Presidente exigiendo que el BCE intervenga para aliviar la tensión que afecta a la deuda pública de nuestro país, aun a sabiendas que la política fiscal (empleo) escapa de su mandato (inflación), frente a la dualidad de la Reserva Federal. Blanco y en botella. Si cumplimos, ni Alemania ni Draghi podrán sustraerse al clamor popular. Eso es lo que está en la mente de las autoridades españolas.

De lo que no se dan cuenta, sin embargo, es que no va a ocurrir hasta que perfeccionen la condición previa. Y que ésta requiere pecar por exceso, de modo que no haya sorpresas negativas como hasta ahora, y no por defecto. La gran sorpresa en términos de reformas y ajustes está aún por llegar. De hecho, en las últimas 48 horas he tenido la suerte de departir en persona con el economista jefe de un gran banco europeo, con el estratega de un hedge fund de referencia en la City y con los analistas de deuda de una de las mayores gestoras de fondos a nivel mundial y, en las tres reuniones afloró el mismo concepto: “conditionality”. Pensamiento común: dicho apoyo se materializará y, cuando ocurra será definitivo, si y solo si hay contrapartidas serias en su planteamiento y factibles en su ejecución por parte de nuestros dirigentes. Conditionality. Sin ellas, Alemania mirará hacia otro lado. Y el BCE también.

Lo cual nos lleva al encabezamiento de este post. La única manera que los ‘rescatadores’ tienen de presionar para que esto ocurra es dejando que se hunda nuestra renta fija soberana, negando cualquier auxilio por el camino. Encarecer la financiación para provocar una reacción. Ahí fuera entienden mal la manera en que nuestros gobernantes se empeñan en llevar a España al matadero. El porqué, sabiendo lo que tienen que hacer, no lo hacen. Su facilidad para defraudar expectativas sistemáticamente y quedarse cortos. Su incapacidad de comprender que la tolerancia a la frustración de los ciudadanos tiene un límite. El tiempo les ha demostrado que solo llevando a profesionales de la política, como los que rigen nuestro destino, a situaciones extremas pueden extraer de ellos un deje de estadistas, un atisbo de algo que sea duradero y vaya más allá de la siguiente elección. Desgraciadamente son los mayores acreedores de nuestro país, están en su derecho. Lo triste es que, como a los peores morosos, nos tengan que apretar así. ¿No creen?

En la inusual columna del pasado domingo traté de hacer una aproximación a por dónde pueden ir los tiros para España en el futuro inmediato (V.A. Siete días críticos, ¡salvad al soldado España!, 20-05-2012). Una reflexión basada más en el sentido común, al calor de las declaraciones de unos y otros, que en datos ciertos. En esencia lo que la columna venía a decir era: uno, España debe presentar un plan definitivo y creíble a Europa; dos, será la condición inexcusable para que ésta, directa o indirectamente a través del BCE, le eche una mano sin que afecte sustancialmente a deuda y déficit; y tres, aunar temporalmente lo inmediato de los recortes con la dilación en manifestar sus resultados de las políticas de crecimiento pasa por un retraso de la implantación del Pacto Fiscal de la Eurozona de 2013 a 2015.