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Luis Linde, un Benedicto XVI para el Banco de España
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Alberto Artero

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Luis Linde, un Benedicto XVI para el Banco de España

Luis María Linde es el nuevo Gobernador del Banco de España. Un nombramiento atípico toda vez que su mandato tendrá que concluir, por motivos de edad,

Luis María Linde es el nuevo Gobernador del Banco de España. Un nombramiento atípico toda vez que su mandato tendrá que concluir, por motivos de edad, antes de tiempo. Cumple los 70 en 2015, año en que forzosamente tendrá que cesar de su cargo de acuerdo con lo establecido estatutariamente. Quizás sea lo más llamativo de su elección, toda vez que, si algo requiere el organismo supervisor en la actualidad, es estabilidad tras el maremágnum que ha rodeado a la institución en los últimos tiempos. Una curiosidad que tal vez, quizás, acaso tenga su razón de ser. Elucubremos.

Luis de Guindos ha optado por un profesional, en el sentido estricto del término, para cerrar una etapa nefasta y poner orden. Precisamente lo que necesita ahora esa 'casa'. En cierto modo su designación recuerda a la elección de Benedicto XVI después de la vorágine que caracterizó el papado de Juan Pablo II. La nominación supone, como en el caso del alemán, una apuesta por la serenidad, la solidez intelectual, la experiencia interna, la moderación en las formas y la firmeza en los postulados, ingredientes todos ellos imprescindibles para afrontar un periodo de transición como el que vivía entonces la Iglesia y ahora el BdE. Desde ese punto de vista, la decisión parece un acierto a priori.

Los primeros comentarios advierten de la ingente tarea que le espera desde ya en relación con los problemas de solvencia y liquidez que afectan al sistema financiero español. Eso es indudablemente lo más urgente y cuenta con la suficiente preparación y determinación para afrontarlo. No en vano, están sobre la mesa numerosas cuestiones, candentes todas ellas. Desde resolver la enrarecida relación con el Banco Central Europeo, pasando por concretar el futuro de las entidades financieras ya nacionalizadas o de aquellas que aún están en la cuerda floja, hasta lidiar con las conclusiones de los que han sido elegidos para desempeñar actividades que competen naturalmente a cualquier banco central y que, paradójicamente, son tutelados por personal del BdE.

Una relegación y usurpación de funciones que se deriva de la pérdida de prestigio y credibilidad del Banco de España durante los cinco años de mandato de Miguel Angel Fernández Ordoñez. Urge revertir este proceso de paulatina desnaturalización recuperando, por encima de todo, el único principio rector que legalmente define la actividad de la institución: su autonomía, consagrada por la Ley 13/94 del mismo nombre de uno de junio de ese año. La independencia en el “desarrollo de su actividad y cumplimiento de sus fines” se había perdido por mor de la vis política del anterior gobernador, más preocupado en ver la mota de las reformas ajenas que la viga en las propias.

Frente a la perentoriedad de lo inmediato, este será su reto más importante, el que dará o no valor a su labor. La razón, en última instancia, de su llegada. Para ello tendrá que atacar tres frentes simultáneamente: el internacional, con objeto de restablecer la confianza de analistas e inversores en la entidad que gobierna; el nacional, retomando el papel que le corresponde en la ordenación bancaria española, de acuerdo con el mandato legal que tiene encomendado; y el interno, donde urge restablecer la dignidad de un cuerpo de inspectores maltratados y cuestionados en los últimos años. En definitiva, volver a lo esencial en términos de funcionamiento y relaciones.

Requerirá de un apoyo adicional: el político. El deterioro de las relaciones entre ejecutivo y Banco de España ha pasado, sin duda, factura a nuestro país. Es momento de que cada uno vuelva a atribuirse el rol que le corresponde. De ahí que sea tan importante el consenso PP-PSOE en la designación, si verdaderamente se quieren sentar unas bases de futuro para el supervisor de acuerdo con su mejor pasado.. No en vano, Luis Linde el Breve concluirá su mandato coincidiendo con el teórico final de la legislatura de Mariano Rajoy, si es que la completa. Se trata de una apuesta temporal, cuando menos, arriesgada. Nuevo factor de incertidumbre. 

Algunos creen que es una maniobra 'popular' para asegurarse un gobernador afín hasta 2021. El maquiavelismo del poder. No sé. Pueden pasar tantas cosas de aquí a 2015 que no es una apuesta, ni mucho menos, segura. Si se confirma un consenso entre los dos grandes partidos en la figura de Soledad Núñez como Subgobernadora, podría ser que estuviéramos ante un punto y aparte en la componenda partidista para la elección del Gobernador del Banco de España, cimiento necesario para reconstruir el prestigio de la 'casa' sobre roca. ¿Seguro? Por poner un poco de ‘buenismo’ al análisis que no quede...

Buen fin de semana a todos.

Luis María Linde es el nuevo Gobernador del Banco de España. Un nombramiento atípico toda vez que su mandato tendrá que concluir, por motivos de edad, antes de tiempo. Cumple los 70 en 2015, año en que forzosamente tendrá que cesar de su cargo de acuerdo con lo establecido estatutariamente. Quizás sea lo más llamativo de su elección, toda vez que, si algo requiere el organismo supervisor en la actualidad, es estabilidad tras el maremágnum que ha rodeado a la institución en los últimos tiempos. Una curiosidad que tal vez, quizás, acaso tenga su razón de ser. Elucubremos.

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