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Una 'Rebelión a Bordo' se gesta en el Banco de España
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Alberto Artero

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Una 'Rebelión a Bordo' se gesta en el Banco de España

La llegada de Luis María Linde como nuevo Gobernador del Banco de España no ha logrado calmar las revueltas aguas por las que navega la institución

La llegada de Luis María Linde como nuevo Gobernador del Banco de España no ha logrado calmar las revueltas aguas por las que navega la institución en general y el cuerpo de inspectores en particular. El nefasto legado de Miguel Angel Fernández Ordoñez y, sobre todo, de Javier Aríztegui, al que dentro de la casa se acusa de ser el principal responsable del desastre, se mantiene intacto y no son pocas las voces internas que advierten que, de no corregirse el rumbo, será imposible que el banco central recupere parte alguno del crédito perdido con su gestión de la crisis. La fuga de talento puede no haber hecho sino comenzar. Esta Bounty amenaza Rebelión a Bordo.

Los más viejos del lugar hablan de un deterioro paulatino cuyo origen se remonta a 1992 cuando Mariano Rubio se encontró con la negativa de sus subordinados a mirar a otro lado en el llamado Caso Ibercorp. Transcurridos catorce años desde el nacimiento del Servicio de Inspección –con anterioridad tal tarea era ejercida por personal ‘veterano’ dentro de cada institución financiera- y cuatro después de la promulgación de la Ley 26/88 de Disciplina e Intervención de Entidades de Crédito, la tarea ya fue identificada como una amenaza para esa elite extractiva de la que tan acertadamente hablaba ayer César Molinas en El País, en una pieza de enmarcable lectura que coincide con otra digna de atención de The American Conservative: Tyranny of Merit escrita por Samuel Goldman.

A partir de ese punto el ímpetu que acompañó su creación fue languideciendo y buena parte de los pilares sobre los que había de asentarse su actividad, sobre todo los de independencia y rigor, se desvanecieron progresivamente. En la batalla entre Servicio de Estudios e Inspección, el primero ganó la batalla. Como si la aportación estadística o editorial tuviera que primar sobre el control de las entidades. Aumentó exponencialmente el personal auxiliar, se eliminó para buena parte de las vacantes el requisito de la oposición y se relajaron los procedimientos. Entró la política y con ella, la promoción o el ostracismo en función de la sumisión al dictado del superior. Se convirtió en prioridad el control de la información y surgió de modo inevitable la paranoia de las filtraciones.

Algo que ha durado hasta nuestros días. Aún se recuerda con sorna en la caja la aprobación inicial de planes de viabilidad de los distintos SIPs cuando cada uno de ellos descansaba… ¡en un escenario macro distinto! Las consecuencias de ese café para todos a la vista están. O cómo muchos modelos financieros de instituciones ahora pública o privadamente rescatadas fallaban en el cálculo de parámetros básicos de su modelo financiero sin que esto condujera a cuestionar su gestión. Para qué. Por no hablar de esa irregular actualización de balances de una fusión catalana de cajas que llevó a la creación irregular del concepto ‘multigrupo’ para justificar lo injustificable, eso sí, previo corte de cabeza del inspector insumiso cuyo sustituto no tardó en subir por la escalera de poder.

Los que vieron con alivio la llegada de Linde como gobernador del Banco de España, profesional conocedor de la casa y sus dinámicas, se han sentido más que defraudados al contemplar que mantiene en el cargo al antiguo Director de Supervisión, Jerónimo Martínez-Tello, cómplice necesario de todo lo anterior. Más aún cuando el Cuerpo de Inspectores ya había trasladado su preocupación a Luis de Guindos en el otoño de 2011. Sin noticias de Gurb. Su única esperanza descansa ahora en la Proposición no de Ley presentada por UPyD, exacta a otra similar del PP de la legislatura anterior, en la que se pide simplemente que se reconozca su papel como alerta de los agujeros del sistema sin posibilidad de represalias y que se fijen sus funciones y procedimientos como vía para asegurar su utilidad. ¡Cómo no estará de deteriorado el percal para que se haya llegado a este punto!

En fin, así son las cosas y así se las estamos contando. Avanzamos poco, la verdad.

Buena semana a todos.

La llegada de Luis María Linde como nuevo Gobernador del Banco de España no ha logrado calmar las revueltas aguas por las que navega la institución en general y el cuerpo de inspectores en particular. El nefasto legado de Miguel Angel Fernández Ordoñez y, sobre todo, de Javier Aríztegui, al que dentro de la casa se acusa de ser el principal responsable del desastre, se mantiene intacto y no son pocas las voces internas que advierten que, de no corregirse el rumbo, será imposible que el banco central recupere parte alguno del crédito perdido con su gestión de la crisis. La fuga de talento puede no haber hecho sino comenzar. Esta Bounty amenaza Rebelión a Bordo.

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