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AENA, Iberia y la destrucción del mejor activo de España
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Alberto Artero

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AENA, Iberia y la destrucción del mejor activo de España

Tiempos viejos, tiempos salvajes para la industria aeroportuaria en España. Al proceso de saneamiento de Aena, propietaria de las infraestructuras, con objeto de mejorar su rentabilidad

Tiempos viejos, tiempos salvajes para la industria aeroportuaria en España. Al proceso de saneamiento de Aena, propietaria de las infraestructuras, con objeto de mejorar su rentabilidad de cara a una posible venta, se une la crisis que atraviesa Iberia, compañía de bandera que acumula pérdidas operativas ejercicio tras ejercicio desde hace ya cinco. No es de extrañar. Ya lo dijo Sir Richard Branson al comprar Virgin Airways: ‘¿Qué se necesita para llegar a ser millonario? Ser multimillonario y adquirir una aerolínea’. Proféticas palabras, oráculo de inversor.

Ambos procesos participan de una serie de características comunes: llegan tarde, se están gestionando inadecuadamente, no van a solucionar los problemas de fondo y, sin embargo, sus consecuencias para la consideración de España como centro de transporte internacional van a ser notablemente… negativas con importantes implicaciones para el conjunto del país. 

Por partes:

Estamos ante dos modelos de corporación sustancialmente distintos: uno público, al que los españoles exigen que no consuma ni un euro más de sus impuestos, y otro privado, en el que los accionistas de referencia han dicho basta. Sin embargo, no se trata de un problema particular o administrativo. Hay mucho más en juego: el que España esté en el mapa con la importancia que se merece o no. Se está jugando con fuego. De ahí la dificultad de conciliar el interés de Aena e Iberia con el del conjunto del estado. A corto plazo, 2014 at best en el caso de Iberia, puede que el retorno de ambas empresas vuelva a números negros. Pero, ¿a qué precio? Se hace más perentoria que nunca la acción del ejecutivo a la hora de establecer unas salvaguardas que no den la puntilla a una de nuestras principales fuentes de ingresos sin interferir innecesariamente en los procesos actualmente en curso. 

Pero, mientras Willie Walsh como máximo responsable de la fusionada y el propio Vargas han mantenido ya contactos para coordinar sus respectivas, sangrantes y probablemente imprescindibles acciones, Ana Pastor pide tiempo, Báñez maquillaje de despidos, Soria conservar ingresos turísticos y De Guindos le ha cargado el mochuelo a García Legaz. Viva la coordinación. Cuando se despertó, la muerte anunciada se había consumado. Ojalá que no.

Así están las cosas y así se las estamos contando.

Tiempos viejos, tiempos salvajes para la industria aeroportuaria en España. Al proceso de saneamiento de Aena, propietaria de las infraestructuras, con objeto de mejorar su rentabilidad de cara a una posible venta, se une la crisis que atraviesa Iberia, compañía de bandera que acumula pérdidas operativas ejercicio tras ejercicio desde hace ya cinco. No es de extrañar. Ya lo dijo Sir Richard Branson al comprar Virgin Airways: ‘¿Qué se necesita para llegar a ser millonario? Ser multimillonario y adquirir una aerolínea’. Proféticas palabras, oráculo de inversor.