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¡Eureka! Nace la esperanza española en las agencias de 'rating'
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Alberto Artero

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¡Eureka! Nace la esperanza española en las agencias de 'rating'

Curiosamente, cuando la crítica sanguinolenta a las agencias de rating -procedimiento y conclusiones- parecía definitivamente superada, han coincidido a ambos lados del Atlántico dos textos poniéndolas

Curiosamente, cuando la crítica sanguinolenta a las agencias de rating -procedimiento y conclusiones- parecía definitivamente superada, han coincidido a ambos lados del Atlántico dos textos poniéndolas a caer de un burro. Qué quieren que les diga, no me extraña. Resulta asombroso cómo, con la de pasta que han hecho perder con sus erradas recomendaciones a millones de inversores alrededor del planeta, el oligopolio formado por Moody´s, S&P o Fitch aún mantiene su statu quo y goza de predicamento entre reguladores e inversores. Cuántas denuncias caídas en saco roto, la verdad... (Valor Añadido, "Lágrimas de cocodrilo por el rating: nadie metió mano a Standard & Poor´s", 16-01-2012).

La parte española nace de la colaboración entre profesores de la Politécnica de Madrid y de la UDIMA, universidad privada a distancia que ha auspiciado su publicación. En ‘Las hijas de Elena: la triple A’ los autores censuran la colusión de intereses, el oscurantismo metodológico, la inconsistencia en las calificaciones y la omisión de responsabilidades de estos agentes a los que no duda en calificar de "señores de horca y caudillo que condicionan la vida y hacienda de emisores y compradores". No es la única joyita literaria que nos regala. El documento está trufado de perlas de una agresividad sorprendente para el ámbito en el que se elabora. Se divertirán.

La canadiense Yves Smith, por su parte, critica en su blog Naked Capitalism la excesiva dependencia por parte del mercado de la opinión de estos actores, que se debe a un absurdo mejor un mal criterio que ninguno. Bonita norma vital de actuación. Tras acusarlas explícitamente de chantajear al mismísimo Congreso de los Estados Unidos y enumerar, por medio de la entrada de un tercero, una amplia relación de críticas razonables a su actividad (cuya lectura, pese a la reiteración, es más que recomendable), defiende abiertamente la implantación de un modelo Open Source que evite o subsane buena parte de tales objeciones (Naked Capitalism, "Can Open Source Ratings break the Ratings Agency Oligopoly?", 30-12-2012).

Interesante esto último. Estaríamos hablando de una revolución que se trataría de una suerte de back to the logical tan perdido en esta industria, toda vez que incorporaría unos requisitos mínimos sorprendentemente inexistentes en la estructura actual como competencia entre agencias, responsabilidad por las notas erradas, independencia frente a emisor público o privado, transparencia en el método, consistencia como elemento discriminatorio de valía o vigencia temporal.

Krassimir Petrov, el invitado de Yves, pone como ejemplo de Open Source en este ámbito el llamado Public Sector Credit Framework, vigente en Estados Unidos desde mayo de este año (FT Alphaville, "Monte Carlo-simulated sovereign credit", 02-05-2012). Un sistema abierto y de acceso libre que faculta el que, cualquiera que cuente con capacidad suficiente de análisis, pueda mejorar la metodología de calificación de un emisor municipal o soberano introduciendo las variables que considere oportunas. Por su parte, los potenciales interesados que quisieran profundizar en el estudio, en una segunda fase, tendrían que pagar por el research.

Esta idea me ha recordado el modo de facturar de Axesor, compañía que antes del verano obtuvo la autorización para actuar como agencia de rating a nivel europeo, y que ha replicado el modelo de cobro de su negocio tradicional: el pago por informe comercial. Yo trabajo por mi cuenta y, si usted quiere la información, págueme por ella. Así se evita el conflicto de intereses con el emisor, cornudo y apaleado en esta fiesta. Un hito histórico que ya se ha concretado en 74 calificaciones crediticias de buena parte de los componentes del mid-market cotizado español (no califican ni firmas del IBEX ni financieras) de las que dos disfrutan de AA, 4 de A y 10 de BBB, esto es: se encuentran en investment grade.

Se trata de una aventura que un servidor está siguiendo con interés por un triple motivo: la necesidad para el conjunto del ecosistema financiero de que se mantenga un seguimiento de compañías de mediana capitalización en un momento en el que buena parte de las casas de análisis están de retirada; las facilidades para su financiación que la emisión de estos juicios puede proporcionar, ahora que el crédito bancario es, para muchas de ellas, un lejano sueño; y la posibilidad de romper esa absurda equivalencia en la calificación Reino de España-compañía que tanto daño está haciendo a una parte de nuestras empresas, tanto locales como multinacionales.

No deja de ser un oasis en medio del desierto de la extraña inercia y la absurda complacencia que gobiernan la actividad del sector. Pero a andar se aprende andando, ¿no creen?

Curiosamente, cuando la crítica sanguinolenta a las agencias de rating -procedimiento y conclusiones- parecía definitivamente superada, han coincidido a ambos lados del Atlántico dos textos poniéndolas a caer de un burro. Qué quieren que les diga, no me extraña. Resulta asombroso cómo, con la de pasta que han hecho perder con sus erradas recomendaciones a millones de inversores alrededor del planeta, el oligopolio formado por Moody´s, S&P o Fitch aún mantiene su statu quo y goza de predicamento entre reguladores e inversores. Cuántas denuncias caídas en saco roto, la verdad... (Valor Añadido, "Lágrimas de cocodrilo por el rating: nadie metió mano a Standard & Poor´s", 16-01-2012).