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215.000 millones en multas: la banca mundial sufre, la española indemne
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Alberto Artero

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215.000 millones en multas: la banca mundial sufre, la española indemne

Aunque la relación de casos es de lo más variado, la venta ‘engañosa’ de determinados productos y la manipulación de precios del mercado son los supuestos más frecuentes

Foto: Imagen de la zona financiera de Canary Wharf en la City londinense. (Reuters)
Imagen de la zona financiera de Canary Wharf en la City londinense. (Reuters)

La cifra es escalofriante.

En los últimos siete años, veinte de las principales instituciones financieras mundiales han desembolsado 215.000 millones de euros para hacer frente a sanciones y compensaciones derivadas de sus malas prácticas en banca comercial y corporativa. Aunque la relación de casos es de lo más variado, la venta ‘engañosa’ de determinados productos y la manipulación de precios del mercado son los supuestos más frecuentes.

Litigation’, el vocablo de moda que mete miedo a la banca como recordamos aquí mismo hace ahora un año.

El importe es equivalente a una cuarta parte del PIB español, y lo que te rondaré morena.

Siguen múltiples procesos abiertos, tanto en el ámbito judicial como en el administrativo, que pueden elevar sustancialmente la cuantía final. Es evidente que son desembolsos que afectan a la cuenta de resultados de las firmas condenadas y, por ende, a su rentabilidad y a sus posibilidades tanto de financiación a terceros como de recapitalización propia.

Vienen acompañados, además, de una nueva oleada regulatoria que amenaza con deprimir aún más los retornos para sus sufridos inversores, más allá de propiciar otros efectos colaterales como la falta de liquidez en algunos activos por la ausencia de contrapartidas que antes daba la banca.

Con ello se pretende un cambio de cultura que los incentivos a corto plazo para accionistas y ejecutivos todavía hacen difícil.

Ya saben, la esperanza es lo último que se pierde.

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(Fuente: Reuters)

Lo sorprendente es que se trata de un fenómeno que parece afectar únicamente al mundo anglosajón (vid supra) cuando, llegados a este punto, es difícil concluir que la mala praxis no ha sido generalizada.

Vaya que sí.

Hasta el punto de llevarse por delante entidades señeras en casi todos los países desarrollados con el correspondiente coste para los tesoros públicos en términos de capital y/o ayudas.

Se podría encontrar justificación a esa limitación espacial –circunscrita a Reino Unido y Estados Unidos, principalmente– en el hecho de que los grandes centros financieros son los que son y están situados donde están. Pero no sería un argumento válido para los disparates que se han cometido, en muchos casos, que no todos, en el retail tanto en el ámbito bancario como en el asegurador.

¿Por qué esa inmunidad del resto?

Se nos ocurren varias razones formales a bote pronto, al menos para el caso de España, con las que servidor no está necesariamente de acuerdo: en primer lugar, la necesidad de apuntalar un sistema que sale trastabillado de la crisis y al que no se le pueden poner palos adicionales en las ruedas; la creencia, en segundo término, de que los nuevos requisitos de capital y solvencia actúan por sí solos como una suerte de castigo que afecta de manera más severa a quienes peor lo hicieron en el pasado; tres, la triste ausencia de órganos de investigación que permitan extender las responsabilidades de individuos concretos –que son usados como cabezas de turco– a corporaciones enteras; cuarta razón, el deficiente funcionamiento de la justicia española, que se convierte en el cauce idóneo para dilatar o evitar cualquier castigo y convierte en inconveniente el pacto como estrategia; en quinto y último lugar, la existencia de ángeles caídos a los que demonizar, que son usados como salvaguarda de quienes se han librado por la campana, cortina de humo de extraordinaria eficacia.

¿Justo, injusto? Más bien lo segundo si bien el equilibrio es siempre difícil.

Porque si, al final el paganini es el ciudadano, por la vía directa o indirecta, la compensación a las arcas públicas y privadas de aquellos bancos o cajas que se saltaron la norma o abusaron de ellas debiera ser obligatoria más allá de su contribución al Fondo de Garantía de Depósitos.

De acuerdo.

Pero ¿hasta qué límite? El defecto incomoda socialmente pero el exceso puede perjudicar, en última instancia, a quien dice proteger.

En fin, interesante debate intelectual que queda abierto a sus opiniones.

La cifra es escalofriante.

Sistema financiero Reino Unido Multa